“Eau de Merckx”, nuestro regalo de Reyes

Solo. En su taller. Llantas que impiden adivinar la pared. Eddy se sube a su rodillo. Manos en la parte horizontal del manillar. Equilibrado, frunce el ceño. Esconde su mirada, la del caníbal, peina la cala, la calza y empieza el molinillo. Empecinado, rueda y rueda. Suda, empapa ese mítico maillot apadrinado por Molteni Es el astro de entre los astros.

Dedíquenle tres minutos y pico a este montaje que habla de la grandeza del mejor de los tiempos, de un ciclista a cuyas estadísticas han renunciado las generaciones inmediatas, actuales y venideras. El deportista total que dirían. Corpulento, fuerte y sobretodo muy ambicioso, tanto que otros que parecieron mejor dotados no dieron nunca su talla. Merckx lo ganó todo, ¿todo?. Todo no, le faltó la centenaria clásica que va de París a Tours, la única que desposee su enorme palmarés.

Artículo completo de y en Joan Seguidor

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