El motor era Cancellara

La caída del suizo hacia Roubaix

La caída del suizo hacia Roubaix

Yo no veo ciclismo para apurar teorías y alimentar conspiraciones, aunque sean en el terreno de lo personal, sobre si lo que estoy mirando va a pitar en una máquina o no, o sobre si hay gato encerrado o no. Por supuesto que hay gato encerrado, es algo que nunca dudo cuando disfruto frente a la tele si más pretensión que esa, la de disfrutar de un espectáculo que el ciclismo, el deporte más hermoso “per se” que pocas veces se reconoce en el espejo como tal. Y sí, me pareció estratosférico el rendimiento de Hayman el domingo, pero a mí no me compete juzgarlo más allá de lo “ciclísticamente” necesario.

Dicho esto, y tras haber hablado de Tom Boonen, hoy corro el riesgo de hacerlo de Fabian Cancellara, y digo riesgo por dos motivos, el primero porque no es seguro que Roubaix, que acabó literalmente por los suelos, haya sido su última gran clásica de primavera, tras Flandes tuiteó un “to be or not to be” digno de Shackespeare pero preguntando eso de “seguir o no seguir”.

El otro riesgo que corro es la sempiterna sospecha que persigue a Fabian Cancellara sobre si su bicicleta llevaba o no truco, esa duda que también lleva en la mochila Chris Froome y que los tiempos dirán si era cierta o no.

Como Umbral de su libro, aquí hemos venido a hablar de ciclismo y a falta de que Cancellara haga honor a su palabra o no, Contador por ejemplo ya ha hecho un “digo Diego”, creemos que al suizo ya no le volveremos a ver en una de éstas y eso marca.

Si vemos los últimos diez años de Flandes y Roubaix contaremos que entre Fabian y Tom han logrado 13 de 22 victorias posibles, una cifra que vista la inestabilidad de estas carreras reviste un mérito destacable.

Artículo completo de Joan Seguidor aquí

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