Alaphilippe dijo basta

Nuevo podio para Alaphilippe © ASO

Ya nada será igual para Julian Alaphilippe.  ¿Cómo definir su año? En términos generales muy bueno, en periodos puntuales, excepcional, insuperable.

El francés de perilla afilada ha dado la vuelta de tuerca a una campaña ya de por sí completita que fue la del año pasado. Ésta ha tenido más, algo más, porque ha pasado por valles y cimas, bajadas y subidas, ha demostrado que es un corredor que se apea fácilmente, ni deja escapar los galones a las primeras de cambio.

He leído mucho sobre su Tour de Francia, que si hubiera tenido el nivel exigible, seguramente no habría llegado donde llegó, que si hubieran estado capos tipo Froome y Dumoulin, que si… Y mientras conjeturamos, Julian Alaphilippe fue el rey de Francia, mucho tiempo después depuesta la monarquía. Y eso es así.

Su Tour de Francia -más allá de la mandanga azul que muchos le atribuyen, más allá del nivel o no nivel- fue la viva imagen de que quien quiere a veces supera cimas que creía vedadas. Julian Alaphilippe, las dos etapas que ganó, los catorce días de amarillo… eso se lo lleva, para siempre. Y fue tan intenso aquello que seguramente le dejó vacío, hay un antes y un después de julio y el Tour. El de después fue un corredor de pólvora mojada, sin chispa ni diferencia en los momentos clave.

Artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor

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