El Giro de Italia se humaniza

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Alberto Contador ya sabe lo que es ganar un Giro de Italia

Nicolás Van Looy / Ciclo 21

Una contrarreloj por equipos. Una contrarreloj individual (larga). Seis etapas llanas. Seis finales en alto. Siete etapas de media montaña. En resumen, lo que podría llamarse un recorrido equilibrado. Un trazado ‘al uso’. Una edición de manual. De primero de organización de carreras. Un dibujo en el que, en principio, todos tienen sus opciones, si bien es cierto que parece que aquellos capaces de subir bien tienen una ligerísima ventaja respecto a los demás. El Giro de Italia, que comenzará el próximo día 9 de mayo en San Remo con esa etapa cronometrada por escuadras, abandona los sobrehumanos dibujos de las últimas ediciones y hace un guiño a la humanización de la carrera. Un Giro, el de 2015, que pese a lo dicho anteriormente y la ausencia de algunos de los puertos míticos y más temidos de la geografía transalpina (o alpina, depende de cómo queramos verlo), no estará falto de su buena dosis de rampas históricas.

Libro de ruta, participantes y todas las etapas

Será, eso sí, un Giro del que se espera que mantenga la emoción hasta el final. Un Giro en el que el corredor que suba a lo más alto del podio de Milán el día 31 de mayo, sólo tendrá esa jornada para relajarse y disfrutar. Buena prueba de ello son las recientes declaraciones de un tal Alberto Contador, un chaval que algo sabe de lo que supone llevar el peso y la responsabilidad de portar el maillot de líder, cuando aseguró que no sería bueno vestirse de rosa antes de la última semana.

La etapa inaugural, 17 kilómetros de esfuerzo cronometrado grupal, no servirá, evidentemente, para gran cosa en la general. La costa de San Remo, que tan bien conocemos en el mes de febrero, servirá de escaparate para que el helicóptero de la RAI pueda hacer uno de los mejores publirreportajes de la bellísima zona que rodea este enclave mediterráneo. Con salida en San Lorenzo al Mare, el trazado de esta jornada inaugural ya es toda una declaración de intenciones de los organizadores: no se hace pasar a los corredores por la Cipressa, sin que se les envía hacia San Remo a través del nuevo y bello carril bici construido en la zona. Otros años, no lo duden, nadie hubiese salvado a los equipos de tener que darlo todo en ese murito italiano.

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Porte también sabe lo que es liderar el Giro

La jornada del lunes, con final en Sestri Levante, será eléctrica. Tras una etapa completamente llana entre Albenga y Génova en la que las caídas parecen el único factor que puede resultar determinante y en la que el sprint está más que cantado, llegará esta trampa que tanto estará haciendo salivar a los amantes de la estrategia. La segunda etapa en línea más corta de esta edición se antoja divertida y espectacular. El corto recorrido de 136 kilómetros nos hace adivinar una etapa rápida. La inexistencia de llano (sólo los últimos 20 kilómetros podrían considerarse así), nos hacen soñar con todo tipo de situaciones tácticas y ataques valientes por parte de aquellos que no tienen nada que perder o mucho que demostrar. Un día, por qué no, ideal para tipos como Philippe Gilbert.

Menos espectacular, pero parecida en lo que se podría esperar de ella, es la etapa del martes con final en La Spezia. Más larga (150 kilómetros) pero cuyo dibujo nos recuerda a esas todavía recientes colinas de las Ardenas. Sucederá todo esto antes de afrontar, el miércoles, el primer final en alto de la carrera. Abetone, un puerto de segunda categoría, pondrá por primera vez a prueba las capacidades de los aspirantes al triunfo final. No se producirán, claro está, grandes diferencias entre ellos. Al menos, entre los que lleguen bien. O no hayan sufrido ningún percance en los siempre peligrosos primeros días. Casi 20 kilómetros de subida que en ningún momento superan el 10% de pendiente serán un cómodo y dulce aperitivo para lo que viene.

Campitello Matese, de primera categoría, se alzará ya en el horizonte. Alberto Fernández ganó allí en 1982 y es el único corredor español que lo ha sabido hacer. Antes de ese final del sábado, rodaremos a través de etapas llanas que presumiblemente nos brindarán el espectáculo de los sprints masivos, si bien ese final de Fiuggi podría dar lugar a alguna sorpresa.

La de Campitello Matese es, sin duda alguna, la más complicada de las jornadas de la primera semana de carrera y el lugar donde se producirán, aunque pequeñas, las primeras diferencias dignas de ser mencionadas. La buena noticia para los implicados en la lucha por la general es que, tras una primera semana algo complicada y con esa meta en alto del sábado (con permiso de la pestosa etapa dominical), llegarán unas dulces jornadas de tranquilidad –de nuevo con las caídas como mayor peligro, pero seguro que con menos integrantes en el pelotón– hasta el viernes siguiente.

Colle delle Finestre

El Colle delle Finestre, un lugar complicado

Será ese día, 22 de mayo, cuando se decida una parte muy sustancial de este Giro de Italia. La contrarreloj individual de casi 60 kilómetros -que Contador ya conoce- hará dos cosas. Una de ellas no es segura, pero muy probable: descartar a alguno de los que hasta ese momento merodeaban por las primeras posiciones con soñando con un Milán en rosa. La segunda, sí es segura: dependiendo de cómo termine cada uno esa etapa, tendrá completamente claro cómo deberá de afrontar la terrorífica semana final en la que se ha concentrado lo más duro de la montaña italiana.

Tras 20 kilómetros completamente llanos, los corredores se meterán de lleno en los viñedos que, de nuevo, harán las delicias del realizador y del cámara de la RAI y, por supuesto, de los televidentes repartidos por todo el mundo. Rodeados de uvas y escenarios de película, afrontarán los complicados últimos 40 kilómetros con dos subidas. Será un esfuerzo algo inferior a la hora y media y que, sin duda alguna, se cerrará con diferencias más que notables entre los grandes aspirantes al triunfo. Los más optimistas hablan de que esas diferencias podrían superar los 60 segundos. Lo que es seguro es que será una jornada de sufrimiento físico y también mental.

Y, a partir de ese momento, no habrá descanso alguno (obviando la jornada de descanso del martes). Comenzará la ración de cuestas y, en el fondo, lo que todos han estado temiendo y esperando a partes iguales durante las dos semanas anteriores. Madonna di Campiglio, ese lugar que tantos recuerdos arroja desde aquella aciaga sucesión de acontecimientos de 1999, será la primera piedra de toque.

Tras el descanso del martes llegará la etapa de Aprica. O del Mortirolo. Como se prefiera. Cinco puertos, cinco. Doce kilómetros a una media del 11% y con tramos del 18% son la carta de presentación del coloso lombardo. Aquí nadie podrá esconder nada. Si algo falla, si algo no va bien; no se podrá ocultar. Quizá, en la bajada y posterior ascenso a Aprica, se pueda maquillar el asunto, pero en ningún caso arreglar.

Si alguien no va bien ese día, tendrá una opción de recuperar camino de Lugano antes de probarse otra vez en el Monte Ologno, aperitivo de las dos últimas jornadas montañosas en las que espera, en la penúltima etapa de este Giro, justo antes del paseo triunfal hacia Milán, el Finestre. Casi 20 kilómetros que nunca bajan del 9% y con sus últimos 8 kilómetros de pura tierra antes de rematar la cosa con el ascenso a Sestriere.

Contador, Porte y Urán, los favoritos

Alberto Contador, Richie Porte y ‘Rigo’ Urán son los tres nombres que más suenan de cara a la pelea por el triunfo final. Cada uno con sus cosas, claro está.

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Urán, durante el Giro’14

El colombiano llega a este Giro tras su polémico segundo puesto del pasado año, cuando su compatriota Nairo Quintana le ganó la partida en un movimiento que algunos todavía califican de, como mínimo, poco deportivo… cuando no completamente ilegal. El jefe de filas de Etixx-Quick Step saldrá, como no puede ser de otra manera, a ganar la carrera, pero se antoja el menos potente de los tres nombres más destacados. Se le ha visto bien en el Tour de Romandía, pero en los 25 días de competición que ha acumulado este año no ha conseguido despejar las dudas o, dicho de otra manera, demostrar la capacidad suficiente como para dominar una prueba tan complicada.

Alberto Contador, por su parte, afronta el Giro de una manera muy complicada de analizar. Decía recientemente el de Pinto en Procycling que afronta su asalto Giro-Tour como una gran vuelta no de tres semanas, sino de tres meses. A la capacidad física habrá que sumar el aguante mental. Contador saldrá de San Remo con la mente puesta en Milán… y en París. Con la necesidad de exprimirse al máximo, única forma de vencer una carrera de estas características, pero teniendo que ser cauto para no quemar sus naves de cara a julio.

Richie Porte inaugura en el Giro su condición de jefe de filas único e indiscutible del Sky desde la salida. El pasado año se encontró con esta situación en el Tour, pero aquello fue consecuencia del cúmulo de mala suerte sufrido por Chris Froome. Con 33 días de competición es el que más ha corrido de los tres (por los 25 días de Urán y los 19 de Contador).

Por detrás de esta terna, se sitúa un Fabio Aru -recién renovado hasta 2017-que a sus 24 años y su magnífica campaña de grandes vueltas de 2014 (3º en el Giro y 5º en la Vuelta con etapas en ambas carreras) debe de confirmar un pasito adelante. Este año sólo ha corrido París-Niza y Volta a Catalunya, por lo que es complicado hacer cábalas respecto a sus opciones, pero el sucesor-protegido de Vincenzo Nibali estará en esa incómoda posición de tener mucho que demostrar, poco que ganar y demasiado que perder.

Y, tras Aru y a un nivel inferior, al menos a priori, de los ya mencionados, estarán todos los demás. ‘Todos los demás’. Tres palabras que, no nos engañemos, nos sirven a los periodistas para curarnos en salud ante una carrera de 21 días en la que todo puede pasar… ¡miren el Tour del pasado año! Entran en este grupo los outsiders iniciales como Pozzovivo, Van den Broeck, Cunego, Hesjedal, Pellizotti, Atapuma, Monfort… Entran también en este grupo los segundos espadas de los grandes equipos que deberían de ser capaces de tomar el testigo de sus jefes de filas en caso de desgracia como Ivan Basso, Betancur, Bouet o Sebastián Henao.

Y, por si todo lo anterior falla, la gran virtud de esas tres palabras de ‘todos los demás’ incluye, como no, a esos corredores que ahora no suenan o que nadie cuenta con ellos, pero que se colarán en la pelea y le darán emoción a la prueba. Porque esto es ciclismo y las sorpresas existen. Porque esto es deporte y las predicciones no suelen acertar. Porque esto es competición y cada uno buscará dar lo mejor de sí mismo. En definitiva, porque esto es el Giro. Y el Giro, no lo olvidemos, es la quintaesencia del ciclismo brutal y crudo de las tres semanas.

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