El Psico Tour: El Día ‘D’ de Mikel Landa

Victoria de Landa en el Giro en su época en las filas de Astana © Giro

Ha llegado el día D para Mikel Landa. No sabemos si ese día será hoy, o mañana, o será la etapa del sábado, o en los Pirineos.

Lo que sí sabemos, y Mikel es el primero en saberlo, es que ya no hay vuelta atrás. Aquello que tanto reclamó durante los últimos años ha llegado: su oportunidad.



La posibilidad sin restricciones de darlo todo hasta un punto todavía desconocido. Nadie conoce el límite. Ni tan siquiera él mismo. Tampoco nadie sabe si logrará alcanzarlo. Lo que sí tenemos claro es que el momento es ahora, es este Tour de Francia, es hoy mismo.

Poco importa ya que ayudara a líderes como Fabio Aru o Chris Froome sacrificando sus intereses personales frente a los de equipos como Astana o Sky. Pensar en ello no sirve de nada. Todo eso es pasado, son recuerdos, y Landa se encuentra en el presente.

Con la etapa de hoy comienza la alta montaña, con dos puertos hors catégorie, el escenario en el que mejor se desenvuelve el de Murguía.

En esos momentos de carrera donde Sky va a imponer un ritmo extremo, con un Egan Bernal en un excelente estado de forma y un Geraint Thomas que antes o después tendrá que asumir su papel de gregario del sudafricano, en esos instantes de la ascensión en los que se va al límite, es cuando Mikel tendrá que echar mano, conscientemente o no de ello, de una serie de habilidades psicológicas que en esas circunstancias destacan de entre las demás.

Una de ellas es la de pensar confiadamente, es decir, creer que los objetivos que nos hemos propuesto pueden conseguirse.

Una experiencia óptima en estos momentos límite precisa de pensamientos motivacionales centrados en nuestras capacidades, así como una serie de señales que nos mantengan inmersos en aquello que sabemos hacer bien y que nos diferencia de los demás.

Obviamente, la condición física de Landa es excelente. Lo ha sido en anteriores carreras de tres semanas, en las que ha destacado pese a las restricciones propias de las estrategias de equipo, por lo que, en esta ocasión, va a proporcionarle un buen aporte de seguridad en uno mismo.

Uno a uno, todos los entrenamientos realizados durante la temporada, así como toda la experiencia acumulada en anteriores participaciones en carreras de tres semanas, podrá sentirlos en los próximos días en su organismo en cualquiera de los momentos más difíciles.

Mikel está preparado para lo que está por venir, también su equipo. Cuando hablamos de estar preparado, no nos referimos a su entrenamiento físico, sino a su confianza en hacer todo lo posible por lograr el éxito.

Y en esta preparación entra, por supuesto, Movistar, Unzué, directores deportivos, etc. La estrategia diseñada para conquistar el podio de París con el vasco se sustenta firmemente en la programación y la planificación de la temporada, pasando por las competiciones disputadas hasta la fecha, así como en cada uno de los kilómetros y desniveles de las próximas etapas.

Esta idea general de lo que queremos conseguir se piensa, se elabora, se traduce en planes de acción, en estrategias alternativas, en la automatización de rutinas. Además, en ellos se debe contar también con la presencia, características y estado de forma de los rivales, y deben actualizarse de manera inmediata.

Todo aquello que hacemos para dar el máximo para alcanzar el éxito incrementa nuestra confianza en nosotros mismos, y ésta confianza, a su vez, redunda en que hagamos más por dar el máximo.

Aquellos logros de ejecución que todos recordamos, como cuando Landa tenía que esperar a Aru o cuando sacaba de punto a Froome, desarrollan nuestra creencia en nuestras capacidades y esto mejora nuestro rendimiento.

Los límites, cuando existe un equilibrio entre el desafío y nuestras destrezas, son el objetivo, y superarlos sin duda potencia nuestra confianza.

Nuestros pensamientos, emociones y conductas se encuentran completamente relacionados entre sí e intervienen en el resultado final de nuestro rendimiento.

En las etapas que están por llegar, en las que los favoritos van a actuar bajo presión, la gestión de las cogniciones, de las reacciones emocionales y de nuestras acciones van a ser determinantes.

Mikel Landa, por fin, lo va a intentar y quienes disfrutamos con este deporte lo queremos ver.

Lo queremos sentir como si fuéramos él, arrancar cuando él arranque y dejar a Chris Froome y que le caigan segundos como si fuéramos nosotros quienes pedaleásemos por la Rosière, la Madeleine, la Croix de Fer o Alpe D’Huez.

Así es el ciclismo para quienes lo disfrutamos: pasional, impulsivo, impetuoso. Pero también para los ciclistas, no solo físico, también se compone de pensamientos, emociones y acciones, y la victoria final será para quien optimice y regule ambos aspectos.

* Antonio Moreno es psicólogo del deporte especializado en ciclismo

Comentar

Su dirección de correo electrónico no será publicada.Los campos necesarios están marcados *

*