“El confinamiento nos hará evolucionar como ciclistas”

Pablo Torres en su rodillo

Redacción / Ciclo 21

En estos tiempos complicados para todos en general y para los deportistas en particular, Antonio Moreno, psicólogo del deporte y director deportivo, analiza el impacto de la cuarentena en los ciclistas y sus equipos tras prorrogarse el Estado de Alarma de España hasta el próximo 11 de abril, el confinamiento en los domicilios, la prohibición de salir a entrenar y la suspensión de las competiciones.

-¿Qué impacto está teniendo la pandemia del coronavirus en ciclistas y sus equipos?

-Compleja respuesta, la dimensión de esta crisis está adquiriendo proporciones inimaginables. Ni en nuestros peores pronósticos podíamos pensar que fallecería diariamente tanta gente y en unas situaciones tan dramáticas, ni que las UCI de los hospitales iban a estar colapsadas, con el personal sanitario desbordado… Es un escenario que sobrecoge, sobre todo si lo comparamos con nuestro día a día de hace apenas unas semanas, cuando todavía podíamos rodar en bici ajenos a lo que estaba por llegar…

-¿Ha pillado desprevenido al colectivo?

-La verdad es que todo se ha ido precipitando lenta pero inexorablemente. A principios de mes, tras el confinamiento de algunos equipos World Tour (Cofidis, UAE Emirates o Groupama) parecía que esto del virus era algo que se circunscribía a ciertas zonas de Asia. Sin embargo, el avance de la propagación, la llegada del virus a Europa a finales de febrero con el brote en Italia y los primeros fallecidos en España durante la segunda semana de marzo, provocaría la suspensión de las primeras competiciones, todas ellas a falta de unos pocos días para celebrarse, con equipos y corredores con todo preparado.  Muchos profesionales intentaron reorganizar su calendario tras las primeras suspensiones en Italia para poder correr en aquellos países donde las competiciones se mantenían, de hecho se llegó a disputar la París-Niza (en mi opinión un error por la ausencia justificada de grandes equipos, y además de insolidaria, un riesgo para público y corredores).

-Y en España la incertidumbre fue generalizada.

-En nuestro país aún se dudaba de si se celebrarían las carreras previstas en las siguientes semanas. Sin embargo, el 11 de marzo, con la declaración de Pandemia del Covid-19 que hizo la OMS, y los posteriores comunicados de federaciones y de organizadores suspendiendo las competiciones, hemos llegado a esta situación de parón absoluto que se confirmó con la declaración del Estado de Alarma. Y, es en ese instante, en el que pasamos del desconcierto y confusión iniciales sin saber si se iba a poder competir o no y con los corredores y directores deportivos consultando qué carreras todavía se mantenían en el calendario y parecía que no se fueran a suspender, a quedar recluidos en nuestros domicilios. Así, en un abrir y cerrar de ojos.

-¿Están preparados los ciclistas para afrontar esta situación?

-Por supuesto que sí. El ciclismo es un deporte de resistencia, muy duro. Exige una elevada motivación y fortaleza mental para enfrentarse a horas y horas de entrenamiento, a esfuerzos intensos en un medio hostil como es la carretera y, en muchas ocasiones, absolutamente solos. Y todo ello a merced de la climatología. Podríamos decir que la capacidad que tienen los deportistas, y los ciclistas en particular, para enfrentarse a situaciones difíciles es más elevada de lo normal, dado que la propia actividad deportiva que realizan ya supone en sí misma un estresor, o ¿acaso bajar un puerto a 80 Km/h sobre unos tubitos de carbono o subir por una pendiente del 20% de desnivel, no son situaciones suficientemente estresantes?. Este deporte nos regala -a parte de una excepcional condición física, una quema de grasa considerable y la posibilidad de mantener contactos sociales durante su práctica-, una gran tolerancia al estrés. Y esta situación de confinamiento en muchos de nosotros está generándolo, por lo que estamos más que preparados para afrontarla.

-En comparación con otros deportes, el ciclista tiene cierta ventaja logística.

-A nuestro favor también juega que, a diferencia de otros deportes, la mayoría de ciclistas dispone de rodillos, lo que nos permite sobrellevar el plan de entrenamiento con relativa normalidad (por lo menos, para mantener la forma). Estos aparatos, para muchos de nosotros la última opción, se han convertido en una salvación.  Además, con la cantidad de simuladores que existen resulta mucho más atractivo entrenar en casa. Esto está incrementando la adhesión al ejercicio y, además, mejora la calidad de la experiencia del entrenamiento mediante la participación en sesiones virtuales con otros ciclistas, anónimos y conocidos.

-¿De qué manera puede afectar el confinamiento a los ciclistas?

-Entender el impacto del confinamiento en un ciclista implica entender el momento de la temporada en el que nos encontramos. La mayoría de ellas y ellos comenzaron su preparación entre octubre y diciembre, por lo que muchos llevan prácticamente cinco meses entrenando para llegar a estas fechas en condiciones óptimas y esperando con ansia el inicio de las competiciones. Y cuando estas comienzan, ¡zasca!, se suspenden. Esto, sin duda, ha añadido más impotencia y frustración a lo inesperado e impredecible del confinamiento en los domicilios. Hablamos de muchas ilusiones y muchos objetivos que han quedado, como mínimo, pospuestos. Igual que las grandes competiciones, como Giro, Tour y Vuelta que han sido suspendidas sin fecha conocida de celebración.

-Otro factor importante es la fecha actual.

-Desde luego, no hubiera tenido el mismo impacto si se hubiera declarado en septiembre, con la temporada prácticamente terminada, con las vacaciones a la vista y el posterior inicio de la pretemporada.Esta situación de confinamiento y el hecho de que pueda prolongarse, obviamente, nos afecta a todas y todos, principalmente a nuestro estado de ánimo y a nuestras cogniciones, aunque cada uno es de una manera y hay personas que lo lleva mejor y otros peor. Uno de los pensamientos más perturbadores es el de pensar en lo que tendría que estar pasando si nada de esto hubiera sucedido: “justo este fin de semana debería estar corriendo tal o cuál carrera”. Nuestra realidad más próxima en el tiempo, tal y como la habíamos imaginado y planificado, ha cambiado. Por lo que nuestros objetivos inmediatos han de adecuarse a la nueva situación. Si este domingo tendrías que haber corrido en un sitio u otro, ahora has de decidir cómo vas a entrenarte en casa en base al tiempo del que dispones.

Enrique Sanz se prepara para un entreno virtual

-¿Cuál sería el proceso a seguir?

-Ese es uno de los principales desafíos del confinamiento, ser capaces de superar la interrupción de nuestra rutina diaria y adaptarnos a la nueva situación, lo que nos exige reorganizar las tareas especialmente importantes, como los entrenamientos. En el caso de que contemos con un rodillo o una bicicleta indoor y una estancia de la casa que pueda habilitarse como zona de entrenamiento, ya disponemos de los recursos y el espacio. Ahora solo falta dotar de contenido ese tiempo. La mañana para rodar, la tarde para ejercicios de gimnasia, de entrenamiento funcional, mantener reuniones virtuales con el resto del equipo, etc. Cada cual se lo organizará como considere.Además, el contacto y trabajo tanto con preparadores como con la mayoría de profesionales del deporte, es sencillo y accesible por redes y aplicaciones de gestión de datos y documentos, lo que facilita la planificación de estos próximos días.

-¿Qué actitud ha de tener siempre el ciclista?

-Ser conscientes de que esta situación es, en primer lugar, absolutamente excepcional y, en segundo, temporal, alivia en buena medida la sensación de frustración y tristeza, así como el agobio por no poder hacer lo que uno querría. Es la primera vez que se vive una situación así en este país desde la guerra, y parece que las previsiones son que se prolongue sólo el tiempo estrictamente necesario, lo suficiente como para que se reduzca el número de personas que son ingresadas en los hospitales. El Congreso tiene que aprobar la ampliación del Estado de Alarma quince días, por lo que sabemos que podríamos estar en esta situación entre dos y tres semanas más. Hablamos, pues, de un tiempo más que asumible.

-¿Coincide en que marcarse un organigrama diario es una de las mejores herramientas?

-Para evitar que el confinamiento se convierta en ‘el día de la marmota’, como le sucedía a Bill Murray en la película Atrapado en el tiempo, es recomendable y útil hacerse un horario -flexible pero conciso- en el que estructuremos las horas del día para asegurarnos que realizamos las principales tareas (como estudios, formación, teletrabajo, entrenamientos, idiomas, lectura, ocio, etc.) y colocarlo en un lugar visible. Levantarnos a una hora establecida, asearnos, desayunar y, en lugar de salir de casa, continuar con la nueva rutina dentro de ella. Se dice fácil, lo sé, pero es que no hay otra. La alternativa opuesta es estar todo el día tirado en el sofá viendo en la televisión imágenes de ambulancias y hospitales, infoxicándonos en redes, leyendo las miles de opiniones viscerales e iracundas de la minoría de ‘capitanes a posteriori’ -siguiendo con la ironía de los guionistas de South Park- y dejarnos llevar por la rabia y el pánico.

-¿Qué opinas de la gente que ha criticado a deportistas por quejarse de no poder salir a entrenar cuando hay gente muriendo en los hospitales?

-Bueno, todo el mundo es libre de opinar, lo contrario sería preocupante. Es normal que un deportista que sacrifica toda su vida para rendir en las competiciones, se resista a aceptar una realidad que le perjudica. Su prestigio, su sueldo, su futuro, depende de competir, esto no se reduce a algo tan simple como salir en bicicleta o no hacerlo como si se tratara de un entretenimiento. A mí, personalmente, me resulta sencillo empatizar y comprender a un deportista de alto rendimiento -que vive de esto-, o a un ciclista élites/sub23 -que trabaja o estudia y además compite, compaginando ambas cosas con lo difícil que esto resulta- e incluso a un cicloturista -que sale en bici por el mero hecho de hacer ejercicio y pasar un buen rato- que ante esta situación se enfade y lo exteriorice, como también entiendo a quien lo considere algo incomprensible y en cierto sentido insolidario. Qué le vamos a hacer, es una cuestión de percepciones y puntos de vista, probablemente todos tengan parte de razón.

-¿Es una manera también de colaborar con los actuales servicios sanitarios casi colapsados?

-Dicho esto, creo que también hay que destacar que los ciclistas practican un deporte que entraña riesgo. Cada año pierden la vida en las carreteras decenas de ciclistas en España, sufrimos atropellos, muchos de los imprudentes homicidas se dan a la fuga y las penas por acabar con la vida de un ciclista son realmente decepcionantes. Cuantas veces, sobre todo después de conocerse algún nuevo atropello, salimos de casa con una sensación de gran inseguridad y preguntándonos si regresaremos de una pieza o tendremos algún percance grave. Quien practica este deporte conoce y asume el peligro intrínseco que conlleva, entiendo que todo aquel que desempeña una afición u oficio que entraña riesgo, asume las consecuencias. La situación que están viviendo los sanitarios en los hospitales, con cifras de fallecimientos tan elevadas y con la escasez de medios que ha provocado la expansión planetaria del virus es dramática, y su entereza y profesionalidad son admirables. Y la de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, personal de ambulancias, protección civil, servicios de limpieza, UME, y servicios básicos. Se merecen todo nuestro reconocimiento. Los profesionales del ciclismo, que continúan con su preparación desde casa como buenamente pueden, también.

-¿Qué papel están teniendo las redes sociales en toda esta situación?

-Las redes están permitiendo mantener una normalidad que sería impensable sin ellas. Las aplicaciones de mensajería instantánea utilizadas por muchos equipos están teniendo una actividad inusualmente alta debido al confinamiento. Algunos chats están sirviendo para mantener el contacto entre la mayoría de corredores y sus técnicos, en los que se ha vivido de forma compartida y en tiempo real todas y cada una de las circunstancias que se han ido y continúan produciéndose, lo que ha facilitado la expresión de emociones, miedos y preocupaciones y la reelaboración conjunta de todos y cada uno de los acontecimientos, lo que incrementa la cohesión social entre compañeros, compañeras y dirección deportiva, y además disminuye los sentimientos de soledad y desamparo. Las reuniones online también están supliendo, en cierto modo, el contacto directo. No es lo mismo, obviamente, pero están facilitando la visión y el encuentro con el resto de compañeros, para hacer rodillo desde casa o para hacer reuniones de equipo, por ejemplo, lo que visibiliza al grupo y lo mantiene unido. Además, la creatividad en tiempos difíciles tiene en las redes una vía de transmisión perfecta, y compartir memes y videos divertidos ayuda a generar un estado de ánimo más positivo.

-Por último, ¿qué le diría a un ciclista que piensa que esta situación le está perjudicando?

-Creo que toda circunstancia que nos pone contra las cuerdas y que nos saca de nuestra zona segura, que nos obliga a ir más allá de creencias y límites, nos acerca a la mejora. Depende de cada uno enfrentarse a la desgana, la desilusión inicial y la pereza para sacar de esta experiencia un aprendizaje que nos haga evolucionar como ciclistas. Le diría que no importa la edad que tengas, no importa la categoría en la que compitas, ni si eres profesional o aficionado, cadete o máster. El rodillo, es la herramienta. Como también la esterilla o la colchoneta. ¿El tiempo? Lo tienes, de hecho, por ahora incluso nos sobra. La decisión está en tus manos, ¿quién ha dicho que este no sea el momento de empezar a hacer aquellas cosas que tanto te cuestan y que hasta ahora no te decidías a hacer? Períodos como este, en el que por excepcionales circunstancias no podemos continuar en piloto automático con nuestras rutinas habituales de entrenamiento, son precisamente los idóneos para continuar con nuestra mejora enfrentándonos a aquellos ejercicios y modalidades de entrenamiento que se nos resisten y convertirlas en desafíos personales que nos permitan evolucionar como ciclistas.

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