Dhaenens se coronó de arcoíris en Japón


Dhaenens con el oro

Dhaenens con el oro

Ángel Olmedo Jiménez / Ciclo 21

Utsunomiya es una población japonesa de cerca de 450.000 habitantes. Varios son los atractivos de la ciudad industrial (donde entidades como Honda o Canon cuenta con importantes plantas fabriles) pero destaca la producción de esas delicias gastronómicas, de origen chino, llamada gyozas (unas empanadillas rellenas, normalmente, de marisco y/o verduras).

Pues bien, el país asiático atesora, asimismo, con un privilegio del mundo ciclista que muy pocos recuerdan y es el de haber albergado la, hasta la fecha, única celebración de la prueba de un día referente en el panorama internacional.

El 31 de agosto de 1990, el belga Rudy Dhaenens se alzó con el Campeonato del Mundo en lo que constituyó, a la par que su jornada de más gloria en el ciclismo, en un día imborrable para la parroquia belga, ya que su compatriota Dirk de Wolf se colgó la medalla de plata en el certamen.

El belga no era un desconocido en el pelotón internacional. No en vano, en 1986 había ganado una etapa en el Tour de Francia (la que unía Poitiers y Burdeos) y había pisado podio (en segunda y tercera posición, en 1986 y 1987 respectivamente) en la clásica de los adoquines, la París-Roubaix.

Por otra parte, en aquel año, 1990, Dhaenens venía de ser segundo en la Vuelta a Flandes, que se había llevado el italiano del Ariostea (y también campeón del mundo) Moreno Argentin y de obtener una victoria de etapa en la Vuelta a Asturias.

El Mundial comenzó con una populosa escapada, de 15 ciclistas, que llegaron a alcanzar una diferencia de cercana a los 6 minutos y medio. Por detrás, las selecciones italiana y estadounidense tomaron las riendas de la persecución, consiguiendo que los fugados no obtuvieran una renta que alterara la tranquilidad del grupo principal.

En la decimosexta vuelta, el danés Lauritzen demarró en la subida y pudo abrir cierto hueco llevando a su rueda al suizo Rolf Jaermann. El desenlace se comenzó a fraguar en la última vuelta, cuando de Wolf lanzó un importante ataque en la zona más montañosa del recorrido, una rampa con pendiente de más del 12%, cazando a Lauritzen. Poco después se le uniría Dhaenens. De Wolf, de modo accidental, tuvo un roce con Lauritzen y el danés vio cómo se le salía la cadena. Por su parte, Dhaenens continuaba su marcha y de Wolf se le unía en el descenso. Los dos fueron haciendo camino, cosechando una ventaja con el pelotón principal que rondaba los 40 segundos.

Dhaenens y De Wolf

Dhaenens y De Wolf

En el gran grupo, había varios gallos que esperaban su oportunidad. LeMond, Bugno o Kelly guardaban sus armas y sus posibilidades para un momento más postrero. Sin embargo, esa falta de acuerdo a la hora de perseguir impidió la captura y los principales favoritos se vieron obligados a pelear, única y exclusivamente, por el bronce.

Los dos fugados llegaron a la meta en solitario y Dhaenens, en lógica consonancia con el ejercicio de su liderato de la selección, se adelantó a de Wolf. Requirió de 6 horas, 51 minutos y 59 segundos para completar un total de 18 vueltas, que la organización había previsto para la completa disputa de la prueba.

En el sprint del grupo, el italiano Gianni Bugno se impuso con autoridad, obteniendo la medalla de bronce ante el estadounidense Greg LeMond. Apenas ocho segundos les separó del dueto belga. El Mundial fue duro y de los 145 participantes, tan solo 57 pudieron culminar la competición encima de la bicicleta.

Con su victoria, Rudy reeditaba el festejo belga que había tenido lugar en Barcelona, en 1984, cuando Claude Criquielion se imponía en la meta catalana. Otros seis años más tuvieron que pasar para que los belgas celebraran un oro (el de Museeuw en Lugano 1996)

El belga, que siempre bromeaba sobre su incapacidad para obtener victorias, contó con un desafortunado final. En abril de 1998, y cuando se encaminaba a cubrir sus funciones de comentarista en el Tour de Flandes, sufrió un accidente de tráfico, en la localidad de Aalst, de cuyas heridas no pudo recuperarse y falleció 4 días antes de su cumpleaños.  Únicamente contaba con 36 años de edad. Seis años antes, una dolencia cardíaca, descubierta en un chequeo rutinario, le obligó a dejar la competición profesional.

Desde 1999, se disputó una competición que homenajeaba la figura del otrora campeón del mundo. Su disputa continuó hasta 2007, si bien las dos últimas ediciones ya de modo amateur. Todas sus ediciones, excepción hecha de la de 2003 (vencida por el francés Christophe Kern) fue a parar a la vitrina de corredores belgas.

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