3ª Vuelta España: Sagan se reivindica

La alegría de Sagan © Sky

Nicolás Van Looy / Ciclo21

En los cuentos, los clásicos, los hechizos tenía que romperlos una bella princesa besando a la horrible rana. Entonces, el maleficio se rompería y el batracio volvería a ser el apuesto príncipe que un día fue. Peter Sagan, eterno príncipe del ciclismo, rompió en Málaga la maldición que le persiguió en el Tour donde entró siete veces entre los tres primeros, pero no sumó victoria alguna. No llegó convertido en rana el eslovaco, pero seguro que los besos de las dos bellas azafatas encargadas de los parabienes, las flores y los trofeos al vencedor le parecieron al de Tinkoff-Saxo los de las más bellas princesas que la imaginación pueda dibujar.

Ganó Peter Sagan a la orilla mediterránea de Málaga tras una jornada marcada por el calor, la constante sensación de resaca tras la expulsión de Vincenzo Nibali ayer por la noche, un intensísimo calor y, una vez más, caídas que pudieron afectar más o menos al resultado final de la jornada. Era un día, el tercero de esta edición de la Vuelta, en el que todos esperaban la primera llegada masiva. El primer sprint. Y la previsión no defraudó. Pero camino de la ciudad de Picasso, Nacer Bouhanni, el ciclista boxeador del Cofidis, se fue al suelo y parecía, como ayer sucedió con Nibali, que aquel golpe le descartaba para la pelea por la etapa.

Pero por fortuna para él, la caída del francés fue menos aparatosa y el tiempo de reacción de su equipo mucho menor. Además, por delante nadie aceleró para eliminarle. Ni siquiera un Tinkoff-Saxo que, a priori, podría ser el más interesado en eliminar al de Cofidis, más rápido sobre el papel que su apuesta: Peter Sagan. Pero a esas alturas, acelerar al pelotón significaba dar caza a los hombres en fuga. A los supervivientes del grupo de ocho que habían formado a principios de a etapa Sylvain Chavannel, Maarten Tjalingi, Walter Pedraza, Martin Velits, Alexis Gougeard, Natnael Berhane, Ilia Koshevoy y Omar Fraile, primer español en meterse en una fuga en esta edición de la Vuelta a España. Y darles caza, claro, significaba –cosas del ciclismo que los más noveles no terminan de comprender– tener que trabajar de forma extra y durante demasiado tiempo para mantener al gran grupo unido sin nuevos sobresaltos que pudieran poner en riesgo el guión del sprint. Y más, con esa tachuela a menos de diez kilómetros de meta que parecía ideal para que algún valiente desafiara el control del pelotón.

Y el tiempo pasó y los kilómetros cayeron hasta que el pelotón, fracturado pero con los mejores donde debían de estar, se presentó en Málaga. Y Cofidis, que pasó a ocupar los primeros puestos del pelotón, dejó claro que Bouhanni se sentía con fuerzas como para disputar. Y Giant-Alpecin, que también puso su tren a máxima velocidad, desafiaba al maltrecho francés con su apuesta: John Degenkolb. Y, entre los dos, como un zorro que sabe moverse muy bien en esas situaciones, saltaba un Peter Sagan que no estaba dispuesto a hacer que el trabajo de sus compañeros, esos que nunca han dejado de confiar en él, acabase –de nuevo– en saco roto.

Y en la última curva tanta hambre, tanta ansia, tanta velocidad, tanta tensión, a punto estuvieron de costar un disgusto. Como suele ocurrir en este tipo de llegadas. Un equipo que lanza a su corredor. Otro que lanza al rival. Alguno, en este caso Sagan, que tiene que buscarse la colocación por su cuenta. Una cantidad limitada de trazadas posibles. Y nadie, absolutamente nadie, que quiera apartarse ni un milímetro de su propio camino. Y, de nuevo, la habilidad, pericia, suerte o ángel de la guarda –que cada uno se encomiende a lo que más le convenga– de estos virtuosos de la bicicleta les hizo librar la caída.

Y lanzó Giant-Alpecin a Degenkolb. Y se situó Sagan a rueda del alemán. Y Bouhanni, ya sin hombres, al rebufo del eslovaco. Y se apartó el último lanzador de Degenkolb, el holandés Koen De Kort. Sin sitio donde meterse. Sin más remedio que dejar de dar pedales y dejarse caer por el centro de la calzada –cualquier otra opción hubiese sido suicida–. Y Degenkolb se fue, casi imperceptible, un poco hacia su derecha para afrontar la aceleración final. Apenas 200 metros de pura velocidad. Y Sagan fue a seguirle, pero se encontró con el culo de De Kort en las narices. Una pequeña corrección hacia su izquierda, con Bouhanni soldado a su rueda.

Apenas tres pedaladas para dar cuenta del alemán que no ha llegado a estas primeras etapas de la Vuelta siendo el imbatible corredor de marzo y abril. Apenas tres pedaladas para que quedase claro que la pelea por el triunfo estaba en la parte izquierda de la calzada. Allá donde Sagan, cada vez más cerca de la línea blanca pintada en el asfalto, veía como por detrás Bouhanni, pese a intentarlo con todo, no le recuperaba el medio cuerpo con el que comenzó el sprint. Y esta vez, seguro como quería estar de no volver a repetir otra segunda plaza, no levantó los brazos. Golpe de riñón. Un pequeño suspiro y, entonces sí, por primera vez un puño en alto y un sonrisa. Se rompió el maleficio.

Y detrás de ellos el pelotón con todos los demás. Los importantes. Con Esteban Chaves de rojo inmaculado, un día más. Disfrutando de la experiencia. Agradecido por no haber tenido que desgastar más de la cuenta a sus hombres del Orica-GreenEdge. Volviendo a subir al podio sonriente y feliz. Un día más al frente de la general.

Un pelotón, sin embargo, en el que no estaban Paolo Tiralongo que, pese a haber tomado la salida, no pudo superar las molestias de los casi 40 puntos de sutura que se repartían por su rostro y dijo adiós apenas superada la primera hora de pedaleo. Ni Fabian Cancellara, gafado este año y cuyo tracto digestivo dijo basta tras tres días de gastroenteritis.

Mañana, les habremos olvidado. Porque así es este deporte. Cancellara estará en forma en sólo unos días. Tiralongo, con la cara hecha un cromo, tardará un poco más. Pero nosotros estaremos a otra cosa. Estaremos camino de Vejer de la Frontera. A un final de los que garantizan una etapa nerviosa. Hay que llegar bien colocado y, como ayer en Caminito del Rey, pueden producirse diferencias. Una subida de las que en otras geografías podrían llamar muros. De las que, pese a su corta distancia, pueden decantar la balanza de manera más pronunciada de la que muchos esperan. Unos kilómetros que, un día más, merecerán lo suficientemente la pena como para perdernos una de las últimas siestas del verano que se apaga.

La próxima etapa

Perfil de la 4ª etapa © Unipublic

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Sección Vuelta España Ciclo 21

Puntos TOP Ciclo 21: Vicent Reynés, 8 (primer español etapa Vuelta).

DECLARACIONES

Peter Sagan (ganador etapa): «Siempre lo intento y algún día tenía que salir bien. En el deporte, unos días estás arriba y otros días estas abajo, pero a mí no me pasa porque siempre soy segundo o tercero. Este triunfo le viene muy bien al equipo. Yo he venido aquí para prepararme para el Mundial y hasta el momento todo va bien».

Esteban Chaves (líder): «He estado un poco nervioso. Es un día muy importante para mi porque era mi primera vez con el maillot de líder en una gran vuelta. He pasado un día fabuloso, sin percances. Esperemos seguir de la misma manera y mantener el maillot rojo pero hay que ir día a día. Estoy en un gran equipo, con corredores de mucha experiencia que te dan tranquilidad y están siempre pendientes». Vídeo.

Omar Fraile (montaña): «Subir al podio es impresionante. Tanto la Itzulia (Vuelta al País Vasco) como la Vuelta son para mí las carreras más bonitas, y estar allí arriba en ambos casos es bonito, merece la pena todo el trabajo. La fuga me cogió a contrapié, pero he podido entrar arrancando por detrás. Hemos logrado ir avanzando aunque el pelotón no nos dejaba coger tiempo. Todos han luchado por la montaña y me ha tocado apretar, pero he podido ganar el primer paso. Me encontraba fuerte y con buenas sensaciones y eso es importante. Ahora, no hay mucha montaña por lo que podré disfrutar el maillot unos días. Podré recuperar el esfuerzo de hoy que va a ser importante. Ya avisé que quería tener presencia en carrera y de momento es inmejorable».

José Joaquín Rojas (Movistar): “Estos días toca lanzar y preparar a Nairo y Alejandro para que no sufran percances ni sientan peligro y dejarlos libres a falta de 2 km con todo bajo control. Mi papel en esta Vuelta es ese y a él me debo a tener; de los sprints toca olvidarse al menos durante esta carrera. Por ahora todo va bien y siguen en perfectas condiciones”.

Haimar Zubeldia (Trek): «Cancellara ha pasado mala noche debido a una gastroenteritis. Tenía problemas intestinales y es difícil recuperarse con este calor, ha pasado mala noche y lo ha pagado porque ha tenido que retirarse durante la etapa. Ha dormido solo por si era un virus pero no ha podido recuperarse, cuando estás así y no tienes salud no se puede hacer nada en una carrera como ésta y es una pena, porque hoy era una etapa propicia para velocistas».

1ª (BMC) / 2ª (Chaves)

CLASIFICACIÓN 3ª ETAPA

GENERAL TRAS 3ª ETAPA

CLASIFICACIONES MONTAÑA, EQUIPOS, PUNTOS Y COMBINADA

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