Los ojos de Ricardo Ten volvieron a brillar en Río

Ricardo Ten (centro), celebra su título mundial / © Rfec

Román Mendoza / Ciclo21

Rio 2016 -los Juegos Paralímpicos- fue el final, en cierto modo esperado, de un nadador que marcaba una época en el deporte adaptado, tres oros, una plata y dos bronces en cuatro ediciones anteriores, pero que se iba de esa quinta cita sin medallas y con la sensación cierta de que su ciclo había terminado.



Rio 2018 -los Campeonatos del Mundo de paraciclismo en pista- ha sido la ratificación para nada inesperada, de una nueva carrera deportiva para el deportista valenciano Ricardo Ten que lograba en el velódromo olímpico y paralímpico una medalla de oro en persecución, una de bronce en el kilómetro, y la quinta posición en el scratch C1-C3.

Recién aterrizado en Barajas, el 133º ‘arco iris’ español atendía a Ciclo21.

El seleccionador nacional, Félix García Casas, le señalaba, antes de salir para Río, como una de las grandes bazas del combinado nacional, a pesar de su bisoñez, a tenor de sus tiempos, pero una cosa son los registros previos y otras las marcas en competición. Sinceramente, ¿se lo esperaba?

– Llegaba muy ilusionado, en especial en la persecución, porque era la prueba que más me había preparado, pero de ahí a verte campeón va un trecho enorme. En el Campeonato de España hice marca personal, y el hecho de acercarme a los 4 minutos en cemento (4:05) me daba muy buenas perspectivas. Luego, en la concentración que tuvimos en Anadia, la primera vez que rodaba en madera, estuve en 3:56, una marca que debía valer para meterme en podio. Así llegué a Río dispuesto a darlo todo, aunque me faltaba experiencia. En la semifinal hice un 3:54 muy agónico, pero por la tarde fui mejor, bajé a 3:52.222 y me llevé el arco iris.

– ¿Por qué dice que le faltaba experiencia?

– Por la forma de correr, porque salgo a tope desde el principio y trato de aguantar al máximo hasta el final, hasta que reviento. Me falta saber regular mejor, clavar los parciales y llegar con chispa al final. Pero es algo que iré adquiriendo poco a poco.

– La segunda medalla llegaba en el kilómetro, prueba que preparó menos. ¿Pensaba que tenía menos opciones?

Por las marcas que había hecho, sabía que en la persecución tenía mayores posibilidades. El kilómetro, además, es una prueba que en los Juegos engloba tres categorías. Y aunque hay una factorización, con mis tiempos no tengo opciones de medalla ante otros corredores de las clases C2 o C3. Aquí he sido bronce con 1:17.276, pero en el conjunto mi tiempo no ha estado siquiera entre los diez mejores.

– El único momento malo fue la caída en el scratch C1-C3, donde aun así terminó quinto…

Ni siquiera lo considero una experiencia negativa, solamente que pequé de inexperiencia. Se iba muy rápido, en pelotón y hubo dos o tres enganchones. Para saber rodar a esa velocidad, que cuidados y eso se va aprendiendo.

– A pesar de su discapacidad -perdió una pierna y los dos brazos como consecuencia de una electrocución cuando apenas tenía ocho años-, Ten tiene un amplio dominio -y bastante experiencia- sobre la bicicleta. “En el hospital, lo que quería es que mi padre y mi hermano me arreglasen la mountain bike, para seguir montando. Y cuando me la arreglaron y vi que podía hacerlo, sabía que todo lo que me propusiera lo iba a conseguir. Hacía el burro igual que cualquier otro chaval, y si me iba al suelo, pues no pasaba nada. La pena es que no haya competición de paraciclismo en BTT, sería la leche con lo que me encanta subir, pero sobre todo bajar”, se lamenta riendo pero totalmente en serio.

– A pesar de ese amor por la bicicleta, usted se dedicó a la natación, pero sin olvidarse del ciclismo hasta que decidió el cambio de deporte ¿Cómo ha sido la transición?

Cuando me metí en la natación, seguí montando en bici para coger fondo, e incluso compitiendo en triatlón, me di cuenta que mis mejores registros eran en el sector de la bicicleta. En todos los deportes siempre tienes una fase ascendente y una curva descendente. Y en natación vi que cada vez me costaba más estar en mis marcas y que la gente venía apretando muy fuerte, por lo que me planteé el cambio al ciclismo. Tras 22 años en el agua, notaba que esa ambición me empezaba a faltar, pero ahora con 42 años tengo una nueva ilusión. Mi mujer dice que me vuelven a brillar los ojos.

– Y aunque sus primeros éxitos internacionales llegaron en carretera -plata en la prueba en línea en el pasado Mundial de carretera en Pietermartizburg, Sudáfrica- su primera competición ciclista fue en pista, en los Campeonatos de España 2017 en Tafalla. ¿A cuál se ha adaptado mejor?

Las competiciones en pista son más parecidas a las que practicaba en natación, y sobre la bici llevas una sensación de velocidad que no tienes en otras disciplinas. Está todo más controlado que en carretera, donde influyen muchísimo más factores tanto en la prueba en línea como en las contrarrelojes, con un esfuerzo muy diferente. Tanto en un caso como en otro sé que me queda mucho por mejorar, ya que estoy en una fase de aprendizaje total, Siento y noto que me falta competir más, aprender e interiorizar esos gajes. Pero por otro lado estoy satisfecho porque mi adaptación está siendo mucho más rápida de lo que pensaba.

– Según nos comentaba el seleccionador, el principal ‘problema’ de su adaptación fue el proceso hasta que fue oficializada su clasificación como C1. ¿Cómo lo vivió?

No me importaba mucho, sinceramente, ya que me pusieran en una clase u otra lo que quería es competir y saber hasta dónde podía llegar. Sabemos que en cada categoría hay distintos perfiles, y en C1 es una clase en la que tengo un perfil alto. Si me hubieran puesto en C2, me habría tocado entrenar más duro, pero dispuesto a llegar a lo más alto”.

– También señalaba el seleccionador su rol especial en el equipo…

Soy un novato, pero un novato especial. Por mucho que quieran manejarme -dice riendo abiertamente-, tengo muchas experiencias. He procurado integrarme en el equipo, ser uno más, y si hay algo de lo que sé y lo pueda aportar, mejor.

A nivel personal, este Mundial también ha tenido su anécdota. “Siempre he dicho que me gustaba la pista porque queda mejor el mono con las mangas largas, aunque en mi caso daba lo mismo. Se han reído mucho con estas palabras”, nos cuenta Ten que tiene muchos recuerdos en estos momentos, comenzando por su equipo el Koryo Car-Dstrel Cycling, “con los que tendré una cena estos días”, y siguiendo con Proyecto FER, Liberty Seguros o Cofidis, sin olvidar a la Fundación Levante, con la que colabora en diversos proyectos de motivación, hablando de sus vivencias. En este sentido, sus últimas palabras son elocuentes: “La vida nos pone zancadillas, pero hay que tener una actitud y salir adelante. Tenemos que ver que una discapacidad no es una incapacidad y que un momento traumático te puede dar a vivir otras experiencias tan maravillosas como ésta”.

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