Fabricio Ferrari, el superviviente del Caja Rural

Ferrari, antes de la presentación © Ciclo 21

Ferrari, antes de la presentación © Ciclo 21

No suelen darse casos en los que entrevistado y entrevistador tengan el mismo apellido, la misma inicial del nombre y se dediquen al mismo deporte en sus diferentes formas. Así que la ocasión se dio en la presentación del Caja Rural-Seguros RGA con el uruguayo Fabricio Ferrari, que cumple su séptima campaña en el conjunto navarro. Nadie de sus compañeros le puede igualar, así que es un perfecto conocedor de su idiosincrasia y su crecimiento. Un doméstico de lujo que sigue enseñando a los jóvenes y soñando por poner su mediático apellido en lo alto de una clasificación. Con 30 años aún es posible.

Fernando Ferrari / Ciclo 21 / Burlada (Navarra). Enviado especial

-Es el único corredor de la plantilla que sigue ininterrumpidamente desde 2010

-En realidad llevo desde 2009 porque ese año lo hice como amateur y ya a partir del año siguiente como profesional. Así que soy el más veterano, pero no de edad por suerte [risas], aunque ya estoy cerca, pero sí en años en los que he estado en el equipo. Soy un superviviente como aquél que dice. Ha pasado muy rápido el tiempo y a día de hoy no puedo creerme que hayan pasado tantos años y que aún siga en la categoría. Es algo que no podía esperar.

-¿Cómo ha evolucionado el equipo desde 2010 a hoy?

-Ha cambiado mucho. Cuando empezamos como equipo continental éramos muy humildes, con presupuesto bajo y con una experiencia nada amplia con Eugenio [Goikoetxea el director], otro superviviente, otros veníamos del campo amateur, profesionales de otros equipos… A día de hoy miras para atrás y ves que la evolución ha sido muy grande, tanto como que el año pasado se consiguieron diecisiete victorias, que ya es una cifra considerable. Creo que ha sido fruto de tantos años de trabajo y de esa evolución que al final se ha visto, hemos ido aprendiendo, ha ido trabajando cada año mejor y el resultado es el del año pasado. Y ahora esperamos en 2016 dar un paso más.

-Un listón formidable para esta nueva campaña.

-Sí, está muy alto. Empatarlo ya tiene lo suyo, es difícil y aún superarlo más. Hay que ir a por ello, soy optimista, creo que equipo hay porque creo que tenemos la misma calidad del año pasado o incluso más, con los que continúan ya más maduros por lo que esperamos que sea un año maravilloso. Las bajas de Fraile y Txurruka son importantes, pero otros corredores van creciendo como Madrazo, que ya ha ganado y no es el mismo de otros años. Tienen más confianza y más ganas de arrasar. Prades viene muy bien…

-¿Le sigue quedando la asignatura pendiente de la Vuelta España?

-Bueno, en 2013 se me hizo muy dura y me di cuenta de que veintiún días de competencia eran muchos para mí, así que prefiero vueltas más cortas en las que aún conservo la energía. Pero bueno, soy feliz haciendo ciclismo donde sea. No tiene que ser el Tour, el Giro o la Vuelta a España.

-Con el paso del tiempo, ya tiene claro su rol dentro del equipo.

-Sí. Soy un veterano y me toca aconsejar a la gente nueva todo lo que pueda de lo que he aprendido todos estos años. Ya conozco mucho las carreras y puedo advertirles cómo se tienen que manejar, además de que ya tengo asumido ese rol. No soy un velocista ni escalador ni contrarrelojista. Mi trabajo es apoyar a toda esta gente que realmente vale como Barbero en los sprints, Jose Gonçalves, un contrarrelojista y hombre fuerte, Pello Bilbao… Tenemos mucha gente y no voy a nombrar a todos porque tenemos corredores de mucha calidad y jóvenes a la vez. Mi objetivo es dejarles lo más cerca posible de que puedan hacer una gran carrera.

-Obviamente tampoco renuncia a estrenarse como profesional.

-No, no. Siempre hay oportunidad para uno mismo, pero siempre que vea que hay un compañero superior a mí que tenga oportunidades claras a una victoria, asumiré mi función, pero siempre habrá ocasiones en fugas como en carreras a las que vamos con un grupo algo más joven.

Una más de Sylvain Chavanel © Direct Energie

Ferrari, a la izquierda en Bessèges © Direct Energie

-Y hace poco estuvo cerca en la tercera etapa de la Estrella de Bessèges.

-Sí. Llegamos veintiún corredores a esprintar, pero viendo alrededor la gente que tenía, muy pesada y de calidad para poder ganar, no pensé en el triunfo en ese momento porque era difícil, pero acabé contento con estar entre los diez primeros y codearme con ellos.

-¿Recuerda su última victoria como ciclista?

-Buf. Ya han pasado muchos años. Fue en amateur y necesitaría un rato para poder recordarlo. Fue ya hace siete años en una etapa en la Vuelta Chana en la ciudad uruguaya de Mercedes. Fui tercero en una etapa de la Vuelta a Navarra en 2008 como amateur [tras De Gendt y Amador] y luego no he pasado de un cuarto puesto [Llodio 2010 tras Vicioso, Marcos García y Coppel]. He tenido más constancia que resultados.

-¿Cómo les ha sentado el positivo de Alberto Gallego?

-Es un tema delicado para todo el equipo. No se puede decir nada porque tiene derecho a probar lo contrario. No debe estar pasando un buen momento. Me pongo en su piel y me toca darle ánimos porque no le deseo a nadie esa situación y espero que se demuestre su inocencia y ojalá sea así. Espero que salga limpio, pero el daño ya lo tiene encima.

-Cuéntenos sus inicios en este deporte en su país.

-Mi padre Díver fue ciclista elite porque tampoco hay profesionalismo en Uruguay. Conoció el ciclismo internacional participando en Argentina y en la Vuelta a Colombia. Yo nací entre ruedas. A mi padre no lo vi correr, pero sí como director deportivo de un equipo de mi pueblo. Iba con él a ver las carreras y me apasionaba y de ahí viene todo. Lo mamé de pequeño y de ahí me viene la afición. A los 16 años empecé a correr, aunque ya competí antes en escuelas, pero a mi padre le pareció demasiado para alguien tan pequeño. Me dijo que jugara a otras cosas y que no me tomara el ciclismo entonces tan a pecho. Ahora a mis 30 años estaría 25 en la bici sin parar y cansaría.

-Y llegó el salto.

-Luego ya corrí en Uruguay, fui campeón nacional y llegó un momento de considerar la idea de ir a Europa. Si me quedaba en mi país no iba a dar el salto así que de la mano de mi compañero Agustín Margalef que contactó con Héctor Rondán, también uruguayo, para probar tres meses con el Azysa. Y los tres meses se han convertido en diez años. Euskadi  y Navarra son las mejores zonas para ser ciclista. En aquella época además había muchos más equipos y más carreras que ahora. Ahora ha cambiado.

-No tiene plaza olímpica pero sí para el Mundial.

-No puede ser estar en Río, pero sí hay tiempo para poder ir a Catar. Ya estuve en el de Holanda [Valkenburg] en 2012 y en Mendrisio [Suiza] en 2008 como sub-23. Es una experiencia muy bonita la del Mundial. En Holanda cogí la fuga y fue impresionante la afición en el Cauberg. Se te ponía la piel de gallina de ver tanta gente. Casi no sentías el dolor de piernas. Se vive de otra manera.

-Tras el Cauberg, Kwiatkowski ganó en 2015 la Amstel Gold Race con el arcoíris. Un excompañero suyo con el que coincidió en 2010 en sus debuts como profesionales.

-Era un corredor muy joven, estaba considerado como una promesa y no se equivocaron. Era muy bueno. Aquél primer año ya apuntaba buenas maneras para conseguir cosas muy buenas. Recuerdo en una Vuelta a Castilla y León metiéndose con los esprinters a sus 19 años y ya veías que tenía estilo. Además era muy competitivo. No se rendía. Su rival como sub-23 era Peter Sagan y tenían mucha pica. Recuerdo ver su ordenador y tener una imagen de Sagan como fondo de pantalla. No me sorprende nada dónde está. Es un luchador, se cuidaba y merecido lo tiene todo.

-Seguro que con su apellido ha tenido más de una anécdota

-[Risas] Alguno me ha dicho que con ese apellido ya podría tener más caballos de fuerza. En Portugal, por ejemplo, que juegan más con los nombres cuando hacen las transmisiones, el año pasado cuando iba en fuga a un kilómetro de meta y me cogieron, los comentaristas dijeron «Ferrari ha roto el motor» [risas]. Y de ésas, varias. A ver si estrenamos «Ferrari baja la bandera de cuadros». Ojalá.

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