Alejandro Ropero: «No esperaba vestir la maglia rosa»

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Alejandro Ropero se prepara con vistas a poder competir el próximo 12 de octubre en una Prueba Villafranca-Ordiziako Klasika que se adapta bien a su perfil como corredor y que encara con muchas ilusiones después de haber cuajado un gran retorno competitivo en Burgos y un excepcional Giro de Italia sub-23 con una victoria de etapa, dos jornadas de rosa y un top-diez en la general final. El granadino es un chico muy tranquilo, bastante casero, poco amigo de trasnochar y mucho más de buenos piques con los colegas en algún juego de la videoconsola.  Charlamos con él unos días después de que se haya puesto al día con alguna serie, aunque Breaking Bad sigue siendo su favorita.

Dos meses muy intensos en actividad competitiva después del confinamiento. ¿Cómo has visto al equipo en este retorno a las competiciones?

Los resultados han sido buenísimos para la experiencia que hemos vivido todos en los meses previos. Estos meses de trabajo en rodillo, sin poder salir a la calle y obviamente también sin competición, podían lastrar. Pero en cambio creo que todos hemos salido fortalecidos del confinamiento, con muchas más ganas aún de demostrar de lo que somos capaces. Teniendo esto en cuenta creo que hay que hacer un balance súper positivo. Y aún tenemos por delante la posibilidad de cuajar buenas actuaciones y darlo todo…

¿Esperabas una vuelta a la competición a tan alto nivel?

Siempre confías en que las cosas vayan bien, claro, pero honestamente, a título personal, no lo esperaba. Hay muchísima competencia y una de las particularidades de nuestro equipo es que solemos competir frente a formaciones de máximo nivel mundial de forma frecuente. En este sentido se ha sacado mucho provecho del calendario que teníamos.

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En este retorno, ¿se notaba mucha diferencia entre los corredores dados sus diferentes orígenes geográficos? Al final las medidas implementadas en cada país han sido distintas, sobre todo en cuanto a los tiempos, y en el equipo hay varias nacionalidades representadas…

En sí, no he apreciado grandes diferencias. Es cierto que cada corredor ha tenido su propio ciclo. Erik o Márton, en Hungría, sí podían salir, y nosotros en España o en Italia no podíamos. Puedes pensar que eso al final se notará, pero creo que no ha sido así por el hecho de que ninguno hemos tenido competiciones. Y por supuesto por el trabajo del preparador Carlos Barredo.

¿Qué momento o qué corredor es el que más te ha sorprendido en este retorno?

Al final ésta es una pregunta que seduce el tópico, recurres a los corredores que más han destacado. Wout van Aert, por ejemplo, lo ha hecho muy bien. Pero con uno que haya compartido pelotón yo diría que Remco Evenepoel en la Vuelta a Burgos.  Es jovencísimo, más que yo, pero cuando le ves compruebas que tiene un cuerpo de hombre veterano, muy hecho, con mucho músculo. Tiene una fuerza bestial y eso en la subida le da un plus frente al resto. En el Picón Blanco era tremendo.

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Precisamente en Burgos, primera carrera del Kometa-Xstra Cycling Team tras el confinamiento, la actuación fue muy satisfactoria, con presencia en las fugas, mucha combatividad y el momento cúspide de tres corredores en una misma fuga en la que tú también estabas…

Sin duda, un momento muy destacado. Se entiende esa importancia por muchos factores, pero personalmente si hay algo que no voy a olvidar en la vida va a ser la victoria del Giro de Italia.

Esa era la siguiente pregunta: estrenaste el palmarés del equipo este año y lograste vestir varios días una de las prendas más icónicas del ciclismo…

Una alegría inmensa. Fue algo que llegó sin haberlo esperado. Desde luego, con total sinceridad, no esperaba bajo ningún concepto vestir la maglia rosa. Pero una vez que sucedió fue una experiencia muy bonita, fue todo un orgullo llevarlo y una alegría por la familia. A comienzos de año hablaba con mi madre, la señora Molina, y le decía. “Mamá, este año es de adaptación”. Y tras ganar me recordó estas palabras. No nos lo podíamos creer. Es cierto que es a nivel sub23, que no es el Giro de Italia centenario, pero es una victoria con licencia profesional. Una vez que gané la primera etapa y me vestí de rosa sabía que iba a ser muy difícil mantenerlo. Y no era el objetivo mantenerlo a toda cosa. Pero fue una experiencia que se disfrutó muchísimo.

¿Qué balance haces de ese Giro de Italia desde un prisma colectivo?

Comparándolo en frío con el de 2019, siempre centrándonos a nivel de resultado, mucho mejor por la victoria de etapa. Yo, sobre todo, más que la etapa, destacaría la victoria en la general por equipos. Siempre hay cierta broma con esta general en otras carreras, pero en el caso de este Giro U23 yo la pongo en valor altísimo. En el Giro había muchísimo nivel, competían algunos de los filiales de WorldTour más potentes del mundo. Nosotros cuajamos una gran carrera. Edu se adaptó muy bien viniendo del sub23, Sergio hizo un gran Giro, también Puppio, que estuvo cerca de ganar en otra etapa… La pena fue la retirada de Viegas, lastrado por las caídas y que se esforzó muchísimo para poder ayudar más adelante, y que Fancellu no pudiera estar más arriba en la general, pero también las caídas se cebaron con él y eso siempre pasa factura.

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A punto de arrancar el Giro también se hizo público que en 2021 buscará dar el salto a la categoría continental profesional bajo la denominación EOLO-KOMETA. ¿Os sorprendió el anuncio?

Unos días antes vi algún movimiento en las redes sociales que sí hacía pensar que algo importante podría pasar. Pero algo así… Fran nos decía simplemente que estuviéramos atentos, no nos dio ni un detalle. La verdad es que ha sido muy bien guardado y, al final, una agradable sorpresa. Yo llevo en la Fundación desde el equipo júnior, llegué a través del Campus, y siempre he visto eso: que se trabaja dando pasos cortos y firmes, progresivamente.  Personalmente no conocía EOLO, los compañeros italianos nos explicaron rápidamente el nivel del futuro patrocinador. Eso, y que sea un proyecto a varios años, te aporta un margen de tranquilidad y seguridad para hacer las cosas aún mejor. Y a nivel de calendario, sobre todo a nivel de calendario, abre muchas puertas.

¿Cómo has visto todas las cuestiones de la seguridad en estos tiempos de pandemia?

Las medidas están bien, no las he visto mal. En Burgos y en Getxo se ha podido comprobar. También es cierto que, por poner un pero sin más ánimo que hacer un esfuerzo para mejorar, en algunos puntos concretos igual había demasiado público para lo que debería ser en este contexto actual. El ciclismo, por mucho que se controle, es un deporte que permite que en ciertos puntos sí pueda haber gente. Y es algo que se entiende. Se parte de que actúan con responsabilidad, evitando aglomeraciones, protegidos, sin tocar a los corredores… ¡No habrá un ciclista que se pueda quejar por recibir ánimos! En este contexto en el que estamos hay que ser muy respetuosos con la prevención, todos; por supuesto nosotros, en la competición, nos exponemos a un riesgo que también nos puede perjudicar. En las Lagunas de Neila recuerdo algún punto, no en la zona cercana a la meta, donde igual sí tenías esa sensación de que había más gente. Hasta Jesús, nuestro director, nos los decía: hemos venido a competir a Burgos en alguna edición y no había tanta gente… Pero claro, también hay que entenderlo. Veníamos de donde veníamos, era la primera carrera, Había muchas ganas de ciclismo… No es fácil.

Tu exdirector en el equipo sub23 Rafa Díaz Justo bromea mucho con tu parecido físico sobre la bici con Julian Alaphilippe y tú alguna vez has dicho que te encantaba Valverde ¿el murciano o el francés?

Me quedaría más con Alaphilippe, a día de hoy. En ningún momento pienso que pueda ser un corredor como él. Ahora mismo no sé dónde está mi límite, pero sinceramente creo que soy un corredor más apto para pruebas de un día, etapas con recorridos quebrados, un buen gestor de terreno repechero, que un ciclista para generales. No soy un escalador puro. Soy consciente de que pasar la alta montaña me va a costar más que a otros corredores. También creo que motivado, trabajado, en buena forma, puedo dar la talla para estar delante, peleando y aguantando. Pero no para disputar y ganar.

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