El Club Ciclista Sant Boi, escuela de «Puritos»

Purito Rodríguez visitó a los alumnos del CC Sant Boi. © Julio Carbo

Purito Rodríguez visitó a los alumnos del CC Sant Boi. © Julio Carbo

Llega el jefe. Los chavales no saben nada. «Próximo martes, foto oficial del club. 19.00 horas, Parc Ciclista de Sant Boi. Vestuario oficial». El jefe se ha cambiado en el coche. Los chicos están formados, con los dos uniformes del Club Ciclista Sant Boi, en el circuito solo para bicis, pero que también comparten con patinadores algunos días de la semana.

No saben que Purito Rodríguez se ha enterado de la iniciativa y que, como máxima figura del ciclismo catalán, quiere reivindicar con su presencia que el esfuerzo de clubes como el de Sant Boi no sea en vano, como predicar en el desierto, porque no hay equipos, o pocos, casi ninguno, que den oportunidad a los chicos, a los chavales, a los niños que desafían al balón y quieren hacerse ciclistas, que sueñan con ser Purito, Valverde, Contador y, como el ciclismo no mira tanto los colores como otros deportes, también Froome, o Quintana, o Nibali. Da igual.

La megafonía del Parc Ciclista de Sant Boi -hasta el alcalde, que sí se ha enterado de la llegada del invitado especial, ha hecho acto de presencia; y con él, los padres, las madres, los abuelos, la tieta, que no saben nada de Purito pero que han querido fotografiar al hijo, nieto o sobrino metido a corredor- anuncia la presencia de Purito. Aparece por sorpresa con su uniforme del Katusha y con su Canyon, la bici que lo acompaña a todas partes, para fotografiarse y dar un par de vueltas por el circuito ciclista, que al más puro estilo de los automovilistas sirve para enseñar, para que niños a partir de 6 años y adolescentes de hasta 16 aprendan el arte de convertirse en corredor en la que sin duda es la mejor escuela de la especialidad.

Igual son los últimos, quién sabe, pero aguantarán mientras existan niños que sueñen con correr un día el Tour. 90 tienen ahora. 90 niños -y también niñas- a quienes, como si fueran a estudiar, se les explica cómo preparar un sprint, cómo ir a rueda, cómo utilizar los desarrollos de la bici, cómo aprovechar el viento y dónde se debe atacar para que el demarraje no sea en vano. Del Club Ciclista Sant Boi surgió Israel Núñez, que ha sido internacional en varias disciplinas, campeón de España de bicicleta de montaña y que fue profesional con el Kaiku, y más recientemente David de la Cruz.

«Y si no salen más profesionales no es porque nosotros no nos esforcemos, sino porque faltan equipos, porque con la crisis no hay patrocinios y es el ciclismo el deporte que más lo nota». Así lo explica Jesús Ruiz, presidente y alma del club. Hay casi un centenar de chicos que varios días a la semana, protegidos de la selva de la carretera, dan vueltas y más vueltas por el circuito de Sant Boi, de propiedad municipal. «Aquí nadie cobra. Con 35.000 euros anuales de presupuesto gestionamos la escuela y nuestros equipos base. Tenemos patrocinadores que nos dan la ropa y hasta un par de coches».

Fuente: elperiodico.com

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