Bol d’Or: resistencia en los tiempos heroicos de la pista

Salida de la edición de 1904

Track Piste / Ciclo 21

La división entre velocistas y fondistas es algo que subyace desde los orígenes del ciclismo en pista, aunque en los primeros años de la especialidad, a finales del siglo XIX, era bastante más exagerada que hoy en día. Y no por parte de los velocistas, ya que la prueba reina de los velódromos era prácticamente igual a lo que conocemos de ahora; la diferenciación venía por parte de los fondistas, que se enfrentaban a todo tipo de competiciones y de retos individuales exagerados, inimaginables hoy en día.

Los Seis Días –que en su origen era una prueba individual- era uno de los mayores exponentes, junto a la prueba que presentamos hoy, la Bol d’Or, una competición de 24 horas, disputada por ciclistas que marcaban su ritmo detrás de un tándem en algunas fases de la carrera, aunque en ediciones posteriores también se recurrió a tripletes o incluso en 1899 a un tándem eléctrico.

Y es que precisamente un día como hoy de hace 126 años y a la misma hora que colgamos este post terminaba la primera edición, en el velódromo parisino de Buffalo, con triunfo del francés Constant Huret, cubriendo 736,94 kilómetros. ‘Le Boulanger’ también se impondría en 1895, 1898 y 1902.

Leon Georget ‘el Brutal’, nueve veces ganador

En una época en que los periódicos competían para ganar lectores en base a las competiciones que creaban y promocionaban, Paris-Pedale apostó por esta fórmula, que debía su nombre a su trofeo, un Bol, aunque no de oro sino de bronce, diseñado por el escultor Paul Decam –también propietario del medio informativo- elaborado por la prestigiosa joyería Siot-Decauville y con el patrocinio de Chocolates Menier.

La prueba vivió sus primeras 23 ediciones principalmente en París, aunque no sólo en Buffalo, sino en otros velódromos de la capital como Vincennes, Parque de los Príncipes o los dos Vel d’Hiver, e incluso con ediciones en Roubaix y Burdeos, con parones durante la I Guerra Mundial y en el periodo entre 1920 y 1923. 

En esos primeros años tuvo como protagonistas como no podría ser de otra forma a los héroes del Tour de Francia como Maurice Garin, Henri Cornet, René Pottier, Lucien Pétit-Breton –ganador en 1904-  o Louis Trousselier, antes de dar paso al gran protagonista en el palmarés, León Georget, conocido por su aspecto como ‘El Brutal’: tras ganar en 1903, ser segundo en 1904 y tercero en 1906, se llevaba de forma consecutiva todas las ediciones desde 1907 hasta 1913, para volver triunfando en la siguiente edición de la posguerrra, en 1919, y siendo tercero tras el siguiente parón, en 1924. ¡Que palmarés habría cosechado de no haber sido por estas dos pausas! En sus victorias rodó entre los 847,8 y los 973,6 kilómetros.

Honoré Barthelemy se adjudicaría dos triunfos en los años veinte, estableciendo en 1925, precisamente en Burdeos, el record de la distancia, con 1.035,11 kilómetros, antes de que el mítico australiano Hubert Oppermann cerrase el palmarés en 1928. No obstante, la prueba tuvo una corta resurrección –la vigésimocuarta y última edición- en noviembre de 1950 cuando volvió a disputarse en el Vel d’Hiv, en esta ocasión tras derny, con triunfo del polémico italiano Fiorenzo Magni en una edición en la que participaron destacados ruteros como Antonio Beviacqua, Theo Middelkamp, Raymond Impanis o el simpático francés de origen norteafricano Abdel Kader Zaaf, autor de la conocida anécdota de la bota de vino… que podéis encontrar en muchos otros blogs.

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