Carlos González y Noel Martín logran dos medallas en los Mundiales de Nottwil

Martín y González junto a Ávila y Font, bronce y oro en Nottwil.

Martín y González junto a Ávila y Font, bronce y oro en Nottwil.

Al policía y al ladrón. Al todo o nada. Dos juegos, dos maniobras, que convirtieron en un carrusel de emociones un Mundial de ensueño para Carlos González (invidente) y Noel Martín (piloto). Dos soñadores que descolgaron del medallero paralímpico de Nottwil (Suiza) dos medallas. Todas para el mismo tándem. Plata en la contrarreloj y bronce en la prueba en línea. Dos hazañas que describen sin herramientas. «Sin palabras», es todo lo que aciertan a decir. Para qué más.

La primera alegría para la pareja se produjo en la crono, donde había que resolver una cuenta pendiente con la mala suerte. El todo o nada: «Teníamos una espinita clavada de los Mundiales del año pasado. Aquella vez se nos salió la cadena de transmisión en los últimos metros de la prueba cuando entrábamos claramente en la lucha por las medallas. Tuvimos que entrar empujando el tándem a meta. El pobre Carlos iba resbalándose al no tener margen por la visión. Fue una impotencia terrible.», recuerda Noel. Este año, en cambio, el medallero fue justo con sus esfuerzos: «Tenemos que reconocer que el tándem polaco fue justo vencedor, así que estamos satisfechos con la plata, lo que además nos deja el aliciente de limar diferencias con ellos para el año que viene», explica Noel, mientras Carlos asiente, tajante, a su lado.

Al día siguiente, llegaba la gran pelea. La más bonita. La prueba en línea. Su misión: Defender su título. Sin embargo, esta vez el juego cambió, pasaron de ser ladrones, como en 2014, a policías: «Este año los papeles tornaron. Ignacio Ávila y Joan Font cogieron la escapada desde la primera vuelta, así que nuestro papel fue el que tuvieron ellos el año pasado, hacer de ‘policías’ para que no hubiese ataques por detrás y pudieran jugarse ellos el título al final», explica. Sin embargo, cuando ya era claro que Font y Ávila llegarían a meta recibieron la aprobación desde «centralita». Había ventaja. Tenían carta blanca para optar ellos también a otra medalla: «Vimos que teníamos bastantes más fuerzas que el resto dentro del grupo perseguidor y sabiendo que los polacos cedían en la escapada optamos por lanzarnos. Teníamos claro que la otra pareja española haría plata u oro y nosotros podíamos tener también la recompensa del bronce si conseguíamos cazar a los polacos», relata.

Así fue. Tras una última vuelta de infarto consiguieron «detener» a los polacos. Esperaron a la última subida y aceleraron: «Estamos orgullosos de nuestra gran remontada, es una medalla de bronce que sabe a gloria», confiesan al unísono.

El final de fiesta lo pondrían sus familiares: «Tuvimos visita sorpresa de nuestras familias y mi novia, fue sencillamente…». Noel no termina la frase. La describen sus gestos. Sin palabras.

Fuente: Rafa Simón

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