Lefevere se da cuatro meses para salvar su proyecto

Lefevere 2017

Patrick Lefevere puede verse fuera de los focos en 2018 / © Quick Step Floors

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Puede parecer increíble, pero la posibilidad de que la temporada 2018 comience sin que el pelotón World Tour (que acaba de renovar sus licencias para las próximas tres temporadas) cuente entre sus componentes con un equipo comandado por Patrick Lefevere, el veteranísimo mánager belga que en su carrera ha estado detrás de equipos míticos como GB-Maglificio, Mapei-GB, Mapei, Domo-Farmfrites y ya en esta última etapa el Quick Step Floors con sus distintas denominaciones anteriores.

Quizás nunca antes existieron en el mundo del ciclismo equipos tan especializados en las carreras de un día como lo han sido los suyos. “Yo sé reconocer a un vueltómano en cadetes y él no sabe. Él sabe ver a un buen clasicómano en cadetes y yo no sé”. Así de simple resumió en una ocasión Manolo Saiz la diferencia entre las filosofías de su no menos mítico ONCE y los equipos de Lefevere. Ahora, más de dos décadas después del inicio de aquella aventura, Lefevere ve cómo se le agota el tiempo. Su Quick Step Floors sigue siendo una de las escuadras más potentes del mundo –fue séptimo en la clasificación UCI de la pasada campaña y a día de hoy ocupa ese mismo puesto justo antes del inicio de la época del año que suele serle más propicia–, pero su proyecto sólo cuenta con patrocinadores hasta el final de la presente campaña y Lefevere sigue sin encontrar sustituto para Quick Step, algo que ya le ha complicado sobremanera reforzar su escuadra de cara a esta campaña ya que durante el pasado invierno sólo podía ofrecer contratos de un año de duración y a estas alturas, sencillamente, no puede ofrecer absolutamente nada a sus grandes figuras más allá del mes de diciembre.

En una larga entrevista publicada por el rotativo belga Het Nieuwsblad Lefevere se ha puesto, por primera vez de forma pública, fecha de caducidad: cuatro meses. Ese es el tiempo que el mánager se ha dado a sí mismo para encontrar un patrocinador que quiera poner sobre la mesa el presupuesto necesario para seguir adelante con el proyecto. En caso contrario… la jubilación.

Aviso a los “chicos tontos” de su equipo

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Tom Boonen es el líder de la primavera / © Quick Step Floors

Por ello, Lefevere sabe que la imagen que debe dar su equipo en esta temporada de clásicas, las pruebas por y para las que existe el Quick Step Floors, debe de rozar la perfección. Como en años anteriores, en la escuadra de Lefevere existen más jefes de filas que trabajadores natos, pero el adiós de Tom Boonen el próximo día 9 de abril en Roubaix ha permitido dejar las cosas muy claras. Él y sólo él será, en circunstancias normales, el jefe de filas de Quick Step Floors en las clásicas y, dada la situación de la estructura, Lefevere avisa “a los chicos tontos: el que no juegue en equipo estará jugando con fuego”.

Lefevere reconoce que “he empezado a buscar patrocinador. Siempre dije que comenzaría ese trabajo cuando regresase de Dubai y, por lo tanto, ya he empezado”. Una búsqueda que “comienza siempre con los patrocinadores existentes. Estoy negociando de muy buena fe con Quick Step, pero ellos no quieren decidirse tan pronto y eso no es una opción para mí. Me gustaría poder esperar tranquilamente hasta el Tour de Francia, pero si lo hago me quedo sin corredores. Los representantes ya están nerviosos ahora”.

Pese a ello, Lefevere asegura que no está nervioso. “No, en absoluto. Nunca he estado más tranquilo. Imagínate que mañana entro por la puerta de Quick Step gritando ‘me tenéis que dar una respuesta ahora’ ¿me ayudaría eso en algo?”, recapacita el belga que, además, asegura que está muy abierto a un cambio de mentalidad en la manera de relacionarse con su próximo patrocinador. “Es verdad que siempre he trabajado con patrocinadores flamencos. Gente que ha estado siempre en un radio de 20 kilómetros a mi alrededor. Gente de mi hábitat. Pero no soy ciego y sé que esto ha crecido enormemente y que el ciclismo es un claro ejemplo de la globalización de la economía. Hemos visto como los chinos han comprado medio África o cómo los árabes se han adueñado de la mitad del fútbol. Por mi parte, mi nuevo patrocinador puede ser un simpático chino”.

Zdenek Bakala, gran mecenas detrás del proyecto de Lefevere, ha repetido en más de una ocasión que el belga “no tiene que preocuparse” por el futuro del equipo. El máximo responsable del Quick Step Floors relativiza sus palabras. “¿Qué significa eso? Que es un gran tipo” e ironiza diciendo que “eso quedó escrito y cuando lo dijo todavía era mediodía, así que no habría bebido mucho en el momento de decirlo”.

En cualquier caso, Lefevere no piensa que con esas palabras Bakala haya querido decir que esté dispuesto a soportar él solo todo el presupuesto del equipo. “No lo creo. Tampoco sería justo por parte de los antiguos patrocinadores esperar tanto de él. Yo creo que su aportación actual ya es el límite”.

El que no espere no será considerado para la renovación”

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Lefevere exige que el equipo se anteponga a todo / © Quick Step

Pese a su delicada situación, Lefevere no pierde ni un ápice de su conocidísima dureza negociadora que, incluso, estuvo cerca de acabar con Tom Boonen lejos del Quick Step Floors. El belga no tiene nada con lo que asegurar el futuro de su estructura y sus trabajadores, pero es muy claro en el mensaje hacia sus corredores: “el que no espere no será considerado a la hora de afrontar las renovaciones. En este equipo no hay demasiados tontos, pero si a alguno se le ocurre empezar a pensar más en sí mismo que en el equipo, las cosa es clara: no será seleccionado para más carreras. Quien no juegue en equipo estará jugando con fuego. Si no tienes confianza en mí y en esperar hasta el mes de junio, entonces no estás en el equipo adecuado”.

Ahora comienza la parte más importante de la temporada para su equipo y, por lo tanto, no es casualidad que, como ya ha reocnocido antes, Lefevere haya esperado hasta su regreso de Dubai para comenzar, al menos de manera más intensiva, la búsqueda de un nuevo patrocinador. “Ya hemos sumado doce victorias. Es un buen bagaje, pero Lotto-Soudal también lo está haciendo muy bien así que en estas circunstancias el fin de semana inaugural de las clásicas flamencas es un poco menos importante que otras veces”.

Para él, como para todo el equipo –y gran parte de la afición ciclista–, la parte más emotiva de esta primavera será la llegada al velódromo de Roubaix de Tom Boonen el día de su retirada. “Será un día triste”, reconoce Lefevere. “Será el final de un capítulo”, pero también pide que se relativicen las cosas. “Lo que está ocurriendo ahora es enfermizo. Puro exceso de consumo. El propio Tom lo dice: si seguimos así la gente no podrá verme ni la cabeza. Esto está siendo peor que aquel año 2006 de sobreexposición. Por ahora, todos nos lo estamos tomando bien, pero puede llegar un momento en el que todo esto le afecte negativamente a nivel mental y eso le impida estar al máximo a nivel físico”. Por ello, Lefevere asegura que no está teniendo mucho contacto con su todavía pupilo. “No, le estoy dejando en paz. Imagínate que a todo lo que he dicho me sumase yo siendo pesado con él”.

El Tour, fecha límite

Así las cosas y con todos estos mimbres, Patrick Lefevere tiene claro que sus casi tres décadas al frente de potentes equipos ciclistas tienen, a día de hoy, fecha de caducidad: el inicio del Tour de Francia. “¿Mi fecha límite? Digamos que el inicio del Tour”. Si para entonces Lefevere no tiene claro que podrá sacar equipo en 2018, ese año será el primero en mucho tiempo en el que esté lejos de las carreras. “Una vida fuera del ciclismo sería muy dura para mí. Quizás no tanto como lo hubiese sido hace algunos años. ¿Qué haría? Probablemente escribir columnas de opinión para el que mejor me pague (ríe). O quizás me haga bloguero como Roger De Vlaeminck: sencillamente escribir lo contrario de lo que todo el mundo dice. Me gusta nadar, pero tiene que hacer calor para eso”.

Parece que Lefevere se refugia en el humor y la ironía para no pensar demasiado en serio en la posibilidad de convertirse en un jubilado el próximo día 31 de diciembre. “Ya tengo 62 años. Mi viaje soñado, a Tahití y Bora Bora ya no lo voy a hacer. No me apetece meterme tantas horas en un avión y, además, aquellas chicas de la época de Marlon Brando ya no están allí. O quizás sigan estando, pero ya no se fijarían en un viejo como yo”.

Un comentario

  1. El que mejor definió a este excelente director fue Manolo Saiz con la famosa frase del artículo. Sería una pena que no pudiera encontrar nuevo patrocinador.

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