El futuro de la pista sin los JJ. OO. Tokio 2020

Velódromo de Minsk, sede del Europeo (Bielorrusia)

TrackPiste / Ciclo 21

Tomada la decisión del aplazamiento de los Juegos Olímpicos -y Paralímpicos, no se olvide- ahora toca comenzar a recomponer el puzle del deporte mundial, de esas 33 disciplinas que necesitarán ajustar sus calendarios, pensando no sólo en la disputa de aquellas pruebas que no se han podido celebrar en sus fechas originales -sobre todo las que tienen incidencia en la clasificación olímpica-, sino también aquellas afectadas por la ‘llegada’ a 2021 de una competición tan amplia y densa como Tokio 2020.

Y todo ello teniendo en cuenta que no se vislumbra, ni mucho menos, el final de la pandemia de coronavirus y que por ello resulta imposible establecer, siquiera prever, una fecha de partida, de relativa vuelta a la normalidad. Algunos manejan la hipótesis de junio, aunque más que nada con el deseo emocional de que con ello podría disputarse el Tour de Francia y con ello salvarse la temporada de carretera por mucho que en la segunda mitad de la temporada, aunque se estire hasta noviembre, no caben, ni remotamente, todas las carreras suspendidas en estos primeros meses de crisis.

Afortunadamente, el ciclismo de carretera -el que más tiempo ocupa y preocupa al máximo organismo mundial- ya tiene cerrado su proceso de clasificación olímpica y como ha asegurado Nicole Hoevertsz, miembro de la Ejecutiva del COI, se respetarán esas cuotas ya conseguidas. Lo mismo vale, como ya hemos manifestado, para la pista, pero en el caso del BMX Freestyle quedan aún varias pruebas, lo mismo que en el BMX Racing y del BTT donde además faltan por disputarse los Mundiales 2020, con el agravante que los de la primera disciplina ya han sido suspendidos, y los del mountain bike, a finales de junio, posiblemente corran la misma suerte. Por lo tanto, de cara a los JJ.OO la prioridad de la UCI deberá ser ubicar estos dos eventos, que ‘caben’ perfectamente antes de que acabe el año.

¿Y la pista? Como decíamos, no supone ningún quebradero de cabeza inmediato para la UCI… aunque sí para la UEC, que ve como su proyecto de los I Campeonatos Europeos de Minsk, a celebrar del 1 al 15 de agosto, se puede ir al traste, al menos en esas fechas, y que no se podría desplazar a octubre -las habituales en estos últimos años- ya que son las nuevas fechas del Mundial, mientras que septiembre o noviembre supondrían una congestión poco recomendable. Eso sí, los Europeos de este año, previstos en octubre casi con seguridad en Plovdiv (Bulgaria) pasarían de ser un evento con una participación menor -por su carácter postolímpico- a un nuevo gran test antes de Tokio… 2021.

No nos olvidamos de los Paralímpicos, que tienen una dinámica distinta al combinarse la clasificación de carretera y pista en un ranking conjunto. La celebración del Mundial de Ostende, a principios de junio, también está muy amenazada, pero no tendría problemas para reubicarse algunos meses después, incluso en las fechas habituales de finales de verano. El problema sería el del próximo año, previsto en agosto en Cascaes (Portugal).

En este caso, lo más reseñable es que hasta verano de 2021 habría tiempo para una temporada de ciclismo adaptado en pista, incluyendo un Mundial el Río de Janeiro que no debería tenerse en cuenta para las cuotas y que vendría bien que se adelantase ya que las fechas previstas, de 25 al 28 de marzo, serían demasiado tardías: recordemos que este año, en previsión de los Juegos Paralímpicos, se adelantaron a finales de enero.

Esta es, en definitiva, la situación del ciclismo en pista a día de hoy, con esas salvedades ya indicadas sobre el desconocimiento total y absoluto de las fechas en las que la pandemia sea un mal recuerdo o simplemente una realidad no peligrosa. Y, por supuesto, pensando que los Juegos serían en verano de 2021, ya que hoy mismo ya nos hemos asustado con la posibilidad -alimentada por el propio presidente del COI- de que se celebrasen en primavera. A favor de esta tesis, una climatología mucho más favorable, antes de la ‘estación’ de lluvias y los calores del verano, que ya provocaron muchos quebraderos de cabeza. En contra… un sinfín de nuevos problemas de calendarios por imaginar. No adelantemos más acontecimientos.

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