Armstrong: “Me siento como Voldemort”

Armstrong, en su entrevista confesa © noticiaaldia

Armstrong, en su entrevista confesa © noticiaaldia

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Desde que Lance Armstrong decidiera confesar todas (o no tantas) sus mentiras sentado frente a la reina televisiva Oprah Winfrey su figura ha sufrido un desgaste público inversamente proporcional al de la cantidad de informaciones que ha protagonizado. El suplemento dominical XLSemanal publica hoy una nueva entrevista con el no siete veces ganador del Tour de Francia en la que el periodista Tom Cary repasa cómo es la vida actual del americano.

En esa conversación, Lance Armstrong reconoce que se siente “como Voldemort, ese personaje de Harry Poter sobre el que no se puede hablar. Soy ese fulano al que todo el mundo finge no haber conocido”, aunque vuelve a insistir en que “todas aquellas cosas sucedieron. Todo el mundo sabe lo que pasó”.

Como suele ser habitual en esta época en la que se ve acosado por demandas y juicios, Armstrong no desaprovecha la ocasión para presentarse como una víctima. “He pasado por todo. Por una investigación gubernamental, una investigación criminal, una investigación civil, la amenaza del encarcelamiento por perjurio, las amenazas del organismo antidopaje de prohibirme volver a montar en bicicleta, libros escandalosos… Pero lo tengo todo atado. Hablo en serio. La situación no va a seguir así eternamente, no va a ser para siempre. No puede funcionar; la gente no es idiota”.

Le pregunta el periodista sobre las afirmaciones del excorredor Christophe Bassons, que llegó a mostrarse preocupado por la posibilidad de que Armstrong decidiera acabar con su propia vida. “Diga lo que diga, la gente va a pensar que soy un cabrón arrogante. Y bien, agradezco que Bassons se preocupe por mí, pero eso que dice del suicidio no tiene ningún sentido. Yo estoy bien”. Aunque, centrado como está en jugar al golf y evitar el exceso de exposición social, tira de humor negro y asegura que “eso sí que es para pegarse un tiro. ¡No hay forma de que mejore mis putos golpes!”.

Armstrong ha buscado ayuda profesional y visita periódicamente, junto a su compañera sentimental, a un psicólogo. “Todos podemos mejorar. Está claro que a mí me queda mucho camino por recorrer en ese campo. Reconozco que durante mucho tiempo fui un capullo absoluto. Durante 20 o 30 años estuve haciendo lo que me venía en gana, y todo cristo me reía las gracias sin parar. Eso complica mucho las cosas… Sobre todo cuando eres joven, en la primera adolescencia. Y luego llegan los éxitos, las victorias, el dinero, la fama, y no haces más que comerte el mundo. Así no hay quien aprenda a relacionarse debidamente con los demás”.

Pese a todo lo que ya ha contado y las cosas que se saben, en cada una de las entrevistas que concede Lance Armstrong en esta nueva etapa de su vida, ese “capullo arrogante” del que él mismo habla parece luchar por salir a flote. “hay cosas de las que no me arrepiento. Sí que lo siento por aquellos que creían en el deporte, que eran mis admiradores, que siempre me apoyaron y defendieron y que al final se sintieron traicionados. Es natural que me sienta muy arrepentido por todo eso. Pero las demás cosas son pura carnaza para la prensa. La cosa casi se ha convertido en una pequeña industria”.

Su mayor preocupación ahora, evidentemente, es ese juicio que le enfrenta al Gobierno de los Estados Unidos en la que “están pidiendo una indemnización de cien millones de dólares. Si se salen con la suya, ya puedo decirle adiós a este salón, a esta casa y a todo cuanto tengo. Me dejarían en la calle” aunque según su versión “no tiene mala pinta. En un caso de este tipo, el querellante tiene que dejar meridianamente claros los perjuicios causados al Gobierno federal. El servicio de correos en 2004 encargó unos estudios reveladores de que estaban sacándose cien millones de dólares al año gracias a mí. Hubo años en los que ganaron hasta veinte millones, incluso antes del comienzo de la temporada. Si uno ve estas cifras, es inevitable que se pregunte: ‘¿Dónde están los perjuicios?”.

En cuanto a su colaboración con la USADA se muestra contradictorio. A la vez que asegura no tener nada más que ofrecer a Tygart y a su equipo, Armstrong reconoce que podría tener más nombres almacenados en su memoria. “¿Qué quieren que haga? ¿Que dé más nombres? ¿Que acuse a otros más de haberse dopado? Yo ya no sé qué hacer. ¡Un poco de seriedad, por favor! Siempre puedo dar el nombre de esta u otra persona del US Postal, pero no sé para qué serviría. Para fastidiarle la vida a otro más, supongo… Pero, claro, si me preguntan de forma directa, voy a tener que dar una respuesta. Tampoco me siento obligado a proteger a otros. ¿A estas alturas? ¡Qué coño!”.

Según las palabras del propio Armstrong, el único motivo por el que quiere ese perdón es porque “en primer lugar, porque me gustaría competir en triatlón. Y, en segundo, porque la gente se ha quedado con la imagen de que soy el mayor estafador en la historia del deporte… y eso no es verdad”.

Enlace a la entrevista completa del suplemento XLSemanal

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