La preocupante soledad de Dumoulin

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Tom Dumoulin ha perdido a dos de sus principales lugartenientes / © RCS

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Un triunfo en el Giro de Italia (2017) y, sobre todo, la confirmación de que aquel éxito no fue flor de un día con dos segundos puestos en el complicadísimo doblete Giro-Tour que afrontó esta misma temporada deberían ser, para él y para cualquiera, motivos de peso suficientes para arropar a Tom Dumoulin, de una vez por todas, de un equipo a la altura de sus capacidades.

El corredor neerlandés, al que en muchas ocasiones se ha comparado, por físico y modus operandi, con Miguel Induráin, nunca ha contado con un bloque a su lado que pudiera compararse, siquiera remotamente, con los de sus rivales más directos. Desde que irrumpiera de forma definitiva en el panorama vueltómano en la Vuelta a España de 2015, la historia de su soledad ha sido una letanía que, cada año por estas fechas, los medios hemos analizado por activa y por pasiva, aprovechando los movimientos del mercado de fichajes, la disminuida fortaleza de su Sunweb frente a escuadras como Movistar, Bahrain-Merida, UAE-Emirates, LottoNL-Jumbo y, por supuesto, Sky.

Pero si hasta ahora habíamos asistido a la aparente incapacidad de Sunweb, bien por límites presupuestarios, bien por falta de reflejos; de apostar de forma contundente por su líder en el mercado de fichajes se está viendo este año agravada por la marcha de los principales lugartenientes de Dumoulin. Simon Geschke ya ha confirmado su marcha y en los próximos días lo hará Laurens ten Dam, ambos seducidos por el proyecto de Jim Ochowicz. Además, aunque no pertenezcan a su guardia de corps más directa, también tomarán otro camino Phil Bauhaus, Lennard Hofstede, Mike Teunissen y Roy Curvers, que colgará la bicicleta al final de la presente campaña.

Para paliar esas marchas, Sunweb sólo ha confirmado, hasta la fecha, a Cees Bol y a los neos Joris Nieuwenhuis y Max Kanter. ¿Suficiente? No. A todas luces, no. El mánager general del equipo, Iwan Spekenbrink, da la callada por respuesta al ser preguntado al respecto, pero desde su entorno se asegura, sin concretar nada, que lleva mucho tiempo trabajando en rodear a su jefe de filas de un bloque a la altura del reto de tratar de ganar la Grande Boucle, pero… nada se concreta.

Sunweb era, por necesidad y capacidad, uno de los equipos que se esperaba que más y mejor pudiera pescar en el río revuelto que provoca la desaparición/fusión de BMC y todos los movimientos que esa circunstancia iba a provocar de forma directa o indirecta, pero, por el momento, no ha sucedido nada y los más destacados gregarios del conjunto americano ya han puesto su firma en contratos con otros equipos.

Queda claro que, desde hace ya varios años, las grandes vueltas se ganan en las cumbres, precisamente el terreno donde Dumoulin puede ser más vulnerable. Con los kilómetros cronometrados menguando año tras año –falta por ver cuánto durará esta tendencia antes de revertirse–, el de Maastricht precisa incorporar buenos escaladores que estén a su lado cuando la carretera se empine. Todavía los hay libres en el mercado, y buenos, pero cada día se anuncia un nuevo acuerdo y –más preocupante para Dumoulin– una nueva marcha de Sunweb y alguien en su entorno, o él mismo, debería comenzar a preguntarse si ese contrato que le une al conjunto alemán hasta 2021 no se acabará convirtiendo en una cárcel para sus opciones de convertirse en ganador del Tour. Dumoulin está a gusto en el equipo, que gira en torno a él, pero eso no puede hacerle perder de vista que la jaula, aunque esté revestida de oro, sigue siendo una jaula.

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