Eric De Vlaeminck, el hombre que cambió el ciclocross

Eric De Vlaeminck

Eric De Vlaeminck con uno de sus siete arcoíris

Nicolas Van Looy / Ciclo21

Hubo un tiempo, hace ya mucho, en el que el ciclocross no era, como lo es ahora, un coto privado para belgas, holandeses y algún checo residente, eso sí, en uno de los dos primeros países nombrados. No, en aquella época las cosas distaban mucho de ser como son ahora. El campo invernal del ciclismo lo dominaban holandeses, suizos y, de vez en cuando, aparecía por ahí algún alemán o italiano. Incluso, y eso es destacable, de los 20 primeros mundiales de la especialidad, tres se celebraron en España.

Fue precisamente en el tercero de ellos, el celebrado en el año 1966 en Beasain, donde todo cambió para siempre. La selección belga llegaba a la cita con el único bagaje de haber conseguido dos platas. La primera, la de Firmin Van Kerrebroeck en 1957 y la segunda, en 1964, la obtenida por Roger De Clercq. Y a Beasain llegó un tal Eric De Vlaeminck. 21 años. 19 victorias el invierno anterior, pero un palmarés completamente huérfano de grandes triunfos. Llegó, como decimos, Eric De Vlaeminck a Beasain y se convirtió, aquel 1966, en el primer belga en conseguir el maillot arcoíris de la especialidad. Y todo cambió para siempre.

No pudo defender el oro en Zurich un año más tarde, pero lo que estaba por venir era, sencillamente, maravilloso. Seis títulos seguidos entre 1968 y 1973. Sería en 1974, de nuevo en España, donde todo empezó, el lugar donde su compatriota Albert Van Damme acabaría con su tiranía –seguido, por cierto, de Roger De Vlaeminck– en el Mundial de Vera de Bidasoa.

Eric De Vlaeminck era un gran exponente de aquel ciclismo tan distinto al actual en el que la especialización era una palabra que, seguramente, nadie hubiese entendido. No se planteaban aquellos corredores la diatriba entre la ruta y los circuitos. Eran, sencillamente, parte de un todo. Algo así como la antigua vida en el campo, donde eran el cielo, los vientos y demás elementos meteorológicos los que marcaban el ritmo de vida. La cosa era sencilla: si hacía sol y calor, tocaba ruta; cuando aparecían las nubes negras, los días eran cortos y la lluvia y la nieve eran los fieles compañeros diarios, tocaba ciclocross.

Por ello, a los aficionados de hoy en día les puede sonar muy raro, por ejemplo, que en 1968, mientras dominaba la especialidad invernal, Eric De Vlaeminck se alzara también con la segunda etapa del Tour de Francia. Que en 1969 se llevara el triunfo final en la Vuelta a Bélgica, acabara segunda en la Flecha Valona o tercero en la Gante-Wevelgem. En 1971, incluso, fue noveno en la París-Roubaix, esa carrera que catapultó a su hermano Roger.

Se retiró como corredor en 1980, pero su relación con el ciclismo no se detuvo ahí. En 1989 se hizo cargo del puesto de seleccionador belga de ciclocross. Esa andadura, que se dilató durante 13 años, el combinado consiguió 29 medallas, entre las que destacan, por supuesto, los títulos de Danny De Bie (1989), Paul Herygers (1994), Mario De Clercq (1998, 1999 y 2002) y Erwin Vervecken (2001).

El ciclismo, el deporte que se lo dio todo, también le dio su mayor desgarro. Fue un trágico 11 de octubre de 1993 durante la disputa de una prueba de ciclocross en Heist-op-den-Berg (Bélgica) en la que vio, impotente, como su hijo Geert, de sólo 26 años, moría durante la competición a causa de un paro cardiaco.

Eric De Vlaeminck murió ayer a los 70 años después de haber padecido, en los últimos años de su vida, las atroces enfermedades de Alzheimer y Parkinson. Hoy, a pocos meses del adiós definitivo de Sven Nys, una de las grandes discusiones es saber quién fue el mejor corredor de ciclocross de todos los tiempos. De Vlaeminck se llevó un total de 192 victorias a lo largo de su carrera. Nys ya está muy cerca de las 300. De Vlaeminck se vistió siete veces con el arcoíris. Nys, sólo dos. Eric fue tres veces campeón de Bélgica. Sven lo ha sido nueve veces hasta hoy. No es fácil elegir, pero hay una cosa que nunca nadie podrá negar: Eric De Vlaeminck fue el hombre que, para bien o para mal, inició el camino para que el ciclocross de hoy, en pleno siglo XXI, sea lo que es.

Un comentario

  1. Felix emilio librada tomas

    Un verdadero campeon, no me extraña q en Bélgica el ciclismo sea una religión, con Eduardo Merckx y este pájaro ademas de tantos otros.

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