Revolución en el CX: “Paguemos sólo a Van der Poel y Van Aert”

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Sólo un puñado de hombres llena los circuitos de espectadores / © Belga

Nicolás Van Looy / Ciclo21

La Copa del Mundo, la challenge de la UCI, no se enfrenta a esos problemas, pero el resto de las competiciones, da igual en qué clasificación de la regularidad estén metidas, afrontan cada año una mayor competencia por atraer a los grandes nombres del circo invernal del ciclismo. Hasta no hace tantísimo, el Superprestigio (nacido en la campaña 1982-83) y el Gazet van Antwerpen (inaugurado en la temporada 1987-88) eran los dos grandes complementos a la campaña oficial de la UCI, pero el boom que supuso la irrupción de Sven Nys, su vida y milagros, impulsaron al ciclocross a cotas nunca antes vistas ni imaginadas. El Caníbal de Baal profesionalizó el deporte hasta límites nunca antes vistos y ejerció, casi sin quererlo, como sindicato unipersonal. Su presencia cotizaba al alza y, a su sombra, sus grandes rivales se beneficiaron de las enormes subidas de caché que vivió el ciclocross entre la última década del siglo XX y la primera del XXI. Los responsables de las carreras sabían que, aunque Nys era el que desplazaba a las masas y llenaba los circuitos, hacerle correr sin rivales que le pudieran apretar, léase los Vervecken, De Clercq, Wellens, Groenendaal, Vanthourenhout, Albert, Stybar… era lo más aburrido que uno pudiera imaginar. Por ello, todos esos nombres y muchos actores secundarios más se beneficiaron de unos fijos que pusieron incluso en riesgo el aspecto deportivo de todo el asunto, ya que se llegó a tal punto que algunos ingresaban más por presentarse a la salida que por su propio sueldo.

Si todo eso, con el paso de los años, se ha convertido en una burbuja o no lo sabremos en el futuro cercano. Muy cercano. Ya hay quien avisa de ello, pero los expertos no terminan de ponerse de acuerdo. Lo único cierto, por el momento, es que el tirón de la especialidad sigue existiendo al calor del –este año desdibujado– impresionante duelo deportivo entre Mathieu van der Poel y Wout Van Aert. Telenet, el operador de comunicaciones que compró ya el pasado año los derechos de emisión del DVV y el Superprestigio, ha calificado recientemente esa decisión como de “enorme éxito comercial” ya que su canal temático ha multiplicado el número de abonados, pero los organizadores avisan que el negocio, al menos para ellos, puede comenzar a ser insostenible.

Hace un par de semanas vimos que en Ronse sólo 23 corredores conformaron el pelotón de la prueba elite masculina y que, mientras que la famosa internacionalización es una realidad en la categoría femenina, el idioma casi exclusivo entre los hombres sigue siendo el neerlandés. Fueron, decimos, sólo 23 corredores de los que 16 fueron belgas, 4 holandeses, 2 alemanes y un checo. ¿Alarmante?

Sí, mucho… según los organizadores que cifran, como media, en 150.000 euros el coste de organización de una gran cita. Un dinero que, por el momento, recuperan con los ingresos de publicidad y taquilla, pero que está haciendo cada vez más complicado cuadrar las cuentas. La irrupción, muy potente, del Bricocross, que también cuenta con televisión en todas sus puntuables, ha añadido un nuevo y muy hambriento invitado al banquete y eso hace que algunos estén buscando soluciones que, a la vista de lo explicado anteriormente, pueden parecer lógicas: reducir, cuando no eliminar, los fijos por participar.

El drama de Ronse, esos 23 corredores en la salida, demostró una cosa (para los defensores de esta idea): que a la gente, siempre y cuando Van der Poel y Van Aert, acompañados por uno o dos más si es preciso, den un buen espectáculo, todo lo demás es accesorio. Así pues… ¿por qué pagar a alguien más por tomarse la molestia de tomar parte en la carrera? Koen Monu, organizador de la cita de Boom (tercera del Superprestigio), lo tiene claro: “deberíamos pagar un fijo únicamente a Van Aert y Van der Poel. Al resto, hay que pagarles en base a sus prestaciones ese día”.

Una idea que apoya Erwin Vervecken, uno de los grandes beneficiados como corredor de esa tasa de salida y que ahora, como miembro de un comité organizador, ya no considera tan justo como antes. “Los corredores de segunda y tercera línea de la parrilla de salida se han vuelto demasiado caros. Los grandes nombres son los que arrastran al público a los circuitos y se ganan su dinero, pero el resto sólo se aprovecha de la coyuntura de éxito que tiene el deporte en estos momentos”.

Monu, que además de la de Boom también organiza la carrera de Heusden-Zolder (de la Copa del Mundo, donde no se paga ningún fijo a los participantes), pone negro sobre blanco los números que critica. “Ahora mismo te hacen falta unos 150.000 euros para organizar un gran evento. De ese dinero, 50.000 euros se van a pagar los fijos de salida. ¡Un tercio del total! Son sumas muy elevadas que hacen muy difícil mantenerte a flote”, asegura. Además, para comparar ese gasto ejemplifica que “montar un tienda VIP cuesta 13 euros el metro cuadrado; la redacción del plan de movilidad, 3.500 euros; las licencias de la Federación Belga y la UCI, depende del tipo de carrera… y a todo eso hay que sumar los costes de personal”.

Wout Van Aert, el mejor pagado

Wout Van Aert_Lars van der Haar_Ronse_DVV_2017

Van Aert es el corredor con más caché de salida / © Facebook WVA

Monu coincide con Vervecken a la hora de analizar el problema. “Los grandes nombres son los que hacen atractiva la carrera. Los demás, sencillamente, no se merecen esos cachés tan altos. Wout [Van Aert] cobra 9.000 euros y Mathieu [Van der Poel] 8.000 euros. Ambos se lo ganan. Y luego tienes a la campeona del mundo femenina, que desde mi punto de vista también tiene todo el derecho a pedir una buena cantidad”.

El problema es que lo que proponen Monu y Vervecken supone una enorme revolución en un deporte en el que los organizadores, con estos fijos y con el dinero destinado a premios corren con buena parte de los costes salariales del pelotón. Cambiar eso, por lo tanto, significa reventar el sistema desde sus propios cimientos, por lo que Monu no se limita a hacer la crítica sino que propone una solución. Un plan alternativo.

“Tendríamos que diseñar un sistema de premios al que destinemos una cantidad decente de dinero. La teoría es muy simple: si eres bueno, ganas bien” y es aquí donde, desde la perspectiva de los corredores que no han tenido la suerte de nacer o formarse entre las fronteras belgas y holandesas, el discurso suena muy atractivo para los defensores de una mayor internacionalización: “pagar a un corredor por tomar la salida es un sistema injusto para los propios corredores. Las cantidades dependen demasiado de lo que consiguieron en temporadas anteriores”. En ese sentido, siempre será muy complicado que corredores como Esteban, Larrinaga, Suárez u Orts puedan ganarse esos derechos ya que deben repartir su calendario entre las pruebas más importantes del calendario internacional y la Copa de España, donde sus patrocinadores tienen su mayor interés. Además, los grandes costes de los desplazamientos (aquí podríamos hablar de la hipocresía de belgas y holandeses al hablar de la nula rentabilidad de viajar a Estados Unidos para las dos primeras pruebas de la Copa del Mundo) hacen que puedan correr en Centroeuropa menos de lo que desearían. Correr menos, supone ser menos conocidos. Ser menos conocidos supone no poder aspirar a esos fijos. Y así, en el inamovible círculo vicioso que explica muy bien esa frase dicha por Felipe Orts en su reciente entrevista a Ciclo 21: Es un mercado muy cerrado. Es para ellos. Lo tienen montado para ellos y no quieren que nadie entre.

Por ello, volvemos al relato de Monu, lo justo desde su punto de vista “con ese sistema en base a las prestaciones de cada uno, todo depende de lo que seas capaz de hacer en esa carrera. Ese día. De esta manera evitaremos cosas como las que vemos ahora: que algunos corredores, un vez que han cobrado su fijo por salir, se toman la carrera como un entrenamiento bien remunerado. Y eso pasa, sobre todo, en las citas más pequeñas y supone, claro está, una bofetada en la cara al organizador”.

Los corredores, de acuerdo

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Los corredores son conscientes del problema / © Marlux-Napoleon

Lo que está claro es que, sea lo que sea lo que finalmente termine por hacerse, tendrá que ser con el acuerdo de los grandes protagonistas de este espectáculo: los corredores. Aunque, como es lógico, no hay unanimidad entre ellos, los ciclistas están de acuerdo en que hay que abordar esta solución ya que, de lo contrario, el futuro del ciclocross podría estar en peligro.

Mathieu van der Poel, que recientemente reconocía en una entrevista que sus ingresos por temporada (sumando sueldo, premios, caché por salida y publicidad) “llega al millón de euros” y gran dominador de lo que llevamos de temporada explica que “no tengo ningún problema con instaurar un sistema en el que los corredores seamos recompensados en base a nuestros resultados”. En su caso, claro está, no parece que adoptar esa solución vaya a suponer un gran riesgo económico ya que “durante la temporada consigo acabar muchas veces en el podio, por lo que imagino que las cosas no serían muy diferentes para mí”.

Sin embargo, el holandés niega que, en su caso concreto, percibir un fijo muy elevado como el mencionado anteriormente, pueda llevar a cierto conformismo. “Me lo tomo como un chute de motivación. Soy consciente de que los organizadores hacen un gran esfuerzo por pagarme mucho dinero por tenerme en la carrera, por lo que siempre quiero corresponderles dando el máximo y en mis peores días siempre he peleado por, al menos, terminar la carrera. ¿Si lo haría por cien euros de premio? Eso no lo sé”. En cualquier caso, Van der Poel es sensible al problema y reconoce que “es cierto que muchos crosses tienen problemas de solvencia y hay que hacer algo”.

El otro gran beneficiado del sistema actual es Wout Van Aert. Como campeón del mundo es el ciclista mejor pagado por presentarse en la salida de cualquier carrera. El belga, siempre sincero y muchas veces políticamente incorrecto, no tiene claro que el problema que denuncian los organizadores sea real. “Con toda sinceridad, creo que no existe ningún problema en este sentido, así que no veo motivos para introducir cambios en el sistema”.

El de Herentals cree que “nosotros, los corredores, seremos los primeros en darnos cuenta si las cosas se comienzan a poner complicadas para los organizadores” y para explicar esto hace un razonamiento un tanto confuso: “ese será el momento en el que empiecen a bajar nuestros fijos por salida, pero por el momento no veo que eso esté sucediendo”. Sin embargo, Van Aert parece no querer escuchar que es precisamente eso lo que están pidiendo los responsables de las carreras.

El portador del maillot arcoíris cree que “siempre es fácil quejarse, pero el público viene a los circuitos a ver el espectáculo que nosotros ofrecemos. Ahora mismo, están pagando algo más de diez euros por una entrada. Si nos bajan los fijos, ¿se bajarán también los precios de las entradas?”.

Uno de los hombres a los que, sin duda, más podría afectar las medidas propuestas por los organizadores es Michael Vanthourenhout, uno de esos corredores que están siempre un paso por detrás de los dos dominadores y que, por lo tanto, dejaría de percibir dinero por presentarse a la salida y dependería por completo de los resultados. “Hay dos corredores que cobran demasiado dinero por salir. Cuando oyes las cantidades que están pidiendo, entonces comprendes que el negocio es insostenible”, explica. Para el belga de Marlux-Napoleon Games no hay ninguna duda: “bajar los cachés y subir la cuantía de los premios me parece una medida muy justa. Una manera más sana de trabajar. Creo que de esa manera tendríamos más corredores en las carreras y más corredores dando el máximo por conseguir un buen resultado”.

Además, para Vanthourenhout “esta manera de trabajar es mala para el ciclocross. Los corredores buscan ganar la mayor cantidad de dinero posible en el menor tiempo posible y luego dar el salto a la ruta. Haciendo esto, están cargándose el ciclocross y creo que, efectivamente, hay que hacer algo para pararlo”.

Otro componente de ese grupo de segundas espadas es Laurens Sweeck. Para el de Era-Circus la solución más justa sería “darnos a todos una cantidad igual por tomar la salida. No hace falta que sea muy elevada. Lo suficiente para cubrir nuestros gastos”, aunque Sweeck parece no tener en cuenta, como ya decíamos antes, el factor diferencial que sufren los ciclistas de otros países. Junto a esa cantidad fija, el belga opina que “se podría dar una cantidad importante, de 9.000 u 8.000 euros, al ganador”.

 

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