Bardet rompe y paga los platos

Preciosa etapa. La primera jornada de la París-Niza fue una de esas piezas que seguro pasará desapercibida en el balance del año, pero que cuando apagas la televisión, te quedas satisfecho ante unos instantes de buen ciclismo alineados con esa épica que tiene el corazón de Francia en estas fechas, una tierra castigada por un invierno húmedo, frío y desapacible, en medio de frondosos bosques, con lluvia como protagonista y una bóveda gris, amenazando descargar más agua en cualquier momento.

Y en estas que las primeras diferencias de la carrera se han marcado en una de esas jornadas que el aficionado medio desprecia por el mero hecho de ser llana. Sin embargo, cuando los corredores quieren gresca, es sólo necesario un giro mal dado para que todo se desencadene solo. Si los huecos abiertos en el bosque cercano a Versalles serán o no definitivos, lo veremos, por de pronto el hombre del Sky que viste de blanco, Sergio Henao, está ahí, marcando paquete ante los que serán rivales de su líder en julio.

Y entre esos rivales, Romain Bardet, el larguirucho e ilustrado ciclista francés que se distingue por dos cosas: su constante progresión en el Tour y la buena colección de puestos que tiene en carreras como la París-Niza. En uno de esos momentos de tensión, Bardet fue cortado. Supongo que presa de los nervios y la poca sangre que riega el cerebro en esos momentos, el de la Auvernia, no tuvo mejor idea que ayudarse de un coche para volver a entrar en carrera. Craso error, quizá no porque lo hiciera, es moneda común, y sí porque fue cazado.

Artículo completo de Joan Seguidor aquí

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