“El ciclismo es para los viejos”

Francia. El País de Anquetil, de Hinault, de Fignon. El país del Galibier, de las curvas de Alpe d’Huez, del paisaje lunar en la cima del Mont Ventoux, del pavés camino de Roubaix. El de los puertos que nos hacen soñar, los prados de girasoles y los pueblos que se vuelcan cuando la serpiente multicolor de Tour se pasea por sus calles. De la gloria en el circuito de los Campos Elíseos. Cada año, durante el mes de julio, el punto de mira de aficionados al ciclismo se sitúa en las carreteras francesas durante esas tres semanas en las que el ciclismo deja de ser mero deporte y se convierte en puro espectáculo. Pero, ¿cómo vive el país del Tour el ciclismo en su día a día?, ¿es el ciclismo un deporte seguido en Francia?, ¿son las bicicletas un elemento común en la vida diaria? Reflexionemos un poco al respecto.

Preguntando a algunos amigos para hacerme con una idea general sobre el asunto, da la sensación de que el ciclismo de competición no goza de su momento de mayor popularidad en el país galo. “El ciclismo es para los viejos”, me dicen. En general, parece que las generaciones más jóvenes ven el ciclismo como algo seguido por sus padres o abuelos, que no acaba de despertar su interés. La falta de grandes campeones franceses en los últimos años, la eterna sombra del dopaje o el jarro de agua fría que ha supuesto para el Tour todo lo relacionado con el caso Armstrong han empañado el ciclismo profesional, alejando a las generaciones de menor edad de sentirse atraídas por el deporte de los pedales.

Sigue siendo, eso sí, uno de los deportes más seguidos del país, sobre todo en generaciones más avanzadas. Es un deporte mediático; y la mayoría de población, según me dicen de a partir de unos treinta años, sigue las carreras más conocidas, y sabe quiénes son los ciclistas de primera línea.

Artículo completo por Ariane Aumaitre

El Tour de Francia en Ciclo 21

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