El ciclismo, en guerra… otra vez

Guillén_Cookson

La UCI no ha visto con buenos ojos la reducción del número de corredores en las grandes vueltas / © Bettini Photo

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Cuando a finales de esta misma semana la Asociación Internacional de Organizadores de Carreras Ciclistas (AIOCC) decidió, de manera unilateral, anunciar la reducción del número de efectivos con los que los equipos podrían acudir a los eventos que se celebran bajo su paraguas, más de uno quiso ver en esa maniobra la reedición, un año después, de aquel amago de divorcio entre la AIOCC y la UCI iniciado en noviembre del pasado año y abortado ya en el mes de junio con un acuerdo de mínimos que, en realidad, no era más que una huida hacia delante sin acuerdos firmes.

El inicio de este desencuentro que, visto lo visto, no va a tener una solución sencilla –quizás, sencillamente, no tenga ningún tipo de solución– nace, como ya nos encargamos de explicar convenientemente hace un año en un análisis que sigue teniendo plena vigencia, de la reforma que la UCI quiere aplicar al ciclismo y que su presidente, Brian Cookson, explicó pormenorizadamente en una entrevista exclusiva concedida a este medio hace ya dos años y cuyas líneas generales, pese a la enorme oposición de los miembros de la AIOCC, siguen inmutables.

El anuncio de la AIOCC venía a decir, de una manera muy resumida y simplificada, que todas las carreras de ASO, RCS y Flanders Classics verían reducido en uno el número de corredores que cada equipo podría alinear en la salida, lo que en la práctica se traduce en escuadras de ocho corredores en grandes vueltas y de siete ciclistas en el resto de carreras. Esta decisión –imposición– tendría efecto inmediato, es decir, las carreras de la inminente campaña de 2017 ya se disputarían con estas normas, algo que no gustó a casi nadie y, por supuesto, hizo estallar a la UCI, que no tardó en emitir un comunicado en el que, con el habitual lenguaje políticamente correcto en estos casos, venía a recordar que en este circo las normas las ponen ellos y que nadie, por muy ASO o RCS que uno sea, está exento de elevar petición a Aigle y esperar el visto bueno del máximo organismo mundial al respecto. La UCI, además, sacó pecho y se encargó de recordar que no está sola en este frente, sino que tampoco el Consejo de Ciclismo Profesional, ese ente donde están representados ciclistas, equipos, organizadores y la propia UCI, parece apoyar mayoritariamente la medida.

Y así, llegamos al mes de diciembre de 2016 con una situación de fractura casi calcada a la que teníamos en diciembre de 2015. Por un lado, los organizadores lanzando un órdago de difícil aceptación por el resto de actores protagonistas –o secundarios– de esta película y, por otro lado, una UCI que, al menos en esta ocasión, ve alguna posibilidad de encontrar aliados en una pelea en la que, por definición, parece tener las peores cartas. La UCI, claro está, es, en la configuración actual de las cosas, el máximo organismo mundial, pero la AIOCC y, sobre todo, los tres organizadores más fuertes, consideran que se trata de un organismo que no aporta nada y que, sin embargo, se queda con demasiado trozo del pastel. Una especie de señor feudal que da permisos y otorga licencias a cambio de un importante diezmo que, algunos, comienzan a entender ya incluso como derecho de pernada.

christian-prudhomme_aso_recurso

Christian Prudhomme es la cara de ASO / © AFP

Y claro, una cosa es ser meretriz y otra muy distinta es poner la cama. El año pasado, ASO, RCS y sus aliados encontraron cierto nivel de comprensión entre los equipos que, ante un panorama en el que la licencia World Tour no iba a ser condición sine qua non para participar en las pruebas más importantes del calendario, no alzaron la voz ni manifestaron, siempre tan prudentes, su predilección por uno u otro bando, aunque con la boca pequeña la mayoría reconocía que no les importaría nada desembarazarse de los importantes gastos y compromisos que supone poder lucir en el maillot el logo de la elitista primera división de la UCI.

En esta ocasión, sin embargo, los equipos no han tardado en tomar parte. Por primera vez en muchísimo tiempo, equipos y corredores han hablado claro y han manifestado su desagrado con la decisión –imposición– de ASO y compañía. Pero no nos equivoquemos. Mientras que los corredores nunca podrán estar a favor de una medida que implica la necesidad de menos hombres en los planteles, los equipos han reaccionado por motivos menos desinteresados.

Una vez más, el más listo en todo este asunto ha sido Patrick Lefevere. Perro viejo en esto, es de los que sabe no ponerse nervioso y salir a la palestra en el momento adecuado, poner el grito en el cielo y, sin salpicarse demasiado a sí mismo, erigirse en el William Wallace del pelotón. Su ya legendario “con esta medida, a finales del año que viene 100 corredores y 25 auxiliares perderán su empleo” tronó como una reivindicación y defensa de los intereses de la clase trabajadora del ciclismo. Lefevere, el sindicalista. Mientras, sus compañeros, menos listos y más lentos de reflejos, no mostraron tanta preocupación por el los puestos de trabajo de sus empleados, sino que se quejaron amargamente de que este anuncio llegara en pleno mes de noviembre, cuando acaban de terminar de confeccionar sus plantillas de cara a 2017. O, en otras palabras, les encanta la medida en tanto que supondrá una importantísima reducción de costes salariales, pero hubiesen preferido que se les comunicara hace un mes, cuando podrían haber negociado renovaciones y nuevas incorporaciones con ese as en sus mangas. Y, no nos engañemos: la aversión de Lefevere por gastar un céntimo más que los estrictamente necesarios es muy conocida en todo el pelotón.

Con todo esto, la UCI, si es medianamente inteligente, debe de aprovechar esta ventana de oportunidad. Ahora mismo tiene a todo el ciclismo (salvo a los organizadores) de su lado, pero esta situación no durará eternamente. Desde Aigle deben ahora reaccionar y amarrar un acuerdo con corredores y equipos que les sitúe en posición ventajosa a la hora de defender su reforma del ciclismo ante los organizadores porque, de lo contrario, podrían perder la guerra.

ASO, RCS y Flanders Classics dominan el negocio (que es de lo que se trata en realidad). Tour, Vuelta, Giro; los cinco monumentos, Tirreno-Adriático, Strade Bianche, París-Niza, Flecha Valona, Gante-Wevelgem, Circuito Het Nieuwsblad… son sólo algunos de los ejemplos de carreras organizadas por estos tres gigantes. El pasado mes de junio, con motivos nunca explicados en profundidad, retiraron su órdago a la UCI cuando tenían la mano ganadora. Ahora, con esta decisión unilateral que nadie esperaba tan precipitada, se han disparado en el pie, pero la UCI no se puede dormir.

Brian Cookson

Cookson, presidente de la UCI / © Ciclo 21

Por el momento, los de Aigle son los que ponen las normas, pero si desde la AIOCC son capaces de revertir el sentir de los equipos, que no pueden permitirse enfrentarse con los dueños de las carreras más importantes del calendario, se podría producir un cisma histórico que acabase con la relación de fuerzas actual y que podría acabar, incluso, en la creación de una nueva liga (por darle un nombre) completamente al margen de una UCI que se quedaría con poco más que los mundiales, carreras que el nuevo organismo que se inventen los miembros de la AIOCC también podrían replicar con otro nombre, y cierto poder sobre un sistema olímpico que, dicho sea de paso, poco peso tiene en el ciclismo de carretera.

El ciclismo está en guerra… otra vez. Seguramente, volveremos a asistir a un encauzamiento de las aguas, pero este río baja ya tan revuelto y crecido que parece imposible evitar que, en algún punto del camino, el desbordamiento sea tan colosal que produzca daños ya irreparables. Y será entonces cuando se desencadene la guerra total, aquella a la que un desesperado Goebbels lanzó a un perdido pueblo alemán que ya no tenía ni fuerzas ni ganas tan siquiera de discutir a sus líderes. La gran pregunta aquí, claro, es quién será el bando aliado y quién se quedará solo, sin ganas ni fuerzas de discutir, a merced del contrario.

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*