Mikel Landa es el ciclista del Tour

Mikel Landa_Tour Francia_2017

Landa en una imagen de este Tour / © Sky

Hay un corredor en el Tour que como dijimos un día, todo lo hace fácil. Es un ciclista con don, con gracia y que cae en gracia. Coge el manillar por la parte alta, se acopla a la flaca y rueda, sin más, como ese crío que toma la bici, su regalo más preciado de la infancia, se monta y echa a rodar, sin más, sin pretensiones, casi sin ofender.

Pero ofende, vaya si ofende, y seguirle no es sencillo, es una tortura. Lo miras y transmite paz, pero te lleva al límite, al borde, su ritmo te colapsa, mira hacia un lado, hacia otro, y sigue igual, como quien anuda la corbata y aprieta tan sutilmente, que impide que el aire fluya.

Dijo Alberto Contador que era un manojo de dudas sobre cuánto aguantaría a rueda de Mikel Landa en la maravillosa etapa de Foix, el breve pero intenso epílogo pireanaico. Puedo imaginar lo que sufrió el del Trek en la travesía con el alavés. Sólo cupo mirar lo que había acontecido el día antes, en el rampote final de Peyragudes, tras llevar enfilado el grupo que integraba los mejores ciclistas del Tour, tuvo arrestos para quedarse atrás del mismo y remotarles uno a uno, mientras otros a los que no les dio el viento, dígase Froome se clavaban literalmente. Sacar y rematar el córner: a mí me recordó aquel Valverde que tiró toda la subida y arriba sprintó para ganar.

El artículo completo, en Joan Seguidor

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