El “new normal” del ciclismo español

Izagirre e Indurain © Joan Seguidor

Mirar la historia moderna del ciclismo español, los últimos veinticinco años, significa engarzar eslabones de una cadena que no son más que historias, etapas, que han afectado de forma sensible a este deporte tan bello como es el ciclismo. En pocos sitios en el mundo, el ciclismo de un país ha estado tan vinculado a todo tipo de agentes, bien sean internos o externos, y en pocos sitios, la moneda ha mostrado tantas caras.

Como digo si nos vamos un cuarto de siglo atrás, entonces estábamos saboreando el primer Tour de Miguel Indurain. El país se preparaba para su mágico año 92, días felices, tocamos el mundo, vivimos, no sé si por encima de nuestras posibilidades, pero sí de forma memorable, porque aún hoy miramos aquellos días, y se nos esboza una sonrisa de complicidad.

El periodo de Miguel Indurain se alargó unos años, cinco más o menos, que fueron los de sus Tours, y el 96, temporada en la que se apagó la magia con un doble final, desde el podio de los Juegos de Atlanta y abandonando la Vuelta en Los Lagos de Covadonga. Uno de los primeros días laborables de 1997 Miguel Indurain convocaba a la prensa para anunciar su retirada.

Trazaba el campeón navarro una línea gruesa y sostenida para el ciclismo de los Pirineos a esta parte. Se abría el eterno debate de la sucesión. Imaginaron, imaginábamos, que Indurain había uno en cada generación, y estábamos equivocados. Abraham Olano padeció en sus carnes esa carga, pesada y en ocasiones insoportable. El guipuzcoano vio en primera persona el germen de la primera crisis para el ciclismo español, la del dopaje con la expulsión del Festina del Tour de 1998 y todas las catástrofes posteriores.

Creció por esas fechas una nueva generación, una pléyade de corredores que beberían de las aguas más turbulentas del ciclismo en España. Joseba Beloki, Roberto Heras, Igor González de Galdeano, David Etxebarria,… un grupo que quedaría tocado por el segundo gran acontecimiento, la Operación Puerto, que sin embargo no impidió que Paco Mancebo y Oscar Sevilla alargaran, fuera del máximo circuito, sus trayectorias hasta el momento presente. Suma y sigue.

La OP contribuyó a adelgazar el músculo de equipos en España. Hijos de la generación de Beloki, Igor y Extebarria, pero también de Sastre y Freire, fueron, entre otros, Purito, ya retirado, Valverde y Contador. Estos recogieron los lodos del pasado, y les tocó navegar no con pocas dificultades. De hecho Contador y Valverde pasaron por sendas sanciones.

Artículo completo de Joan Seguidor aquí

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