Los Suárez, una saga unida por el ciclocross

Alain Suarez pod Cto Esp Legazi

Alain Suárez, campeón en Legazpi

El sábado se vivió en los Campeonatos de España de celebrados en Legazpi (Gipuzkoa) un hecho histórico sin precedentes dentro del ciclocross nacional. El cántabro Alain Suárez se vistió de rojigualda sobre el barrizal de Urtatza, dando una nueva alegría a una familia que lleva más de 30 años exhibiendo su pasión y dedicación cuasi religiosa a esta disciplina invernal, y haciéndolo a través de cinco generaciones distintas hasta el momento.

Naturales de Los Corrales de Buelna en la comarca cántabra del Besaya, el primero de la saga, Raúl Suárez, fue el que debutó sobre el barro, y lo hizo en los años 80 sin resultados destacados a mencionar. Al poco tiempo se enganchó su hermano Antonio que, curiosamente sigue compitiendo hoy en día con más de 40 años de edad y ¡en elites! Toñín tiene como mejores resultados en los Campeonatos de España dos octavos puestos, logrados de forma consecutiva en la década de los 90.



Por otra parte ha sido dos veces mundialista (categoría profesional), acudiendo en 1998 a Middelfart (Dinamarca) donde fue 17º y al año siguiente a Poprad (Eslovaquia), que no lo terminó. Respecto a su palmarés, destacar que ha sido nueve veces campeón de Cantabria de ciclocross.

El más prolífico (que no el de la carrera más longeva, que es por supuesto Toñín) es Isaac Suárez. Fue el primero en realizar una apuesta seria de competir con cierta regularidad en el extranjero, y es el que tiene el mejor palmarés de toda la saga. Posee dos títulos de campeón de España, sub 23 en 2001 logrado en Noja, y elite en 2012 en Gandía. Tuvo que ´picar mucha piedra´ Isaac para hacerse con el oro en la categoría reina, y lo logró cuando menos se lo esperaba.

Unas veces David Seco, otras José Antonio Hermida o Javier Ruiz de Larrinaga, le impedían el acceso al cajón más alto. Hasta que pudo vestirse de rojigualda, había cosechado en los Campeonatos de España tres platas y tres bronces. En Gandía, una semana antes, no se mostró a gusto en el ensayo previo sobre el circuito del Nacional, pero días después se colgaba el oro, precisamente en una tierra, la valenciana, en la que corrió durante varios años patrocinado por la empresa GRAMAN. El corraliego aprovechó muy bien su conocimiento de los trazados valencianos para hacerse, por fin, con la flor que le faltaba en jardín.

Asimismo, hay que añadir también en su palmarés una plata cadete en la edición de 1995. Como decíamos antes, su periplo internacional es muy amplio, participando en 14 Mundiales, 11 como profesional, dos como sub 23 y uno como juvenil. Su mejor resultado fue el 22º, logrados en los años 2008 (Treviso, Italia) y 2010 (Tabor, Chequia).

Los que garantizan, de momento, la continuidad del apellido Suárez en las campas son los hijos de Raúl y de Antonio. Por parte del primero los conocemos más, ya que tanto Kevin como Alain son habituales en las carreras importantes durante estos últimos años. El mayor, Kevin, tiene en su palmarés dos títulos de campeón de España, el junior obtenido en Gandía en 2012 y el sub 23 en 2015 en Gijón ante todo un Felipe Orts. Posee también un bronce como cadete (2010) y tres subcampeonatos, en 2013 siendo sub 23 y en 2016 y 2017 como profesional o elite.

Además, es el único de la familia que puede presumir de tener en sus vitrinas la Copa de España, agenciada en las temporadas 2011-2012 en categoría junior, y en 2014-2015 ya como sub 23. También ha sido mundialista hasta ahora en tres ocasiones, aunque en 2018 se verá truncado su periplo al no ser seleccionado por Pascual Momparler para acudir a Valkenburg. A diferencia de Isaac, Kevin sí hace salidas a competir en el extranjero con mucha más asiduidad.

Y llegamos a la actualidad, con Iris Suárez, hija de Antonio, que tomó parte el año pasado en sus primeros Nacionales en Valencia siendo cadete, y acabando 26ª (no lo hizo en Legazpi a pesar de estar inscrita). Finalmente terminamos como empezamos, mencionando al hijo de Raúl, Alain, campeón de España cadete en Legazpi hace apenas una semana, el más precoz de la familia en vestirse de rojigualda.

Nos gustaría profundizar más y hacer un trabajo más amplio y meticuloso, pero valga este artículo como homenaje a una familia que muestra año tras año su pasión y amor por una disciplina que para ellos se ha convertido en todo un modo de vida.

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