Descifrando a Nairo Quintana

Gonçalo Moreira conversa con Quintana en Colombia / © Gonçalo Moreira

Gonçalo Moreira / Ciclo 21

Nairo Quintana sonríe. Al aficionado europeo le costará entender por qué y tiene su lógica: Movistar es World Tour y Arkéa-Samsic está un peldaño por debajo; una correrá las tres grandes Vueltas y los Monumentos, la otra solo tiene garantizado el Tour de Francia; históricamente los de Eusebio Unzué ganaron 7 Tour, 4 Giro y 1 Vuelta y los de Emmanuel Hubert nunca ganaron una etapa en una grande.

Aun así Nairo sonríe. El colombiano vuelve a sentirse respaldado e ilusionado. El reto es volver al nivel del Giro de 2014 o de la Vuelta de 2016, el que en tres ocasiones le permitió subir al podio del Tour y que Eusebio Unzue no cre que pueda volver a alcanzar, como dijo en una entrevista reciente con El Confidencial.

El director general de Movistar también alabó la solidez de Nairo, que según el navarro no ganó el Tour porque tuvo la mala suerte de toparse con un Chris Froome de leyenda. Solidez es la palabra clave cuando se trata de Quintana, un atleta que si logra el podio de la Dauphiné se tornará el primer corredor de la historia en conseguir top 3 en las principales carreras de una semana –a Merckx le faltó País Vasco, a Rominger Cataluña y Porte tiene pendiente la Tirreno–.

Bernal y Superman López actores de reparto en el show de Quintana

El padre de Nairo Quintana junto a su hijo y Egan Bernal / © Gonçalo Moreira

Ciclo21 estuvo seis días entre Bogotá y Cundinamarca, en el centro de Colombia, con motivo del Gran Fondo Nairo Quintana. En varias ocasiones pudimos hablar con el de Tunja de manera informal, observarlo desde la distancia y vivir en primera mano la Nairomanía. Desde luego impacta ver un hombre distinto de su alter ego europeo. Don Nairo pasó de héroe deportivo a ser la voz de los campesinos, activista por los derechos de la mujer y defensor de las personas con discapacidades. En su Gran Fondo, por ejemplo, la participación del público femenino fue espectacular y también invitó gratuitamente a atletas de ciclismo adaptado que pudieron compartir sus experiencias en la rueda de prensa previa al evento.

Nairo Quintana es reservado pero en tres días de fiesta se desvivió por el Gran Fondo. La logística impresiona: 3 mil participantes y más de 15 mil visitantes llenaron las calles de Villa de Leyva, en la región de Boyacá. A la cita no faltaron el campeón del Tour de Francia, Egan Bernal, Miguel Angel Lopez y los guardaespaldas de Quintana en el Arkéa-Samsic, su hermano Dayer y Winner Anacona, así como referentes del ciclismo cafetero como Sergio Higuita, Álvaro Hodeg, Sebastian Molano, Hernando Bohorquez en un evento presentado por la periodista Goga Ruiz Sandoval. Las ausencias notables fueron de los atletas de Antioquia, los “paisa” Rigoberto Urán, Fernando Gaviria o los primos Henao.

Políticos, aficionados y ciclistas profesionales bailaron al ritmo de Nairo. Pero ser maestro de ceremonias no es su naturaleza. Las raíces ancestrales del pueblo Muisca invitan a la discreción. Tal como parte de sus conterráneos boyacenses, Nairo tiene en el ADN trazos característicos Muisca –tribu que ocupó el territorio entre Sogamoso (Norte) y Bogotá (Sur) hasta que fueron sometidos por los Conquistadores españoles en 1537–.

Esa herencia cultural sigue muy presente en el altiplano cundiboyacense y se nota en el silencio campesino. Para contextualizar recurrimos al trabajo realizado por la profesora Elba Rosa Camargo en municipios rurales de esta zona, por lo cual fue distinguida en los II Premios Nacional al Docente BBVA. Desplazada en un pueblo de Boyacá, la docente pasó meses sin lograr romper el hielo con sus alumnos. Estudiando la cultura local Elba Rosa Camargo recurrió a las coplas boyacenses –sobre todo utilizadas en la intimidad familiar y muy típicas en esta región– para finalmente conectar con los niños con tremendo éxito.

El postureo en redes sociales, las comparecencias ante medios de comunicación, las exigencias internas de comunicación de equipos y patrocinadores. Todo esto va contra la personalidad de Nairo Quintana y, en parte, ayuda a explicar porque la Nairomanía está localizada en Colombia. Nairo no es Peter Sagan, un fenómeno global de popularidad, de EE. UU. a Europa, pero también en Colombia donde el esloveno tiene su Gran Fondo en Cartagena de Indias a orillas del mar del Caribe.

Pasar página de Movistar

Nairo Quintana durante la Gran Fondo que lleva su nombre / © Gonçalo Moreira

Ciclo 21 habló con Nairo Quintana sobre su salida de Movistar, pero el de Tunja no quiso entrar en detalles y recordó los 8 años pasados en el equipo y las amistades que deja ahí. “La salida fue por cansancio mental de ambas partes, no hubo roces. Tenía una familia en Movistar independientemente de lo que pasaba en la carretera. Seguimos trabajando juntos en Colombia con la Fundación Movistar y como socios del Gran Fondo”, explica.

Después de dos épocas sin pisar el podio de una Gran Vuelta, quisimos saber si dentro de Nairo aún habita ese gen competitivo que no permite a los campeones pelear por objetivos menores. Una etapa en el Tour es todo un honor para un colombiano –Lucho Herrera fue el pionero en el Alpe d’Huez, en 1984– pero los ojos de Nairo siguen brillando cuando le preguntamos por la general, por los Campos Elíseos y por el sueño de traer el maillot amarillo a Tunja.

Ese maillot que Egan Bernal lució con naturalidad y sin arrogancia en estos días festivos en Villa de Leyva. El de Zipaquirá es un genio, un predestinado y hace con que todo parezca fácil. Su presencia en el evento desvela la gran amistad y admiración que siente por Nairo Quintana y aunque por el momento se sienta la reverencia del más joven hacía el veterano algún día empezará la Eganmanía porque Bernal tiene un perfil distinto de Nairo: es un showman con una sonrisa natural a lo Chaves, se expresa en varios idiomas y tiene un carisma capaz de manejar los hilos y los egos de un super equipo como Ineos sin aspavientos.

El reto de Nairo Quintana es doble: doblegar a la competencia como Bernal y contrariar las probabilidades ya que desde que hay Pro Tour/World Tour (2005) nunca un ciclista de un equipo de segunda división ganó una grande Vuelta. La opción por Arkéa-Samsic se debe al mayor control de su programa: “El equipo me ha dado varias cosas que me favorecen, ha hecho fichajes importantes, gente con experiencia, con potencia y por eso no tengo ni medo ni temor a nada. Me está dando las carreras que quiero y esperemos que sean las correctas para llegar al cien por ciento al Tour. El objetivo principal es el Tour«.

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