Superprestigio CX: Van der Poel, la mejor añada de la historia

Van der Poel celebró su 29ª victoria de 2017 / © Belga

Las pruebas anteriores

1ª Gieten: Mathieu ya es el mejor Van der Poel

2ª Zonhoven: Van der Poel, indomable

3ª Boom: Van Aert, triunfo y liderato

4ª Ruddervoorde: Van der Poel no tiene rival

5ª Gavere: Van Aert, de nuevo ayudado por las averías

Nicolás Van Looy / Ciclo21

A falta de uvas, que no se estilan por estas latitudes, bueno es un ciclocross de alto nivel para despedir el año. Mañana será el momento de encerrarse en la cocina –los anfitriones– o en los cafés –los más ociosos– para, ya a medianoche, decir adiós de forma definitiva a un 2017 que se nos escapa entre los dedos. Un 2017 que nunca volverá y que algunos, como Mathieu van der Poel (Bebobank-Corendon) pagarían por que durara unas cuantas semanas más. Otros, como Wout Van Aert (Crelan-Charles), están deseando arrancar la última hoja del calendario y confiar en que el nuevo guarismo traiga, también, nuevas realidades.

Diegem se ha convertido en la cita tradicional para despedir el año. En la San Silvestre del ciclismo. Con su nocturnidad y sus luces. Sus conciertos. Su ambiente. Su espectáculo, también deportivo. Diegem es una fiesta en el sentido más amplio de la palabra. Una fiesta a la que los dos grandes dominadores de los circuitos, Mathieu van der Poel y Sanne Cant llegaban todavía oliendo a cenizas después de que ayer vieran, impotentes, como ardía el autobús de su equipo. Un vehículo consumido por las llamas para el que el mánager general de la escuadra, Christoph Roodhooft, ha tenido que busca una solución urgente y que ha encontrado gracias al alquiler, hasta el final de la temporada crossista, del bus de Lotto-Soudal

El autobús de Beobank / © Belga

Cuestiones extradeportivas aparte, la carrera comenzó de la peor de las maneras posibles para el holandés. Van der Poel se iba al suelo en los primeros metros y, como es normal cuando las desgracias suceden a las primeras de cambio, se veía no sólo superado por un gran número de corredores sino, y esta era una muy mala noticia para él en este circuito, en medio de un intensísimo tráfico que, además, se vio entorpecido por algunas otras caídas que, eso sí, ayudaron al holandés a recuperar posiciones, pero que también entorpecían a Van der Poel en esa labor de coger su propio ritmo para poder tratar de dar alcance a un Van Aert que, como no podía ser de otra manera, aprovechaba las circunstancias para poner tierra de por medio.

Y así, a falta de algo más de cinco vueltas para el final de la carrera, Van der Poel llegaba a la altura del campeón del mundo. El holandés, que es todo flow de cara a la galería, estaba encabronado. Las carreras se pueden ganar o perder. El rival puede ser más fuerte. Todo eso entra dentro de lo esperable. De lo entendible. Pero las carreras no deben perderse a causa de las caídas. O, mejor dicho, una maldita caída en el peor momento no puede dejarle a uno fuera de la historia, justo cuando la roza con la punta de los dedos.

Ya contamos, hace dos días en Loenhout, que Van der Poel había conseguido igualar, con su triunfo en el Azencross, el récord de 28 victorias en un año natural establecido por Sven Nys en 2006 y 2007. Le quedaban entonces dos oportunidades para superar al Caníbal de Baal y ayer, en Bredene, dejó pasar ese primer match point. Hoy, por lo tanto, no había opción a error.

Por eso, a nadie le sorprendió que Van der Poel, el enorme, impresionante, imbatible, inalcanzable… dominador de los circuitos, quisiera dejar claro que, a él, a su versión de este 2017 que ahora se acaba, no hay nada ni nadie que le pare. No le iban a poder decir que su triunfo llegaba después de recuperarse del esfuerzo a rueda de Van Aert. Llegó a la altura del belga y, sin que se hubiera cumplido la media hora de carrera y, por lo tanto, la mitad de la misma, aceleró y se marchó. Puso tierra de por medio sin pensar en tácticas o prudencias.

La barbaridad protagonizada hoy por un Van der Poel majestuoso puede quedar ya algo desdibujada por lo habitual de sus monólogos, pero, sin ningún género de dudas, lo de hoy en Diegem tiene que entrar en el top3 de sus más asombrosas y demoledoras actuaciones del año.

Y así, mientras Van der Poel bailaba, de nuevo como un Fred Astaire ingrávido, sobre su bicicleta por el embarrado circuito, Van Aert intentaba hacer lo mismo, pero sólo le salía esa danza brutal y pugilística de Muhammad Ali. Y la ventaja del holandés crecía, muy poco a poco, pero crecía vuelta a vuelta y demostraba, con ello, porqué su equipo ha apostado tan fuerte por él como presente y futuro y ha elevado su salario hasta una cantidad que, según la prensa local, equivaldría a un euro cada minuto de carrera.

Y Van der Poel, como no podía ser de otra manera, sumó la veigésimo novena convirtiendo su cosecha de 2017 en la mejor añada de la historia de este deporte. Van der Poel, el hombre que no va a dar el salto a la ruta y que seguirá en los circuitos, al menos, hasta 2020, ya ha puesto la primera gran piedra en la construcción de ese legado que algunos ya vislumbran que podría ser más grande incluso que el del más grande: Sven Nys.

Van Aert, que acabó segundo, una posición por la que muchos matarían, no podía ocultar su decepción. Su hartazgo. Su hastío. Para él, un hombre acostumbrado a dominar y ser el referente, lo de hoy ha dolido más de lo que parece. Lo de hoy no sólo ha sido una derrota más. La forma en la que se ha producido ha sido, simplemente, humillante. Sólo su clase, su tremenda clase, ha evitado que el campeón del mundo acabara, como acabó Michael Vanthourenhout (Marlux-Napoleon Games), mandándolo todo al carajo. Laurens Sweeck, luchador como siempre, completó el podio.

Y así termina 2017 y esperamos la llegada de un 2018 que traerá muchos cambios de calado. Para empezar, el menos importante: el maillot de campeón de Europa de Van der Poel mutará al nuevo Beobank-Circus. Otro cambio, este más importante, será ver a Van der Poel sobre una Canyon a partir de pasado mañana. Un cambio impensable en la ruta (imaginen terminar Flandes con una bicicleta y cambiar de marca para Roubaix), pero que ha propiciado la imagen del holandés levantando su Stevens al cruzar la línea de meta en clara señal de homenaje a su máquina alemana.

El ciclismo español ha podido celebrar hoy que sus dos representantes en la carrera han terminado dentro del top20 gracias a la 18ª plaza de Ismael Esteban, que fue el mejor español, y la 19ª de Felipe Orts.

Van der Poel, que se coloca a un solo punto de Van Aert en la general del Superprestigio, aseguraba, nada más terminar la carrera, que “quizás esta sea una de mis victorias más bonitas”. El holandés explicaba que tras la caída “me he hecho daño en la muñeca. Al principio me he asustado porque me dolía mucho. Ahora todavía me duele, pero creo que no será nada grave”. Pero si la muñeca le molestaba, había otra parte de su cuerpo que daba sensaciones inmejorables. “Me sentía muy bien y muy pronto me di cuenta de que tenía muy bienas piernas y que iba a ser capaz de recuperar el terreno perdido muy rápido. Luego, cuando llegué a la altura de Wout no me lo pensé. Diegem no es un circuito en el que puedas correr pensando en jugar con la ventaja porque, tal y como se ha visto, pasan muchas cosas. Hay mucho barro y se pueden producir muchas averías y sólo pensaba que no me sucediese a mí”.

El holandés concluía que “ha sido una bonita manera de despedirme de la bicicleta Stevens, con la que he conseguido cosas muy bonitas”.

Por su parte, Wout Van Aert reconocía que “lo de hoy es lo mismo de hace dos días: Mathieu ha sido mejor. No he podido seguirle cuando ha acelerado y he perdido la carrera muy rápido. No podía aspirar a más de lo que he conseguido”.

El belga añadía que “hoy las piernas no han funcionado. No tenía aceleración y cuando Mathieu me ha puesto en aprietos sabía que no le iba a poder seguir. Era evidente que, para mí, el mejor resultado posible iba a ser la segunda plaza”. En cuanto a su participación en Middlekerke, última cita puntuable para el Superprestigio –del que sigue siendo líder–, el campeón del mundo no descarta cambiar de planes y tomar la salida en una carrera que, inicialmente, no entraba en su programa. “Ya veremos si lo corro. Este año las cosas parecen estar muy claras, así que vamos a mantener la emoción, aunque sólo sea en eso”, aseguraba entre resignado y chistoso.

Cant cierra el año sin dar opción

Sanne Cant fue la mejor en Diegem / © Belga

Maud Kaptheijns (Crelan-Charles), ha protagonizado una auténtica travesía del desierto que, aunque no ha llegado a su fin todavía, parece que está muy cerca de terminar. La gran dominadora de la primera parte de la temporada se vio completamente vacía, mental y físicamente, y tuvo que optar por pasar un mes rodando en la zona más anónima del pelotón invernal. Sufriendo muchísimo, cuando tocaba, sólo para terminar las carreras. Más, incluso, que para ganar.

Hoy, en Diegem, la holandesa se ha mostrado valiente. Casi descarada. No esperó y abrió hueco en la primera vuelta. La que pueda, que me siga, pensó la compañera de equipo de Wout Van Aert. Hubo alguna duda, sobre todo porque Sanne Cant (IKO-Beobank) volvió a comenzar la carrera dejando hacer. Cuando una mujer muestra tantísima superioridad como ha venido dejando ver la belga en las últimas semanas, es normal que sus rivales desconfíen y esperen hasta ver qué diablos está sucediendo.

Y no, no pasaba nada. Tardó apenas media vuelta en alcanzar su velocidad de crucero y la campeona del mundo ya se soldó a la rueda de Kaptheijns y poco después fue la francesa Pauline Ferrand-Prévot (Canyon-Sram) la que se unió a la fiesta.

Las tres rodaron juntas durante las siguientes vueltas, pero Cant no quiso esperar demasiado y apenas sobrepasado el ecuador de la prueba hizo lo que todos esperaban: imprimir ese puntito más que ni la holandesa ni la francesa pudieron seguir.

La carrera se terminó. La portadora del maillot arcoíris protagonizó su enésima demostración de la temporada y sus dos rivales se iban a tener que conformar con pelear por el orden de los otros dos cajones del podio. Fue en esa pelea donde vimos que Ferrand-Prévot sigue, al menos en comparación con Kaptheijns, mejorando su estado de forma de cara a los inminentes fines de semana de los campeonatos y, muy especialmente, a ese Mundial que espera dentro de sólo un mes.

La de Canyon-Sram abandonó la compañía de Kaptheijns a falta de poco más de dos vueltas para el final y se llevó una más que merecida segunda posición por delante de la holandesa que, pese a tener que conformarse con el bronce, ha dado hoy una importante muestra de estar muy cerca de volver a ser la que fue en septiembre y octubre.

Pidcock acelera hacia 2018

Pidcock en una imagen de archivo / © Superprestige

Ha sido, qué duda cabe, el año de su confirmación como gran promesa del ciclismo británico para la próxima década. Tom Pidcock (Telenet-Fidea Lions) ha dado el salto este año a la categoría Sub23 no para adaptarse y ver qué podía hacer en esta o aquella carrera, no. Pidcock ha llegado a la antesala del profesionalismo para seguir haciendo exactamente lo mismo que ya hacía en la categoría Júnior: dominar con insultante superioridad.

Hoy, en la nocturna de Diegem, cuando la noche todavía no se había impuesto por completo al día, el jovencísimo nuevo producto de British Cycling, que correrá la temporada de ruta con el Team Wiggins –y seguirá en el barro a las órdenes de Sven Nys–, sumaba un nuevo triunfo, el noveno de lo que va de temporada. Y lo hizo como suele hacerlo: sin dar opción alguna a sus rivales.

Pidcock se marchó en la segunda vuelta y ya nadie volvió a verlo hasta la línea de meta. Thomas Joseph y Sieben Wouters, los dos únicos ciclistas que le habían podido aguantar el ritmo hasta ese momento nada pudieron hacer para evitar la arrancada del hombre de Telenet-Fidea Lions que, sin embargo, volvió a evidenciar que todavía tiene que madurar mucho si algún día quiere ser un verdadero contendiente entre los mayores. Perdió la concentración y se cayó en el paso por los tablones, una caída que no tuvo consecuencias para él gracias a la enorme ventaja que había conseguido construir anteriormente.

Finalmente, Wouters acabó en segunda posición, asentando su puesto como líder de la general del Superprestigio. Joseph se tuvo que conformar con la tercera posición.

CLASIFICACIÓN PRUEBA ELITE MASCULINA

CLASIFICACIÓN PRUEBA ELITE FEMENINA

CLASIFICACIÓN PRUEBA SUB23

CLASIFICACIÓN PRUEBA JÚNIOR