Aberasturi: «En Japón he recuperado mi identidad como corredor»

Aberasturi celebra un triunfo en el Tour del Lago Taihu © Team Ukyo

La vida, a veces, va deprisa. Como en un sprint. Es un cúmulo de curvas, unas favorecen, te colocan en cabeza del pelotón, otras, en cambio, te apartan, obligando a tomar otro rumbo, hasta casi desaparecer.

La vida de Jon, en 2015, pudo haber sido eso, una curva mal trazada por la desaparición del Euskadi, posterior a la del Euskaltel Euskadi, que a punto estuvo de obligarle a dejar el ciclismo, por falta de equipos.

Sin embargo, tras un año prácticamente en blanco y el apoyo incondicional de Marcelino Pacheco, como cabeza visible de Gorama, surgió la oportunidad de recalar en el ciclismo asiático. Una nueva oportunidad. Otra curva donde poder volver a trazar la maniobra certera para remontar, de nuevo, a la cabeza del pelotón y esprintar, con decisión, a por la victoria.

Hoy, desde su localidad natal, en Vitoria, Jon Aberasturi analiza un periplo de dos años en Japón, en el Team Ukyo, donde, de manera muy positiva, ha recuperado las sensaciones que atesoraba como gran sprinter: «Me llevo dos años de vivencias, de valores, de buenos compañeros, pero, sobre todo, haber recuperado mi identidad como corredor. Volver a sentirme ciclista», recalca con firmeza.

No es para menos. Sus victorias, aunque su humildad le impide recordarlas todas, han sido numerosas. Pero, si se le pregunta, recuerda dos: la misma. Repetida en el tiempo. En El Tour de Corea: «En 2016 abrí la lata allí a nivel UCI, aunque antes ya había ganado en la Japan Pro Tour. Pero ganar en Corea, con el nivel de esa carrera y repetir este año en la misma etapa, fue especial«, recuerda, para luego rememorarla: «la de este año fue complicada. Entré mal colocado y tuve que esprintar desde muy lejos, gastando muchas fuerzas», explica, mientras matiza que «encima, cuando ya me situaba en cabeza, pasé sobre una alcantarilla, lo que me hizo perder inercia. Pensé que alguno me pasaría, afortunadamente no fue así», finaliza.

En el podio del Lago Qhingai © TDQL

Pero, lo mejor de las victorias, del esfuerzo, ha sido el premio posterior. Regresar de nuevo a Euskadi, donde su carrera quedó parcialmente cortada: «Jon Odriozola siempre me ha seguido de cerca y, por suerte, mis resultados le han convencido para darme una oportunidad en Murias, y no pienso defraudarle», afirma seguro.

Ahora, su calendario, que en su mayor parte había sido asiático, tornará a «la normalidad deseada»: «Al haber conseguido la licencia Procontinental, tenemos la posibilidad de ir a la ‘Itzulia’, la Volta a Cataluña o la Vuelta a España, es algo muy a tener en cuenta», afirma con una gran sonrisa.

Preguntado por sus preferencias, no duda un instante: «Me encantaría correr la de casa, la ‘Itzulia’, pero también la Vuelta a España siempre y cuando haya suficientes etapas al sprint que me puedan favorecer. Si no, no tendría problema en pedir un calendario alternativo», desvela rotundo.

No siente que Murias deba depender de él: «Por supuesto debo mostrarme al sprint e intentar ganar, pero el equipo tiene muchas más bazas: Tenemos a Gari Bravo o Bizkarra para generales, Prades y Enrique Sanz pueden aportar garantías para finales complicados, con subida», analiza.

En definitiva, hay motivos para el optimismo: «Tenemos muy buen equipo, y queremos que la gente se ilusione. En mi caso, tengo la confianza, las ganas y la motivación necesarias para intentarlo. Sólo hace falta que también haya suerte», finaliza.

Jon ya está preparado para un nuevo sprint, nuevas curvas al límite, nueva motivación. La vida, sus piernas, le han ofrecido una nueva oportunidad que no desaprovechará. Esta vez será como al principio. En casa.

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