Análisis: ¿Qué hacemos con el ciclocross español?

Felipe Orts_MundialCX_2017

Felipe Orts pelea su posición en la primera vuelta en Bieles / © UCI

Nicolás Van Looy / Ciclo21

En tremendo lío nos has metido, Felipe. Ayer, con las pulsaciones todavía a mil por hora después de tu histórica plata mundialista de Bieles, no era el momento de pensar más allá de las felicitaciones, los abrazos, los elogios y el reconocimiento a un trabajo bien hecho. Pero ahora, pasadas las horas, dormido el triunfo y reposada la cabeza, toca sentarse a reflexionar. Y ese trabajo, el de la reflexión, no puede ni debe comenzar y terminar hoy. Tu plata, tu subcampeonato del mundo (¿te lo crees ya?) no es el primer metal del ciclocross español, pero sí es el más importante. Antes que tú, y hay que reconocérselo, se subieron al podio Iñaki Vijandi (oro en 1979), Jokin Mújika (plata en 1980), Gaizka Lejarreta (plata en 1996) e incluso un tal José María Basualdo, que se llevó el bronce en el mundial para aficionados de 1970. Quitando el caso de Basualdo, todas las medallas anteriores se habían logrado en la categoría júnior, la misma en la que tantas esperanzas teníamos puestas este año y en la que sólo la mala fortuna nos ha impedido comprobar hasta dónde podrían haber llegado Jofre e Iván.

Te decía que tu medalla es la más importante conseguida por el ciclocross español y que por eso es histórica. Es la más importante porque es la primera jamás obtenida en la categoría sub23 y, sobre todo, porque es la primera que se obtiene en un ciclocross mucho más globalizado que aquel de los 70, 80 y 90 del siglo pasado y, sobre todo, mucho más profesionalizado después del paso del huracán Nys.

Pero vamos a lo que importa. ¿Qué hacemos con el ciclocross español ahora? Y te lo pregunto a ti porque eres el culpable de que hoy estemos hablando de esto, pero la pregunta debería de ir más bien dirigida a aquellos que desde la RFEC, desde los equipos, desde las organizaciones de carreras, desde el CSD o desde donde sea que se pueda hacer algo tienen que tomar decisiones. La respuesta a esa pregunta yo no la sé, pero lo que sí es evidente es que algo hay que hacer.

Cada uno tendrá su idea, pero visto lo visto en este mundial, sólo tengo clara una conclusión: lo que toca ahora es tomar decisiones muy poco populares y, seguramente, muy injustas. Y para explicarlo sería bueno que miremos lo que sucedió el sábado en la categoría júnior. He leído y escuchado muchas chorradas estas últimas horas sobre los motivos que llevaron a los británicos a copar las tres plazas del podio. ¿Suerte? Sí, claro. Es fundamental tenerla en cualquier carrera de ciclocross. Decir que Cullell o Feijoo acabaron donde acabaron por falta de piernas sería faltar a la verdad. Les esquivó la suerte. Pero el resultado del sábado hay que mirarlo en perspectiva. Pidcock era el favorito y cumplió. Se llevó el oro y sus compañeros la plata y el bronce. Fueron tres metales que no se comenzaron a trabajar el pasado mes de julio o agosto cuando comenzaron a entrenar. Ni siquiera, cuando estas todavía imberbes futuras estrellas comenzaron a montar en bici. En Reino Unido pusieron en marcha un plan antes incluso de que Pidcock y compañía naciesen. Un plan que ha llevado a la British Cycling ha ser la federación en la que todos deberían de reflejarse. Un plan que les ha llevado a dominar la pista, la ruta y ahora también el ciclocross. Un plan para el que han puesto los tres ingredientes fundamentales para el éxito: tiempo, dinero e inteligencia.

Ahora llega el momento de pararnos a pensar si lo que queremos hacer con nuestro ciclocross es algo parecido a lo que han hecho los británicos o, por el contrario, queremos seguir haciendo lo de siempre. Espero que no opten por lo segundo, porque entonces acabaremos teniendo el mismo resultado de siempre: mediocridad.

Y eso es lo impopular. Hay que coger los tiempos por vuelta de cada uno y ver dónde está respecto de sus rivales y, también, respecto al resto de categorías. Pascual Momparler, el seleccionador, decía el otro día que lo de ir al mundial a ver qué pasa se tiene que acabar. No podría estar más de acuerdo. España es una potencia del ciclismo mundial y no puede permitirse según que resultados. Según que cosas. España no puede permitirse que alguno de sus corredores Elite estuvieran rodando vuelta tras vuelta en los tiempos de Cullell y Feijoo teniendo en cuenta, además de la diferencia de edad y preparación, el circuito que se encontraron unos y otros.

Es lo impopular y, claro que sí, lo injusto. Pero esto es deporte de alto nivel. Esto es un mundial. Y, por desgracia, la justicia aquí no tiene cabida. Sólo la meritocracia y los resultados. Uno es tan bueno –o tan malo– como su última carrera. Es injusto, nadie puede negarlo, dar por amortizada a buena parte de toda una generación de corredores, pero, como decía antes, hay que tomar una decisión: ¿queremos optar a cosas grandes o nos conformamos con seguir soñando con un top10 para el que necesitamos que todo se alinee?

Hay que, como decía Momparler, poner unas reglas de juego claras. La plaza mundialista requiere de un mínimo. De unas garantías. Y si no se dan o no se alcanzan, lo mejor será que el dinero que le dedicamos a hacer rodar a un puñado de corredores en la zona anónima de un deporte anónimo lo invitamos en llevar a los críos a correr fuera. A foguearse, desde cadetes a ser posible, con los que dentro de unos años serán los Van Aert y Van der Poel del momento. No se confundan: Van Aert, Van der Poel, Sweeck, Vanthourenhout, Aerts, Iserbyt, Nieuwenhuis, Hermans… no se han encontrado ahora, de repente, los unos a los otros en un circuito. Se las llevan viendo entre ellos desde que usaban ruedines en sus bicicletas y llevan pateando los mismos circuitos donde hoy buscan la gloria desde que apenas levantaban un palmo del suelo. Y eso, llevar a nuestros juveniles a correr y foguearse con Pidcock, Vandenbosch, Benoist, Stephenson, Turner, Camps y compañía es lo que hay que hacer. Porque Cullell ya es el 10º mejor corredor del mundo y Feijoo el 17º. ¡Y apenas salen fuera!

¿Qué hacemos con el ciclocross español? Sólo hay dos opciones: seguir haciendo lo de siempre o cortar por lo sano y empezar a trabajar ahora por las medallas de 2025.

2 comentarios

  1. Basualdo fue plata también.

    Y está claro que hay que apostar por los jóvenes, pero no creo que sea incompatible con mantener una presencia digna en la categoría élite hasta que llegue el relevo generacional.
    Al fin y al cabo, lo que hay que pedir a la federación es que apueste más por el cx en términos generales.

    Y por último, los talentos que están surgiendo ahora (incluso las vueltas al ruedo como la de Isma) no suceden por generación espontánea. Hay que reconocer que algo se ha trabajado bien, que estamos bastante mejor que hace unos años. El nivel en España ha subido desde juniors hasta élites. Poquito a poco, con menos inversión que los british, pero el cx español también va dando pasos hacia adelante.

  2. Zamora no se hizo en una hora y hay ser conscientes de nuestras realidades…. España está a más de 1400km (Si sales desde el punto más favorable) de la Copa del Mundo más cercana… Nuestros amigos Belgas y Holandeses tienen en un radio de 300km practicamente todas las Copas del Mundo e Internacionales de nivel. Esto hace que el coste que supone para ellos desplazarse a estas pruebas sea irrisorio. Desde España ( gracias en un 99% a iniciativas privadas y poniendo en la gran mayoria de las ocasiones los corredores y sus familiares de su bolsillo) en los últimos años se ha hecho un esfuerzo para estar lo mas presentes posibles en estas pruebas, siendo esto en gran medida la cuasa generalizada de la mejora en las espectativas previas a un mundial y de los resultados obtenidos. Por un lado sería bueno que la federación apoyara más la inversión para llegar a estas pruebas, pero por otro y no menos importante, es clave seguir potenciando el calendario nacional, intentando hacer circuitos más «europeos», y tratar de mimar a los jovenes que se dedican a esta disciplina pero que luego por falta de horizonte y la poca comprensión de sus equipos deciden abandonar el ciclocross. No creo que todo se resuma en llevar más o menos élites a un mundial, y mucho menos en un año en el que los resultados y prestaciones (averias aparte) de tres de los españoles fue más que aceptable, sino en gestionar mejor los recursos de los que se dispone, y en esto si estoy de acuerdo con el articulo, invertir en la base.

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