Ciclo21 Portal de ciclismo
Pelotón a las afueras de Salvatierra. © José Arturo Castro
El calor, sin duda, fue el protagonista de la XXXIV Prueba Cicloturista Vitoria celebrada el sábado día 7 de junio. Un calor seco, con viento del sur y lo peor, una sensación de bochorno que aumento la dureza de una marcha, ya dura de por si. El rutómetro indicaba 250 kilómetros, 6 puertos de montaña, entre ellos el mítico de “Herrera”, y un desnivel acumulado de 3.600 metros, pero el rostro de los ciclistas no coincidía con los números.
La mañana se presento agradable, con 13º C y 249 ciclodeportistas llegados del País Vasco, La Rioja, Navarra, Castilla y León, Aragón, Madrid, Cataluña, y Murcia… Jesús Ibisate, socio nº1 y máximo responsable de esta prueba desde sus orígenes, junto con Jesús Calzada García, socio fundador de la Sociedad Ciclista Vitoriana, realizaron el corte de cinta oficial. La Prueba estaba en marcha.
Pelotón agrupado y rodar tranquilo. Así transcurrían los primeros kilómetros hasta alcanzar el 33 donde comenzaba la primera dificultad montañosa de la jornada, el Puerto de Opacua. Poco a poco el pelotón se fue disgregando formándose varios grupitos. Tras el duro ascenso, los cicloturistas se lanzaron en un descenso vertiginoso rumbo a Alsasua, aunque antes tuvieron que sortear el Puerto de Urbasa. Era el kilómetro 80 y aún restaban 40 para el primer control de avituallamiento sólido. En medio del camino estaba el Puerto de Lizárraga. Aquí ya se notó que las fuerzas empezaban a gastarse. Lizárraga se hizo duro, pero tras coronar su cima, sólo restaba dejarse caer hasta Abárzuza, lugar escogido para realizar el acto festivo central con motivo del 60 aniversario de la fundación de la Sociedad Ciclista Vitoriana. Varios miembros de esta Sociedad recibieron un más que merecido homenaje.
Homenajeados en Abarzuza.
Entre los homenajeados estaban: Jesús Calzada, socio fundador de la Sociedad allá por 1954 y primer presidente de la misma, Jesús Manzanares, Pedro Garrido y José Luis López de Ocariz socios veteranos e integrantes en su día de la organización de esta marcha, y Enrique Ermiño, socio y colaborador permanente de la prueba. También, recibió una placa de honor José Arturo Castro, como reconocimiento a su trabajo en pro de la difusión y promoción de esta marcha. Previamente la organización había entregado un recuerdo al Ayuntamiento de Abárzuza que recogió Javier Santamaría en representación del alcalde José María Ros Antona, como agradeciendo por las facilidades y la colaboración que año tras año se presta desde este consistorio.
Por último se procedió al sorteo entre todos los participantes de una estancia durante un fin de semana en el Hotel Milagros Golf en la localidad cántabra de Mogro, por gentileza de Viajes Arana, que recayó en el cicloturista francés afincado en Vitoria, Gilles Rene Den Halbwachs.
Tras estos actos, los cicloturistas emprendieron camino hacia Laguardia donde estaba situado el segundo punto de control de avituallamiento sólido y líquido. En grupos pequeños y cada vez más espaciados fueron llegando los cicloturistas. Era el kilómetro 198, se había cubierto gran parte de la prueba pero todavía quedaba lo más duro y las fuerzas cada vez eran menos, por ello descansar y recuperar fuerzas se hizo más necesario que nunca.
En pequeños grupos o de forma individual cada cicloturista encaró de la mejor manera posible los últimos kilómetros. En la mente de todos ellos estaban las duras rampas de Herrera. Desde la cima riojana – alavesa se divisaba Vitoria – Gasteiz, pero aún quedaba la trampita del Alto de Zaldiaran.
Los frontones de Mendizorroza, recibieron a los supervivientes. 250 kilómetros, 62.000 pedaladas y unas cuantas horas después, se llegó al punto de partida, pero en este caso era el final. Vitoria – Gasteiz, acogió la llegada de los cicloturistas como los despidió con calor y sol.
