El amargo adiós de Leire Olaberria

Román Mendoza / Ciclo21

Todavía está en nuestras retinas el homenaje que el pelotón femenino rindió a Leire Olaberria en las pasadas Six Days Series de Mallorca, cuando todas las corredoras, con sus bicicletas levantadas, se despedían de la campeona guipuzcoana, que, de esta forma -inesperada para casi todos-, anunciaba su retirada de la competición, con el público aplaudiendo a la que ha sido la mejor ‘pistard’ española de los últimos años.



Una decisión que muy pocas personas conocían, incluso dentro del mismo Palma Arena. De hecho, en esos momentos, comentando la prueba en Eurosport, hablábamos de la que la maternidad había supuesto un acicate para la guipuzcoana desde el punto de vista de fortaleza física y mental… sin saber que estaba dando sus últimas pedaladas. Cuando se lo cuento, Olaberría se extraña. “Me sorprende que os sorprendiera. En la situación en la que estoy, sin esperanzas de estar en la selección y con la clasificación para los Juegos Olímpicos de Tokio comenzando en pocos meses, no tenía ningún sentido seguir compitiendo. Antes de iniciar la prueba, me tomé un café con Kirsten (Wild) y le dije mis intenciones. Fue un bonito detalle. ¿Despedida soñada? Nunca me han gustado las despedidas”.

Con Albert Torres

El principio del fin

El adiós de la fondista comenzó a gestarse en la concentración previa al Europeo de Berlín, el pasado mes de octubre, cuando le comunicaron que no iba a correr el ómnium, y que la madison no la haría con su pareja habitual de los últimos meses, su compañera de equipo Eukene Larrarte, sino con Ane Iriarte. “Pronto vi que no teníamos el nivel para competir, que técnicamente no dábamos el mínimo y se lo dije al seleccionador –Raúl Mena-, lo que generó una situación de bastante tensión. Siempre he procurado integrarme, ayudar a las jóvenes. Y hacerlo siempre desde el sentido común y el respeto. Pero no me gustó la actitud que había hacia mí por su parte. Si hubiera tenido veinte años, no habría pasado nada, habría corrido con Ane el Europeo aunque hubiésemos perdido todas las vueltas. Pero con cuarenta, hay cosas por las que no quiero volver a pasar”.

Olaberria nos dice que es cierto que estaba en un buen momento deportivo. “El esfuerzo que hice para volver ha sido muy grande. He estado entrenando cuatro o cinco horas diarias, pero viajando también por todo el mundo, cogiendo puntos para buscar esa opción de volver a estar en el Mundial. Corriendo con Eukene pruebas como los Seis Días, que incluso tienen muchas veces más nivel que las Copas del Mundo, pero al mismo tiempo viendo que no nos dejaban competir en algunas pruebas, como en Chile. Y todo ello buscando conseguir la plaza para el Mundial. Y con el esfuerzo de estar con mi hijo, al que le he llevado a todos los sitios, pero sin que afectara a mi rendimiento o al del equipo. Mi dedicación no se veía acompañada por parte del seleccionador, que era yo quien se estaba llevando todo el viento de cara. Y aunque nunca me ha gustado la polémica, esta vez no he podido darme la vuelta y mirar hacia otro lado”.

A principios de enero presentaba una denuncia ante el Comité de Competición de la Federación Española, “con el objetivo de poder correr el Mundial, porque estaba convencida, y lo sigo estando, de que han primado factores extradeportivos. Pero se hizo pública la lista para el Mundial sin que se hubieran respetado los tiempos para la resolución, por lo que ya no tenía ningún sentido y la retiré. Eso sí, al mismo decidí presentar una querella por lo penal, porque no se ha tenido en cuenta mi situación, mi maternidad, y ahora mismo estamos preparando la documentación. Esto es algo que va para largo, y es una pelea que no me apetece, pero es una situación que yo no he forzado. De esta forma, sin opciones de correr con la selección, y sobre todo sin ilusión por hacerlo, lo más lógico es que me retirase, porque hay otras muchas cosas que puedo hacer en la vida”.

Con Kirsten Wild

Un proyecto que perdura

Una de ellas es consolidar el proyecto de Gipuzkoa Ogi-Berri, que le llegaba cuando estaba embarazada y en el que se embarcó después de dar a luz a Javier. “Cuando surgió el proyecto de la Diputación, era todo un reto. Para mí, por volver a estar al máximo nivel, con ese sueño de poder estar en los Juegos Olímpicos. Pero sobre todo para ayudar a Eukene, una ciclista que siempre ha tenido mucha voluntad, y a la que quería prestar todo mi apoyo para que progresara y de cara a clasificar la madison. Pensaba que era una posibilidad bastante realista, de poder estar en Tokio. En este sentido, si me da un poco la impresión de dejarlo un poco a medias. Pero desde luego, el proyecto del equipo sigue y yo estaré allí, ya no como corredora, y ver como va evolucionando. Porque sigo pensando que si la Federación se lo plantea con seriedad, la madison femenina puede estar en Tokio. Y además, daría la plaza para el ómnium, que está bastante complicada por si misma. Y por supuesto, apoyar a Tania Calvo, también en su camino hacia los Juegos, y seguir la evolución de las corredoras jóvenes”.

Polifacética como pocas –graduada en Magisterio y Turismo, master en Gestión Deportiva– ahora quiere centrarse, “aparte de los proyectos que tengo con la Diputación, en acabar Dietética y Nutrición. La UCAM me dio una beca, y no pude terminarlo, pero es algo que siempre me ha interesado y ahora tengo la oportunidad”, nos comenta la corredora que reconoce sentirse ahora “más tranquila, más relajada, aunque siga pensando en la injusticia que se ha hecho conmigo”.

Y en la profunda decepción que todo ello le ha supuesto. Porque aunque no le gusten las despedidas, no parece la más adecuada a una carrera de catorce años con la selección y que tuvo su apogeo en Pekín 2008 con la medalla de bronce olímpica en la puntuación.

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