Cuando los Juegos Olímpicos no compensan

Férrand Prevot

Férrand Prevot © bussinessinsider

A finales de 2014, en nuestro amigable repaso a los casos y cosas que definen una temporada, dijimos que, para nosotros, el hombre del año había sido François Pervis. Entre otras cosas, el francés, veloz como una centella, había logrado batir dos récords en 200 metros y kilómetro en poco tiempo, hizo el grand slam de los velocistas, tres veces campeón del mundo en todo lo que podía serlo y casi lo repitió en París en el mundial siguiente.

Todo perfecto, todo laurel, pero él siembre decía lo mismo. “Hasta que no lo corrobore en los Juegos, nada de nada”. Con los pies en el suelo, siendo sincero y claro, Pervis ha ido a los Juegos y ha pasado con más pena que gloria, sin pisar una final y con un bronce, diluido en el equipo de velocidad.

Ya nos lo advirtió Itmar Esteban en las previas de la pista. Pervis, fuera de su hábitat natural, las pistas japonesas donde se gana la vida, ha perdido mucho y lo cierto es que ha sido una nota exótica, más que otra cosa en las carreras de velocidad de estos juegos.

Pauline Ferrand-Prévot era otra de las puntas de lanza de la selección francesa en ciclismo. Su palmarés es de estruendo, ha sido campeona del mundo en todo, salvo pista. Tres veces en BTT, una en carretera y otra en ciclocross. No había disciplina que se le resistiera, lo que tocaba se convertía en oro, pero las tornas en Brasil se giraron.

Artículo completo en Joan Seguidor

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