Análisis: ¿Qué debería hacer ahora Movistar?

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Valverde podría ser, paradójicamente, el rival más peligroso de Froome

Nicolás Van Looy / Ciclo21

El abandono de Tejay Van Garderen, aquejado de migrañas en la primera etapa alpina de este Tour de Francia 2015, ha dejado a Alejandro Valverde en una merecidísima tercera posición momentánea en la clasificación general. El murciano, que sigue –no nos cansamos de repetirlo– envejeciendo como los buenos vinos, está completando su mejor Tour de Francia hasta el momento. Bien porque ha llegado a esta edición de la Grande Boucle con mejores piernas que nunca, bien porque encontrarse liberado de la presión de encabezar las huestes de Movistar le esté permitiendo rodar con las ideas más claras, el caso es que cada día que pasa su primer puesto de honor en su soñado Tour está cada vez más cerca. Faltará por ver, eso sí, si en los próximos tres días no sufre su también típico mal día alpino. Por el momento, las sensaciones que transmite el campeón de España permiten ser optimistas.

El problema –o la ventaja, depende de cómo lo queramos ver– es que Movistar tiene, además de a Valverde (3º) a su jefe de filas, Nairo Quintana, también situado en puestos de podio (2º) y, además, con un retraso de 3:10 sobre Froome y 59 segundos de ventaja sobre su compañero de equipo, a estas alturas de la película parecería que el boyacense es el único corredor que todavía puede inquietar al británico, máxime tras la caída ayer de Alberto Contador, ahora quinto a 6:40 del líder.

Ahora, claro, en el seno de Movistar deben de pensar muy detenidamente sobre cuál debe de ser su planteamiento táctico entre la salida de hoy en Gap y la llegada el sábado al Alpe d’Huez. Caben dos posibilidades (la tercera, que también trataremos, se antoja imposible). O bien adoptan una muy poco previsible –atendiendo a la costumbre de la estructura navarra– táctica ofensiva con Quintana para atacar el liderato de Froome o bien optan por una solución más conservadora que les asegure dos plazas en el podio final. Como decimos, existe una tercera vía, la más agresiva de todas: atacar a Froome con sus dos mejores hombres e intentar el doblete casi imposible, aunque eso suponga poner a Quintana y a Valverde ante un riesgo excesivo de perderlo todo.

Quintana lo lleva intentando ya algunos días, especialmente desde que la carrera pasara por el Macizo Central, pero sus ataques parecen, por el momento, más fuegos de artificio que movimientos con intención real de desbancar a Froome de lo más alto de la tabla clasificatoria. Valverde, por su lado, cumple una doble función: por un lado ha estado cubriéndose de Alberto Contador y, por otro, protegiendo a su jefe de filas, lo que le ha permitido, también –y sin haber entrado en peligrosas contradicciones tácticas como la de Majka y Contador ayer– situarse en esa privilegiada situación que ahora ocupa.

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Quintana, el más vigilado por Froome

Pero ha llegado el momento de decidir. La fortaleza extrema que está mostrando Froome en este Tour de Francia sólo tiene dos vías –descartando las nunca deseadas averías y caídas– de verse comprometida: bien ‘explota’ por una súbita falta de energía –poco probable– o bien se le hace ‘reventar’ a base de ataques en las rampas que todavía quedan. Descartada esa primera opción por lo poco probable que se antoja, la segunda, como ya decíamos antes, supone un importante riesgo para Quintana y Valverde. Supondría un desgaste infinito y, por supuesto, la probabilidad de caer en su propia trampa: ser víctimas de su propia pájara.

Ayer Movistar, la verdad, es que lo intentó, pero la fuga, en la que metió a Herrada y a Izaguirre, cogió demasiada ventaja como para pensar en un movimiento seco de Quintana para encontrarse con dos gregarios por delante. Por ello, el equipo tuvo que mandar –casi literalmente– a sus dos corredores para hacer más dura la subida del grupo de Froome, pero ciertamente llevar al de Nairobi a bloque en las rampas alpinas no parece que pueda ser una táctica que vaya a dar réditos.

¿Y Valverde? ¿Qué papel puede jugar de cara al amarillo? Pues, por mucho que el que esto escribe haya dejado dicho por activa y por pasiva que el Tour no está a su alcance, hay que reconocer que en estos momentos podría ser, paradójicamente, el ‘Movistar’ con más opciones de ganar la Grande Boucle. Con 4:09 perdidos respecto de Froome, está en el límite de ser un corredor peligroso o un elemento cuyos movimientos podrían entrar en el terreno de lo permisible para el líder. Sabemos, igual que lo saben en Movistar, que Froome y el resto del Sky va a saltar a la rueda de Quintana cada vez que este se ponga de pie sobre el sillín. Eso es un axioma innegable. Sin embargo, si la carrera se le pone de cara a Valverde y los Sky se tienen que desgastar lo suficiente como para dejar solo a Froome demasiado pronto, el británico tendrá que decidir a quién cubrir. Y ahí, gracias a esos minutos perdidos, es donde Valverde puede tener su gran ventaja. El murciano podría tener algún pequeño margen de movimiento y, si Contador, gran perjudicado por los movimientos de Valverde –que en ningún caso pueden calificarse como de poco deportivos, sino que han sido fruto de la defensa de sus propios y legítimos intereses–, no ejerce de cortafríos, la enorme clase y fortaleza que está demostrando en este Tour hacen que un amarillo de Valverde en este Tour no parezca una quimera tan grande como en años anteriores.

Todo dependerá, como ya hemos dicho, de qué quiera hacer Movistar. El periodista y el aficionado suele mirar únicamente el interés deportivo de todo el asunto, pero no debemos de olvidar que los responsables del equipo español deben de pensar también en el rédito económico del negocio y, sin duda, tener dos hombres en el podio es económicamente mucho más rentable que a ninguno… aunque ganar el Tour no se puede comparar con nada. ¿Ganará la prudencia o el sueño amarillo?

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