El Psico Tour: Reilusionando a Richie Porte

Porte, maldito en las últimas ediciones del Tour de Francia © ASO

Antonio Moreno*

Richie Porte, el líder del BMC, se retiraba ayer del Tour cuando tan solo habían transcurrido 8 kilómetros de carrera por una caída en la que se fracturó de nuevo la clavícula derecha.



La etapa del pavé contaba con 15 tramos de estrechos caminos empedrados entre Arras, capital del departamento francés de Paso de Calais que separa el canal de la Mancha y el mar del Norte, y Roubaix, ciudad limítrofe con la frontera belga.

Todos los años se celebra en su velódromo la llegada de la carrera conocida como ‘el infierno del Norte’, la París-Roubaix, considerada uno de los cinco monumentos del ciclismo junto a las italianas Milán-San Remo y Giro de Lombardía, y las belgas Vuelta a Flandes y Lieja-Bastoña-Lieja.

En el percance se vieron afectados una decena de corredores, entre ellos el ciclista murciano del Movistar, José Joaquín Rojas, que también abandonaría la carrera.

En las imágenes pudo verse como Porte se despedía de su compañero de equipo, el también australiano Simon Gerrans, dándole una palmada complice que le autorizaba a continuar la marcha para reintegrarse lo antes posible en el pelotón, dado que él no podía continuar.

Casualidades de la vida, en la novena etapa del Tour del año pasado, Richie Porte también abandonaba al sufrir una terrible caída en el descenso del Col du Chat, cuando era quinto en la general a tan solo 39 segundos de Froome y uno de los candidatos a la victoria final en París. En aquella caída, que pudo tener consecuencias fatales, el australiano se fracturó la clavícula derecha y la cadera.

La cosa no acaba ahí. El excorredor del Sky también abandonaría el Giro de Italia de 2015 cuando corría en las filas del equipo británico, por las lesiones sufridas en otra caída y que, con el paso de los días, le generaban fuertes dolores.

Esta serie de infortunios, que son reales y no pueden negarse, nos llevan irremediablemente a la siguiente pregunta:

¿Cómo evitar que se queme un ciclista golpeado por años de mala suerte?

La respuesta, como podrá imaginarse, no es sencilla. Depende de múltiples factores, tanto internos como externos al deportista.

Los ciclistas profesionales están sometidos a elevados niveles de estrés, tanto por las demandas de la competición y de sus equipos y patrocinadores, como por sus propias necesidades de logro, sin olvidarnos de los efectos de la exposición pública al éxito y al fracaso.

Si las demandas de la situación son mayores a nuestros recursos para hacerles frente aparece el estrés, y un estrés mantenido en el tiempo puede acabar en agotamiento físico y psicológico.

Los deportistas evalúan cognitivamente cada situación, por lo que, por ejemplo, interpretar la mala suerte de haber sufrido una serie de caídas en las competiciones más importantes como una oportunidad de enfrentarse nuevamente a las adversidades de este deporte dando lo mejor de sí mismo hace que las respuestas fisiológicas y las conductas de afrontamiento sean muy diferentes a las de quien piense que este tipo de situaciones le acompañan irremediablemente y, por lo tanto, no merece la pena intentarlo de nuevo.

Este agotamiento aparece cuando las demandas son excesivas, no se cuenta con el suficiente apoyo del entorno más próximo o se produce una reducida consecución de recompensas.

Cuando los logros conseguidos se perciben como poco significativos o se producen procesos lesivos (acompañados de sus respectivos procesos de recuperación) que obligan al abandono o impiden la participación en competiciones, los estados de ánimo se ven negativamente afectados lo que provoca una disminución del rendimiento e incluso el abandono de la práctica deportiva.

Esta interacción entre demandas y recursos, y entre factores de personalidad y motivacionales, requiere de una gestión cualificada, tanto en lo que se refiere a la intervención con el propio ciclista como, sobre todo, de asesoramiento al entorno del deportista.

La personalidad; las metas y las recompensas que obtiene practicando ciclismo; los motivos actuales de disfrute durante los entrenamientos y las competiciones y los procesos motivacionales por los que persiste orientado al alto rendimiento; las habilidades de afrontamiento; la historia deportiva de éxitos y fracasos; los apoyos disponibles. Todas estas cuestiones deben abordarse convenientemente.

Pongamos como ejemplo el caso de un deportista que muestre un rendimiento extraordinario cuando trabaja para otros ciclistas o para su líder y, sin embargo, no consigue repetir esas actuaciones cuando es él quien lidera al equipo.

“Tenemos mucha confianza en él, nuestro objetivo es ganar el Tour de Francia con Richie”, afirmaba Jim Ochowicz, mánager del BMC, sobre Porte en relación al Tour 2017.

Este tipo de afirmaciones públicas pueden generar una gran presión a los deportistas, dado que enfatizan exclusivamente los resultados.

Esto es así porque en la consecución de este tipo de objetivos no solo interviene el deportista, sino que se dan un sinfín de situaciones impredecibles en las que intervienen los cerca de doscientos rivales, el público asistente, los coches y motos presentes en la caravana, el tipo de carreteras, estrechamientos, baches, las circunstancias de carrera, las alianzas entre equipos o corredores, etc.

Frente a esto, centrarse en desafíos y actuaciones que se encuentren en su mayor parte bajo nuestro control que reduce la ansiedad que, sin embargo, producen unas expectativas tan ambiciosas como ganar un Tour, y alivia la enorme tensión que rodea a los corredores.

En el caso de Porte, primero queda recuperar las articulaciones dañadas y, finalizado el proceso de rehabilitación, la continuación de un importante trabajo psicológico con el que optimizar los estados de ánimo y establecer nuevas e ilusionantes metas deportivas.

Sin duda alguna, uno de los aspectos más importantes durante la recuperación y return to ride es la motivación intrínseca, dado que el deseo de recuperarse por disfrutar de nuevo de este deporte, aparte del orgullo que genera haberlo logrado, promueve el esfuerzo por ser competentes y el interés por mejorar nuestro rendimiento a unos niveles que nos permitan vivir de nuevo la competición al más alto nivel como una experiencia única y excitante.

La calidad de Porte como ciclista de élite es indudable, así como también que las caídas le han afectado particularmente, obligándole a abandonar en las carreras más importantes del mundo.

La diferencia entre una cuestión y otra radica en que en el primer caso la calidad es el resultado de sus aptitudes y de llevar al límite sus cualidades como deportista, mientras que las caídas son situaciones azarosas e imprevisibles ajenas a nuestras capacidades.

Reilusionar a Richie Porte después del percance que acaba de sufrir a las afueras de Arrás y aceptar de nuevo el desafío de volver a ser uno de los mejores ciclistas del mundo requiere de un proceso en el que destaca la recuperación física y psicológica.

La optimización de dicho proceso podría hacer que, el próximo 25 de agosto, en Málaga, contemos con la presencia del australiano tomando la salida en la Vuelta Ciclista a España.

* Antonio Moreno es psicólogo del deporte especializado en ciclismo

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