Una de las grandes ausencias del pasado Trofeu Ciutat de Barcelona -y del tampoco muy lejano Campeonato de España- ha sido la de Erik Martorell. Y es que, aunque no haya habido ningún anuncio oficial, el ciclista catalán ha decidido colgar la bicicleta a los 27 años.
Me hubiera gustado verle en el Miquel Poblet para charlar distendidamente con él -con o sin entrevista de por medio, que es lo de menos-, porque siempre me han parecido bastante interesantes sus puntos de vista… aunque paradójicamente a veces no le hayan ayudado. Pero me expuso en un largo mensaje sus motivos para no asistir, lo mismo que sus razones para decir adiós a las bicicletas y a los velódromos. El motivo: iniciar una carrera laboral de la que estamos seguros será muy exitosa, visto su potencial… aunque muchos pensásemos que lo mejor de su vida ciclista estaba aún por llegar.
Martorell tuvo un sensacional 2021 en el que batió -en el Europeo- el viejo récord de España de Sergi Escobar, demostrando esa talla de persecucionista que debía abrirle las puertas a objetivos mayores. Y que luego en el Mundial ratificó con una quinta plaza en el ómnium. Tuvo la fortuna de tener a un seleccionador que creía en él; tuvo la mala suerte de que Oliver no siguiera siendo el técnico español algunos meses después. Y que como otros muchos corredores se diluyera en la falta de proyecto, aunque también es cierto que de su parte no pudo poner todo lo que se esperaba. Más por esa personalidad muchas veces incomprendida que por voluntad.
Salvando las distancias, su caso es muy similar al del velocista Ekain Jiménez que dijo adiós a principios de año para invertir en un taxi ante las negras perspectivas que tenía con la selección en la etapa anterior, en la que no se veía ningún futuro… sin saber que la llegada de Juan Peralta ha cambiado como de la noche al día este panorama, aunque fuese ya tarde para el vasco.
El catalán, por el contrario, ha podido vivir algunos meses de esta nueva etapa con el técnico navarro y reconocía que en muchos aspectos estaba mejor que nunca. Pero ha sido insuficiente razón para seguir, ante la ausencia de alicientes económicos, entre otros motivos. En este sentido, quiero sacar a colación un ejemplo que me dio, de una antigua entrevista con Rafa Nadal en la que le preguntaban con una serie de ‘ifs’ enlazados, de los que el tenista se burlaba. Y es que esos condicionales enganchados, “y si hacemos esto, y luego esto…”, se ha vivido mucho tiempo en la pista española, sin tener nada seguro. Y claro concluye diciendo que “en mi caso y con mi edad lo único seguro es lo que estoy haciendo”.
Ojalá que no haya muchos más casos como los de Ekain o Erik -y otros varios más que no viene al caso recordar- y que nuestros pistards, presentes y futuros, puedan cambiar ese tiempo verbal de las hipótesis por el de las realidades.
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