Nys, pasión y resurrección en el ciclocross

Sven Nys, vencedor en Koksijde

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Tuvieron que pasar 375 días entre el Jaarmarktcross de 2014 y el GP de Hasselt de ayer. Un año y diez días hubo que esperar para ver a Sven Nys subirse de nuevo a lo más alto de un podio. Pero, a veces, las cosas vienen rodadas. O se hacen más fáciles. O, como él mismo dijo ayer, mientras que el pasado año en Hasselt se le hizo evidente que todo iba cuesta abajo, ahora las sensaciones son las opuestas. Ha llegado el frío y, por lo tanto, la técnica y la experiencia comienzan a jugar un papel igual de importante que la potencia y la velocidad. Y, con todo ello, Sven Nys, el Caníbal de Baal, ha encadenado dos triunfos en sólo 24 horas. Ha vuelto a conseguir un oro en la Copa del Mundo, algo que no hacía desde el 26 de diciembre de 2012 en Zolder –el mismo circuito donde este año se disputa el Mundial–. Y lo ha hecho tras una pelea preciosa contra su sucesor. Un duelo épico con el presente del ciclocross mundial. Lo ha hecho, decimos, haciendo morder el polvo a un Wout Van Aert que lo intentó todo para soltarle, pero que tuvo que hincar la rodilla cuando en las dos últimas curvas el Caníbal hizo valer experiencia e inteligencia. Y, lo ha hecho, alcanzando su 50ª victoria en la Copa del Mundo.

Precisamente, de inteligencia es de lo que trató la carrera. Sven Nys dejó hacer durante la primera vuelta y media. No se puso nervioso cuando Lars van der Haar y Mathieu van der Poel, que regresaba hoy a los circuitos, aceleraron la carrera estirando al grupo hasta el punto de convertirlo en una procesión de corredores que viajaban de uno en uno intentando no perder demasiado terreno.

Nys, por detrás, no pareció inmutarse. Pasó por la línea de meta tras la primera vuelta con casi medio minuto de retraso sobre los líderes, pero sabedor de que el intensísimo frío y la lluvia –aguanieve– que caía sobre el circuito se convertirían pronto en sus aliados. Y, efectivamente, Van der Haar y Van der Poel pronto evidenciaron que iba a ser imposible aguantar ese ritmo en un cross tan duro como el de Koksijde.

Wout Van Aert, el más listo de los jóvenes, iba sobrado de fuerzas en comparación con el campeón de Europa y el campeón del mundo. Se acomodó a su rueda y adoptó una inteligente actitud de verlas venir. Y así, pronto se dio cuenta de que el maillot azul y el arcoíris no iban a ser rivales. Tampoco un Meeusen desencadenado en la tercera vuelta. El peligro real venía por detrás montado sobre una bicicleta amarillo chillón.

Sven Nys y Wout Van Aert se marcharon pronto en solitario. En todo momento dio la sensación de que el Caníbal de Baal pasaba mejor los complicadísimos tramos de arena del circuito, pero que Van Aert tenía un gramo más de fuerza en las piernas. Así, el joven líder de la Copa del Mundo hizo de todo por soltar a un Nys que se soldó a la rueda de su compatriota tomando el mando únicamente cuando era necesario.

Respondió a todos los cambios de ritmo. Provocó, de alguna manera, que Van Aert hiciera un desgaste excesivo de fuerzas y comenzara a ponerse nervioso. No sabía cómo quitarse esa sombra que le había salido. Luego llegó el pinchazo de Van Aert. Por fortuna para él, se produjo justo a la entrada de los boxes. Nys se vio en cabeza. De repente, contaba con unos 10 segundos de ventaja y dudó. Fue el primer y único momento de zozobra que le vimos en la jornada de hoy. Miraba hacia atrás. Quedaba demasiado por delante y no tenía muy claro si merecía la pena tirar o era mejor esperar. Finalmente, tras un tercio de vuelta intentando abrir un poco más el hueco, decidió dejar que Van Aert se le volviera a unir y encarar juntos el último tramo de carrera.

La última vuelta fue de infarto. Ambos se estudiaban y dejaron los deberes para el final. Van Aert confiaba en su teórica mejor punta de velocidad en el sprint. Nys, en haber hecho bien el trabajo previo y, por lo tanto, en haber minado lo suficiente las piernas de su rival. Ganar en la corta recta de Koksijde es un trabajo que se comienza a labrar en las dos curvas que sirven para salir del último tramo de barro. Una especie de ‘S’ que Van Aert afrontó por delante, pero que Nys trazó mejor. Salió primero al asfalto, con mejor tracción y aceleración. Los metros que consiguió en esas primeras tres pedaladas sobre el negro asfalto fueron suficientes. Alzó los dos brazos y el grito del público llenó el circuito. Sven Nys, el que parecía que ya no contaba, volvía a ganar. Lo hacía 24 horas después de su último triunfo y casi tres años después desde aquel 26 de diciembre de 2012 en Zolder.

Tras la carrera y antes de subir al podio, pudimos ver al Nys más emocionado de los últimos tiempos. Si ayer en Hasselt le costaba articular palabra, hoy en Koksijde le resultó casi imposible. Quizás, como todos los presentes, todavía no se lo creía del todo. “Es increíble”, repetía. “Me siento muy bien porque es una victoria que he conseguido ante los mejores del mundo. Ellos han ganado en circuitos rápidos, pero en una carrera técnica, dura y fría, he podido ganar. Es mi segunda victoria seguida y es algo muy especial porque los que suben al podio conmigo hoy, ayer no compitieron y eso le da un poco más de valor a mí triunfo”. Ayer se decía que Nys había ganado, pero todos hablábamos de las ausencias. Hoy estaban todos y el Caníbal de Baal es muy consciente de lo que ha conseguido. “Estoy muy contento y me lo voy a pasar muy bien esta semana con las sensaciones y con los recuerdos de cómo era esto”.

La hinchada presente en Koksijde estalló en un grito de júbilo cuando Nys entró en meta. Para ellos, el corredor de Baal tuvo también un emotivo mensaje ya que opina que “es increíble como el público siempre ha seguido creyendo en mis opciones. Además, poder ganar en mi último año contra los mejores en un final de pura fuerza… no tengo palabras. Este es el mejor momento de mi carrera”,

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