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Araque y Pujol, compañeros de equipo y de grupeta © Team PoloandBike-Taymory
Rodrigo Araque continuará un año más en el Ukyo japonés con la intención de seguir “creciendo” como corredor y dando “siempre prioridad” al equipo por encima de los “objetivos personales”. “Es el camino que me ha llevado hasta aquí, mi forma de ver el ciclismo y no me voy a apartar de ella”, ha resumido.
El ciclista vallisoletano, que comparte filas con Óscar Pujol, ha hecho balance de la temporada que concluye y que “ha tenido de todo”. Momentos “muy buenos” como el cuarto puesto que consiguió en el Tour de Taiwan y otros “no tantos”, pero de los que ha salido “más fortalecido” como la caída que sufrió en el Tour de Kumano y que le hizo pasar por quirófano tras romperse la clavícula, fisurarse la escápula y dejarle tocado un par de costillas.
“Creo que ha sido una temporada muy positiva”, señala el de Arrabal de Portillo. Pese a empezar tarde, ya que el equipo en principio no contaba mucho con él, Araque sabía que, como siempre, con profesionalidad, entrenamiento y sacrificio podía revertir la situación. “Tuve suerte porque empezar más tarde me hizo trabajar con más tiempo y más duro lo que me llevó a debutar con un cuarto puesto en Taiwan”, apunta, para incidir en que esa actuación y que Pablo Urtasun empezaba también en la dirección deportiva hizo que fuera “ganando peso” en el equipo hasta el punto de que no ha faltado a ninguna de las “grandes pruebas” que ha disputado el conjunto nipón. Desde el silencio, Araque se convirtió en pieza clave para las victorias de sus compañeros. “He podido ayudar en los triunfos de Benjamín Prades y de Óscar Pujol”, este último compañero de grupeta y viajes interminables por toda la zona asiática.
A la hora de echar la vista atrás, el del Ukyo destaca tres momentos de la temporada. Su “cuarto puesto en Taiwan”, y en el que además fue pieza fundamental en la victoria de Prades en la general, la “dura caída” de Kumano y su reaparición, a los 25 días de pasar por quirófano en el Tour de Quinghai Lake. “Fue un camino duro, porque a los cuatro días de operarme ya estaba encima del rodillo a pesar de los dolores, y porque la prueba donde debuté era muy dura por la altitud a la que se corría, más de 3.000 metros”, recuerda el vallisoletano que asegura que terminarla, “disputando alguna etapa” además, es uno de los momentos de su carrera del que se siente “más orgulloso” por todo el esfuerzo, sacrificio y superación que había detrás.
Una situación que ha sido reconocida por el equipo con la renovación por una campaña más, anuncio que le llegó en el mes de julio. “Tengo un buen calendario y eso significa que confían en mí y yo intentaré devolvérselo en la carretera”, continúa Araque que mantiene su filosofía de “ayudar al equipo por encima de mis objetivos personales”. “Es el camino que me ha traído hasta aquí y no creo que deba separarme de él”, reflexiona el corredor del Ukyo que siente como esta temporada ha dado “un paso más” como corredor y que está seguro de que “mejorará” a partir del próximo mes de febrero cuando comience la temporada.
