Stig Broeckx conoce al hombre que le salvó la vida

Loic Chetout

Loïc Chetout inovilizó la cabeza de Broeckx durante una hora

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Ha pasado casi un año desde aquel terrible 28 de mayo en el que Stig Broeckx (Lotto-Soudal) casi se deja la vida en una cuneta belga. El joven corredor belga lleva desde entonces ingresado. Primero en un hospital y más tarde en un centro de rehabilitación. No era la primera vez que Broeckx era atropellado en carrera, pero esta vez le tocó llevarse la peor parte.

Broeckx se aferró a la vida durante unas semanas que se hicieron eternas, pero su estado era de extrema gravedad y los médicos le dieron a su familia un durísimo mazazo en el mes de junio al asegurarles que Stig quedaría en estado vegetativo durante el resto de su vida. Sin embargo, tras ser trasladado a un centro de rehabilitación, todavía en coma vegetativo, en el mes de septiembre, protagonizó una mejoría que nadie esperaba y en el mes de diciembre, muy cerca de las siempre especiales y emotivas fiestas de Navidad, se daba la noticia de que el belga no sólo había despertado de su estado de coma sino que ya hablaba y pedaleaba.

Desde entonces, aunque el protagonista de la historia no ha hecho ninguna aparición pública, la prensa ha ido publicando esporádicamente alguna noticia relativa a su mejora, pero ninguna tan positiva como la que lleva hoy en sus páginas el rotativo belga Het Nieuwsblad. “Soy feliz. Soy muy feliz”. Según la información del periódico flamenco, Broeckx no podía parar de repetir esa frase para expresar sus emociones al conocer, por fin, al francés Loïc Chetout (Cofidis) el rival-compañero que ese día, al ver a Stig tendido sobre la hierba junto a la carretera, no dudó en olvidarse de la carrera y ayudar a los equipos de emergencia a estabilizar al hombre del Lotto-Soudal y, de esa manera, salvarle la vida.

Chetout visitó ayer al corredor cuya cabeza sostuvo en sus manos durante una hora para, de esa manera, dejar las de los médicos y enfermeros libres para que pudieran centrarse en salvar la vida del belga. “Ha sido extraordinario. No nos conocíamos, pero estamos unidos por un hecho dramático”, aseguraba Chetout, todavía emocionado, al salir del centro de rehabilitación donde visitó a Broeckx.

Chetout recorrió en coche más de 200 kilómetros junto a su compañero de equipo Florian Sénéchal para dar este paso que, según él mismo cuenta, “ha merecido completamente la pena. Lo supe desde el momento mismo que entré por la puerta de la habitación. Me estaba esperando y pude ver cómo su mirada me buscaba, ansioso, cuando la puerta todavía no se había abierto del todo. Al vernos, Stig se emocionó mucho. Estaba contento. Hubo lágrimas. Estaba nervioso. Excitado. Fue un torrente de emociones. Sencillamente, no sabíamos que decir. Yo sólo acerté a decir ça va, ça va. C’est OK”.

Peter Broeckx, el padre de Stig, explicó también que “mi hijo no sabía quién iba a entrar por la puerta porque no los conocía. Él sólo sabía los nombres de los dos corredores que iban a visitarle: Loïc Chetout y Floran Sénéchal. Le habíamos escrito los dos nombres en la palma de la mano para que no los olvidara y le habíamos dicho Loïc es el que te salvó la vida. Luego, asintió, miró una vez más a la palma de su mano y se aprendió los nombres, pero le resultó difícil hacerse una composición de lugar porque nunca se habían visto antes”.

En realidad, sí se habían visto. O, mejor dicho, Loïc había visto a Stig hace diez meses. Fue en esa maldita cuneta. Stig, ya inconsciente, no le vio a él. El de Cofidis recuerda ahora que “el caos fue enorme. Yo no llegué a caerme y, en realidad, lo que quería hacer era volver a montarme en la bicicleta y seguir con la carrera, pero en ese momento es cuando vi a Stig. Estaba tirado en la cuneta con su bicicleta encima de él. Entonces, le quité la bicicleta de encima y le inmovilicé la cabeza tal y como había aprendido en un curso de primeros auxilios en el colegio y me quedé allí mientras los médicos hacían su trabajo”.

Ahora Chetout explica que “para mí todo aquello no duró más de diez minutos, pero ahora sé que estuvimos allí una hora. Después de aquello los médicos me dijeron que le había salvado la vida, pero en ese momento no tenía esa sensación. Sencillamente pensé: ese chico necesita ayuda y yo estoy aquí. Me olvidé de la carrera. Recuerdo que mi director deportivo se acercó a mí y me dijo que siguiera con la carrera. Que los médicos ya estaban haciendo su trabajo. Pero aquello no era una opción válida para mí. Estaba fuera de toda duda”.

Próximo objetivo: volver a caminar

Con motivo de este bonito y emotivo encuentro, Peter Broeckx, padre de Stig, ha informado sobre el estado actual de su hijo. Peter sabe que “la mejora de Stig es inexplicable. Los médicos no son capaces de explicar cómo esta mejoría ha sido posible. Es, sencillamente, un milagro médico”. Pese a ello, quiere ser realista y avisa: “no nos equivoquemos. Todavía hay un camino muy largo que recorrer. Acaba de ser operado por última vez y seguimos manteniendo la esperanza de que algún día pueda volver a caminar. A nivel cognitivo no sabemos qué margen de mejoría tiene. Habla, sí y puede recordar algunas cosas, pero lo tiene muy difícil a la hora de contextualizar las cosas. En ocasiones, tiene reacciones infantiles y un par de semanas más tarde está atravesando la pubertad. La baraja en su cabeza está completamente mezclada. Lo que estamos haciendo ahora es ordenarla de nuevo”.

Sin embargo, Loïc Chetout (y el resto de los presentes) se sorprendieron enorme y gratamente cuando Stig “comenzó a hablar en francés con nosotros. Le costó un poco, claro, pero fue capaz de hablar directamente con nosotros en nuestro idioma. ¿Qué decía? Fue un momento muy emocional. No dejó de repetir je suis très heureux [estoy muy feliz, N.d.A.] y también dijo en más de una ocasión tu es mon héros [tú eres mi héroe, N.d.A.]. Pero eso no es verdad. No soy ningún héroe. Incluso, me sentí un poco avergonzado porque me encontré haciendo una visita al hospital con las manos vacías y él me recibió con un regalo”.

Y es que Stig Broeckx se había preocupado de averiguar los gustos de Chetout y pudo averiguar que el francés es un apasionado de los relojes, por lo que le obsequió con un Tag Heuer así como un par de camisetas conmemorativas de este feliz encuentro tanto para Loïc como para Sénéchal.

Un comentario

  1. Alberto Rico Simal

    Mucho ánimo a Stig, familia y amigos.yo pasé por un accidente de bici hace 17 años y con esfuerzo y fuerza de voluntad de sale adelante.Querer es Poder.

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*