Los expertos no pueden explicar el rendimiento de Froome

Froome_Pierre-Saint-Martin

Froome en la Pierre-Saint-Martin

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Pese a que el Tour de Francia y, en general, las grandes citas del ciclismo siguen arrastrando masas a las cunetas y se sitúan, con regularidad, entre las emisiones deportivas más vistas en toda Europa (y cada vez más en el resto del mundo), parece que este deporte va a seguir, durante mucho tiempo, pagando los platos rotos de un pasado que muchos dudan que se haya superado.

Buena prueba de ello es la polémica nunca apagada desde que se dio el pistoletazo de salida de esta edición del Tour de Francia en Utrecht y que tiene su foco puesto en el líder de la carrera Chris Froome. Su inolvidable ascenso a la Pierre-Saint-Martin fue, en ese sentido, el combustible ideal para que el incendio tomara fuerza de nuevo. En una época en la que las redes sociales han hecho posible que estos debates alcancen un nivel de propagación nunca antes conocido, resulta hasta lógico que el interés de los medios de comunicación por explicar y ofrecer toda la información disponible se haya multiplicado. Dividida la afición entre los que se niegan a creer que las prestaciones de Froome sean fruto del uso de métodos prohibidos y aquellos que consideran que tal grado de excelencia sólo puede ser alcanzado recurriendo al dopaje, cualquier cosa que se escriba o diga se usa como munición en este enfrentamiento dialéctico que está tomando tintes de guerra de trincheras.

Y, en ambos bandos, como suele ocurrir, existen siempre ‘aficionados’ absolutamente impermeables a la opinión contraria. Espoleados además por dirigentes como el director del Tour de Francia, Christian Prudhomme, que culpó directamente a la prensa del lanzamiento de un bote con orina al portador del maillot amarillo, algunos descerebrados que poco tienen que ver con un verdadero aficionado –no ya al ciclismo, sino al deporte en general– encuentran el parapeto adecuado para excusar su deleznable comportamiento –y aquí incluimos tanto las agresiones físicas como la mencionada hasta los insultos en redes sociales a periodistas, medios, directores, corredores…–.

Sea como fuere, la realidad y la actualidad no siempre son coincidentes. La actualidad, qué duda cabe, pasa por escrutar hasta el más mínimo detalle de las diarias actuaciones de Froome y sus compañeros. La realidad, no lo olvidemos, es que no existe indicio alguno de trampas.

Por ello, palabras como las pronunciadas ayer en la televisión francesa por Pierre Sallet, doctor en fisiología, deben de servir única y exclusivamente para que el aficionado tome nota de su opinión y, conocida la réplica del entorno del corredor, saque sus propias conclusiones.

Sallet, a petición de la organización del Tour de Francia, analizó la subida a la Pierre-Saint-Martin de Chris Froome. Su conclusión fue clara: Froome “desarrolló una potencia anormalmente alta. Unos valores que antes sólo habíamos visto en atletas que posteriormente se demostró que habían recurrido a sustancias ilegales como Lance Armstrong o Jan Ullrich”. Como científico y experto, de sus palabras no se destila acusación alguna y, por ello, añade la petición tanto al corredor como a su equipo para que aporte todos los datos disponibles “para que nosotros [la comunidad científica N.d.A.] podamos explicarlo”.

Pero, ¿cómo llegó Sallet a esa conclusión? “El tiempo invertido por Froome en ascender a la Pierre-Saint-Martin es incuestionable en su medición: tardó 40 minutos y 45 segundos. En base a ese tiempo podemos calcular que la potencia desarrollada por Froome fue de 425 vatios. Según los modelos científicamente aceptados, llego a la conclusión de que la potencia aeróbica máxima desarrollada por Froome es de 60 vatios. Con todo ello, si damos por hecho que Froome pesa 71 kilos, los modelos me hacen llegar a la conclusión de que desarrolla 7,04 vatios por kilogramo”. Por lo tanto, Sallet reconoce que, aunque ha usado modelos científicamente sólidos y aprobados, sus conclusiones no son fiables al cien por cien, sino que son una aproximación. Sin embargo, añade que “en base a lo que hemos visto en el pasado, estos resultados son alarmantes. Desarrollar menos de 6,5 vatios es normal, todo lo que esté por encima de 7 vatios por kilo ha estado relacionado en el pasado con atletas que se doparon”.

Es importante recordar que lo que se le pide a Sallet es dar una explicación científica a la gran pregunta de si es posible que Froome pueda alcanzar estas prestaciones sin estar haciendo trampas. Por ello, y en su condición de científico, insiste en que “Froome debería de darnos todos sus datos para que sus capacidades sean del todo creíbles. A su alrededor, vemos un pelotón que es mucho más sano [que en el pasado N.d.A.] con promedios que están dentro de esos valores comentados. Y luego está esta criatura alienígena cuyos valores, en base a nuestro conocimiento fisiológico actual, son inexplicables”.

La siguiente pregunta, por lo tanto, está clara: ¿qué información debe de revelar Froome para que Sallet y sus colegas puedan aportar sus conclusiones? “Absolutamente todo. Desde su pasaporte biológico hasta los valores reales de su potencia. Si tenemos toda la información sobre la mesa, vamos a saber qué es lo que está sucendiendo”.

El mánager del equipo Sky, Sir Dave Brailsford, tuvo la oportunidad de replicar inmediatamente la intervención de Sallet y, por supuesto, defendió los intereses de su corredor estrella. Según Brailsford, Sallet “se ha basado en un cálculo matemático. Él no tiene todos los datos de Froome. Sólo son estimaciones, aunque entiendo que todo el mundo ponga en cuestión y se pregunte si es realmente posible lo que están viendo”.

En relación a la petición de Sallet de que el equipo Sky aporte toda la información posible, Brailsford recordó que “ya en 2013 estuvimos en la misma situación y todo el mundo quería saberlo todo. Entonces dimos todos nuestros datos a la agencia británica antidopaje, que fue incapaz de encontrar nada. Chris es especial, pero no hace trampas. Por mi parte, la UCI puede mandarnos a un experto que conviva todo el año 24 horas al día con el equipo. Estoy dispuesto a permitirlo”.

Sin embargo y pese a que podría ser una información muy interesante a estas alturas y muy fácil de aportar, cuando Braislford fue interrogado por el peso exacto de Froome, aseguró que no conocía “ese dato exacto. Recordemos que las estimaciones de Sallet se basan en una proyección sobre un peso de 71 kilos, aunque hay quien asegura que el corredor estaría ahora, tras dos semanas de Tour de Francia, en los 66 kilos lo que, evidentemente, arrojaría datos de potencia por kilo superiores a los 7,04 del informe de Sallet.

El equipo Sky, entre tanto, ya ha anunciado que posiblemente haga públicos los datos de Froome durante la jornada de descanso de mañana martes.

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