Van Garderen: “He redescubierto mi pasión por el ciclismo”

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Pese a su triunfo de etapa, Van Garderen no está contento con su Giro de Italia / © BMC

Nicolás Van Looy / Ciclo21

A Tejay van Garderen (12 de agosto de 1988, Tacoma, Washington, EEUU) le sucedió, como le ocurre a la mayoría de deportistas que destacan en un país justo después del ocaso de un gran ídolo, que llegó al ciclismo en el peor momento posible. Cuando con 22 años dio el salto al World Tour con el HTC-Columbia después de dos años en el Rabobank continental corría el año 2010, es decir, el segundo de los tres que, a modo de bis, devolvió a Lance Armstrong, por aquel entonces un ídolo nacional en el país más exagerado del mundo para según que cosas, al pelotón. En 2012, ya en BMC, acabó quinto en el Tour. Un top5 en su segunda participación. El primer Tour sin el texano. El mal estaba hecho.

Como tantas veces ha sucedido en el pasado, Van Garderen no ha podido cumplir con las expectativas, exageradas, de sucesor de. Jim Ochowicz le degradó el año pasado. El americano dejó de ser el líder de BMC para el Tour y cedió ese puesto a Richie Porte. Mientras el australiano se estrelló en aquella ya famosa caída, Van Garderen, segundo jefe de filas del bloque vueltómano, afrontó el doblete Giro-Vuelta. En Italia ganó una etapa, pero estuvo lejos de la pelea por la general. En España aguantó bien la primera mitad de carrera para acabar sufriendo más de la cuenta para terminar en el top10.

Tiene Tejay van Garderen cierto aire despreocupado. Como si todo le diera, de alguna manera, igual. La de aquel que ve pasar la vida por delante de sus ojos sin que nada le emocione o le atraiga. Cara de póker y actitud algo altiva. Entra en la sala, donde se enfrentará a las preguntas de media docena de periodistas, minutos después de haberle propinado un manotazo al micro de otro periodista, molesto por alguna de sus preguntas. Entra, decíamos, tenso sin muchas ganas de someterse al interrogatorio.

Este año volverá al Tour. Lo deja claro nada más empezar cuando, casi sin que haga falta preguntarle, vomita de carrerilla, como el niño que da la lección a un maestro, que “este año haré Algarve, Catalunya, Romandía, Suiza y el Tour”. Pero eso, al menos ahora mismo, no parece lo más importante. Lo fundamental es conocer cómo le ha sentado al americano su primer año lejos de la Grande Boucle. Cómo ha digerido, física y mentalmente, su periplo por Italia y España. “No diría que ha sido una de mis mejores temporadas, pero ha habido momentos buenos y no tan buenos. En general, miro atrás y estoy contento, pero siento que soy capaz de producir un poco más”.

No ir al Tour provocó un gran vacío en mi año”

Van Garderen echó de menos el Tour / © BMC

No niega, en cualquier caso, que verse fuera del Tour de Francia le ha enseñado algunas cosas. “Creo que ver el Tour desde el sillón de mi casa me ha ayudado a darme cuenta lo grande e importante que es esa carrera y lo motivante que es para un ciclista. Pese a que hice otras carreras importantes, como mi primer Giro de Italia, algo que disfruté mucho, siempre tuve la sensación de que me faltaba algo. De que existía un gran vacío en mi temporada. Si eres un corredor importante en un equipo importante, tienes que ir a la mejor carrera y esa es el Tour”.

Tanto en el Giro como en la Vuelta su nombre no aparecía en las listas de grandes favoritos. No es que no contara, pero era parte de esa nobleza que conforman los llamados outsiders que, en principio, deben esperar circunstancias extraordinarias para aspirar al trono. Van Garderen no cree que, a nivel psicológico, eso le haya ayudado a la hora de afrontar las carreras. “No creo. No he notado que haya diferencia alguna”. Además, pese a haber reconocido que le gustó haber debutado, al fin, en el Giro, considera que su participación “fue mala. Muy mala. Quizás hubo alguna etapa en la que las cosas salieron bien, pero no era ese el objetivo. Estoy decepcionado con mi papel en esa carrera”.

Pese a todo, Van Garderen asegura que la pasión por ser ciclista y todos los sacrificios que ello implica “está ahí al cien por cien. Creo que he pasado por un periodo un poco más bajo en el que perdí algo de esa pasión, pero seguro que ha vuelto. Ha regresado y he tenido uno de los mejores inviernos de mi carrera. Estoy disfrutando de los entrenamientos. Lo diré de otra manera: he redescubierto mi pasión por el ciclismo. ¿Es posible ser ciclista sin esa pasión? No, en absoluto. Hay demasiados sacrificios. Es un deporte demasiado duro como para hacerlo sin que estés enamorado de él”.

Porte será el líder en el Tour y yo le ayudaré”

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Van Garderen acompañará a Porte en el Tour / © BMC

Este año, como ya hemos dicho, volverá al Tour de Francia donde, en palabras de Jim Ochowicz, no habrá bicefalia ninguna. Al igual que sucede en el bloque clasicómano con Greg Van Avermaet, BMC apostará todo por un líder: Richie Porte. A la hora de fijarse algún objetivo personal en la prueba francesa, Van Garderen es muy cauto. “Ya veremos. Apenas tenemos los calendarios de todos recién cerrados. No hemos hablado, ni tan siquiera remotamente, de las tácticas. Evidentemente, Richie será nuestro gran jefe de filas y yo estaré para ayudarle”.

La reducción de equipos a sólo ocho corredores hará que, al menos en teoría, los equipos con claros aspirantes al amarillo en París den menos libertad a sus segundas espadas a favor de las tácticas y las órdenes de equipo. “Evidentemente, un corredor como yo no va al Tour para echar abajo escapadas en las etapas llanas o a estar comiendo viento todo el día. Mi rol como ayudante de Richie va a estar en las subidas y eso significa que no tengo que apretar los frenos en cuanto veamos la línea de meta. Ya viste lo que pudo hacer Mikel Landa. Acabó cuarto a la vez que ayudaba a Chris. Richie hizo lo mismo en el pasado. Ya hemos visto cómo los mejores ayudantes pueden disputar su propia carrera. Puede que tenga menos apoyo en etapas como la de los adoquines, donde Richie será el centro de las atenciones de todo el equipo y eso puede hacer que para mí, sin ninguna protección, pueda ser complicado meterme en el primer grupo, pero es el Tour. Puede pasar cualquier cosa”.

Al contrario de lo que opina la mayoría, el americano considera que la reducción de los equipos en un corredor “no va a marcar grandes diferencias. Mira a Team Sky: no creo que haya terminado ningún Tour de Francia con los nueve corredores. Siempre pierdes algún corredor a lo largo del camino. Recuerdo el Tour de Wiggins. Perdió un compañero en la tercera etapa. En 2013, Froome ganó habiendo perdido a tres compañeros”. Ya más relajado y con el mal humor con el que entró a la sala disipándose, incluso se permite ver el lado positivo de esa reducción de corredores: “será guay tener un poco más de espacio en el autobús. Además, seremos pares, así que no habrá peleas por ver qué corredor duerme solo”.

El World Tour ha perdido un equipo”

El americano volverá al Tour en 2018 / © BMC

Pese a que no cree que vaya a ser importante en carrera, Van Garderen explica que “el único efecto de esta medida es que se han perdido muchos puestos de trabajo. Generalizando, es como si el World Tour hubiese perdido un equipo entero y el valor de mercado de los corredores también ha bajado porque hay menos demanda”.

Uno de los grandes rivales de Porte en el Tour será, a expensas de lo que pueda suceder en el futuro próximo con su resultado adverso por Salbutamol, un Chris Froome que tiene intención de afrontar el doblete Giro-Tour. Van Garderen considera que “Chris es un corredor especial. Este año ha demostrado, con el doblete ganador Tour-Vuelta, que es capaz de planificar dos grandes vueltas seguidas. Mucha gente, incluso, diría que daba la impresión de estar más fuerte en la Vuelta que en el Tour. Este año todo dependerá de lo bien que pueda recuperar, de lo que se cuide. Si gana el Giro y se va de fiesta y a celebrarlo, perderá opciones; pero si se cuida bien y entrena bien no veo ninguna razón para que tenga menos opciones en el Tour de Francia”.

Como otros muchos equipos del World Tour, BMC ha visto reducida su plantilla. En el caso del conjunto americano serán siete hombres menos (pasa de 31 a 24 ciclistas) y eso hace surgir las dudas sobre el potencial de la estructura. Van Garderen, que lleva ya muchos años aquí, no se moja a la hora de comparar el BMC 2018 respecto al de otros años. “Lo que es seguro es que tenemos un buen equipo. Hemos traído a Simon Gerrans, pero perdemos a algunos corredores que eran muy importantes en las contrarreloj por equipo como Dillier, Oss o Quinziato. Creo que ahora, al contrario de lo que hemos hecho otros años, cuando diversificábamos más los objetivos, nos vamos a centrar todos en una carrera y eso va a hacer que estemos, al menos, a la misma altura que otros años”.

Estoy en contra del tope presupuestario para los equipos”

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Van Garderen charla con Van Avermaet / © BMC

La conversación sobre el Tour de Francia con Tejay van Garderen no ha sido muy distinta a la que se pueda tener con cualquier otro corredor: siempre aparece, de una forma u otra, el Team Sky y su superioridad como equipo. Él mismo lo nombraba en su análisis de la reducción de equipos. Pese a ello, Van Garderen no es partidario de la imposición de un tope salarial, una de las medidas de las que tanto se ha hablado recientemente para igualar un tanto las cosas. “Estoy en contra de esa medida. Creo que encontrar patrocinadores potentes y meter dinero en el ciclismo es buena parte del juego. Si pones un tope a eso, lo que estás haciendo, básicamente, es limitar el crecimiento del deporte. Hemos visto que el sistema ha funcionado en otros deportes como la NBA o la NFL, pero incluso en esos casos me gustaba más antes, cuando tenías equipos que cada vez metían más dinero y creaban esa especie de dinastías que dominaban las temporadas. Tenías los Celtics y los Lakers, que eran los equipos a batir y todo el mundo quería ser contratado por ellos. Ahora, en esos deportes, gana un equipo distinto cada año. Sí, igual es más justo, pero no tiene por qué ser el mejor equipo”.

Otra idea que surgió este invierno, auspiciada por Eusebio Unzue, fue la de abrir la posibilidad de los cambios en los equipos durante las carreras de tres semanas. Si el límite salarial no era del agrado de Van Garderen, la iniciativa de Unzue es “una chorrada” para el americano. “Es una estupidez. De verdad, estúpido. Si vas a empezar una carrera de tres semanas, mejor que estés preparado para hacerla entera”.

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