Tom Pidcock: “La carrera de mis sueños es la París-Roubaix”

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Pidcock se impuso en el velódromo de Roubaix / © Facebook T. Pidcock

Nicolás Van Looy / Ciclo21

Es el gran objeto de deseo del ciclismo mundial. Y, por supuesto, cuando hablamos de ciclismo mundial incluimos al todopoderoso Sky, buque insignia de su país y, como ya se sabe, la estructura más potente de todo el pelotón. Sin embargo, Tom Pidcock, el hombre del que se ha llegado a decir que tiene un futuro igual o incluso más prometedor que Peter Sagan, ha elegido no escuchar los cantos de sirena que le llegaban desde la estructura de Sir Dave Brailsford y correr para el modestísimo (aunque muy potente en el mundo del ciclocross) Telenet-Fidea Lions belga.

La elección, que a muchos puede parecer absurda e ilógica, tiene una motivación muy sencilla. “He escogido este camino porque quiero mejorar en el ciclocross”, explica el propio Pidcock en una entrevista concedida al diario belga Het Nieuwsblad y, tal y como ya se ha comentado en el pasado, confirma que “el próximo verano correré para un equipo centrado en exclusiva en la ruta, aunque el nombre de ese equipo todavía no se conoce”. El británico, campeón del mundo de la especialidad invernal el pasado mes de febrero en Bieles, reconoce que “hubo interés por parte de otros equipos, pero decidí aceptar la oferta de Telenet-Fidea Lions porque ponían a mi disposición el mejor material y porque me pagan bien por hacer lo que más me gusta: ciclocross”.

Un británico al que le gusta el ciclocross. Parece algo tan raro como un español que se decanta por la especialidad invernal. En su caso, la afición tiene algo, aunque muy poco, de ascendencia familiar. “Mi padre fue ciclista y mi madre era atleta… así que el ciclocross parece lo más lógico”, dice con humor aunque añade que “el ciclismo es mi vida. Siempre lo ha sido. Nunca he hecho otro deporte. Cuando tenía tres años ya iba con mi padre a las carreras en las que él participaba. Tampoco en el colegio era muy bueno, así que el año pasado, tras graduarme en el instituto, tomé la decisión de no seguir con estudios superiores.

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Pidcock ya ha ganado como Sub23 / © Superprestige

En su decisión también tuvo peso el hecho de que el manager del equipo no sea otro que el legendario Sven Nys, aunque Pidcock (30 de julio de 1999), que no había nacido cuando el Caníbal de Baal ganó su primer Superprestigio, explica que “la primera vez que le vi en vivo fue en el Mundial de Zolder. Él fue cuarto en la prueba Elite y yo quinto en la carrera Júnior… aunque es verdad que ya había oído hablar de él un par de años antes”. La confesión parece casi un sacrilegio para aquellos que vivieron los mejores años del belga que, sigue explicando Pidcock, “nunca fue mi ídolo. Me parece bonito que mi primer mundial fuese su último. Es una leyenda, pero yo no llevo tanto tiempo metido en el mundillo del ciclocross. Mi primera carrera la disputé hace tres años y la gané. Lo hice con una bicicleta de montaña y todos mis rivales llevaban una bici de ciclocross. Poco después me colgué el bronce en el nacional británico y ese fue el verdadero inicio de todo”.

Pese a su amor por la especialidad invernal, Pidcock parece destinado a ser una gran estrella en la ruta. Pese a ello, él tiene claro que “seguiré corriendo ciclocross, al menos, tres años más”. Respecto a sus preferencias en ese sentido, asegura que “en estos momentos soy un crosser, aunque me veo como un corredor de carretera que ahora mismo participa en el ciclocross. Todavía no quiero centrarme exclusivamente en la carretera. No es que no me hayan dado la opción de hacerlo, pero es que quiero crecer un poco más antes de tomar la decisión. Cuanto más más mayor te haces, más difícil es combinar distintas especialidades”.

Pidcock, no lo olvidemos, no es más que un chaval de 18 años –este año ha debutado como Sub23– que lleva ya un tiempo fuera de casa y aunque “cocino mi propia comida”, reconoce que “sí echo de menos a mi familia. Como corredor, debes ser consciente de que vas a pasar mucho tiempo fuera de casa, aunque es cierto que no tengo previsto pasar en Bélgica todo el invierno. Ahora llevo una semana, pero el plan es venir sólo los fines de semana para competir. Prefiero entrenar en Yorkshire. Bélgica es demasiado plano y gris. Yorkshire tiene más colinas y es más verde”.

Ha ganado el Mundial CRI de Bergen / © UCI

Pidcock debe de llevar sobre sus hombros el enorme peso de ser señalado por todos como el próximo gran talento del ciclismo, pero muchas veces le recuerdan que en su primera carrera fue superado por una chica. Él lo recuerda con cariño: “fue cuando tenía diez años y la que me ganó no fue una chica cualquiera. Fue Pfeiffer Georgi y hace menos de un mes acabó sexta en el Mundial”.

Como ya ha dicho antes, sólo un cambio de opinión acabaría por apartarle de la carretera, donde la carrera de sus sueños “es la París-Roubaix. Es pura. Dura. El hombre contra los elementos. Una carrera magnífica. Icónica”. Cabe destacar que Pidcock ya ganó este mismo año el Infierno del Norte júnior.

Pidcock es un chaval que corre ciclocross y que nunca tuvo a Sven Nys como ídolo. Pidcock es un joven corredor que sueña con la París-Roubaix y que tampoco soñó con imitar a Boonen o Cancellara. ¿Quién fue su ídolo? “Eso era algo que cambiaba constantemente. Para contentar a mi padre, diré que él fue mi primer ídolo. Después, llegó Mark Cavendish. Fue una evolución lógica porque mi padre también era un sprinter, pero cuando me di cuenta de que yo no lo era, me fijé en Bradley Wiggins y tras él, en Peter Sagan. Me encantan su estilo. Se lo toma todo como un juego. Correr por la diversión de correr. Yo también lo veo así. Pese a todo, soy muy fan de Wout Poels. En cualquier caso, mi mayor referente de todos los tiempos es Wiggo, el mejor ciclista británico de la historia. Nunca he hablado con él, pero seguro que sabe que existo”. Aunque es muy joven, Pidcock no renuncia a convertirse en una leyenda del ciclismo. “No es un objetivo en sí mismo, pero si ganas mucho, te conviertes automáticamente en una leyenda, así que, sí, sueño con ello”.

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