La UCI pospone sus planes de ascensos y descensos en el WT

Los equipos le han ganado la batalla a la UCI / © RCS

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Los equipos, al menos los 18 que actualmente conforman el World Tour, le han ganado la batalla a la UCI. Interesadas en mantener el status quo que les garantiza su dominante posición en el ciclismo mundial, las escuadras de la primera división del ciclismo no querían ni oír hablar de ese sistema de ascensos y descensos que planteaba la UCI en base a lo resultados de cada campaña y que permitiría un trasvase anual entre el World Tour y la categoría Continental Profesional. La idea, que comenzó a evaluarse en 2014, parecía que iba a tomar cuerpo en 2020, pero la UCI habría tomado la decisión de posponer la entrada en vigor de este sistema hasta 2023 según la información que hoy publica en exclusiva el portal neerlandés Wielerflits.

La UCI retira la puesta en marcha de este sistema para el próximo año y también da marcha atrás en otra parte muy importante de las medidas que quería adoptar: la reducción de los equipos World Tour. La idea inicial del máximo organismo mundial del ciclismo era que el World Tour pasara de los 18 equipos actuales a 16 en un plazo razonable de tiempo, pero aquí también se ha impuesto el criterio de los equipos que han conseguido no sólo que se abandone la idea de reducir el número de escuadras de la máxima categoría, sino aumentarlo hasta 20.

Pero ese aumento a 20 equipos siempre llegaría condicionado por una serie de factores. A partir de 2023, si este sistema finalmente, ve la luz, los equipos World Tour seguirán recibiendo sus licencias por un periodo de tres años y si en ese periodo acaban una temporada en la 19ª posición o peor del ránking Mundial, perderían la categoría a favor del equipo PCT que les hubiese superado en esa clasificación. Sólo en el caso de que dos o más equipos PCT acabaran el año por delante de otros tantos conjuntos WT en la clasificación mundial, se podría dar el caso de que se ampliara la máxima categoría a 20 equipos.

Se trata, por lo tanto, de una enorme e importante victoria de los equipos frente a la UCI y, también, los organizadores, que ven cómo la no reducción de equipos en el World Tour les deja con las manos cada vez más atadas a la hora de repartir sus invitaciones, habitual moneda de cambio para conseguir financiación de parte de los patrocinadores.

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