«En ciclismo algunos padres están muy flipados»

Un padre con su hijo ciclista © Antonio Moreno

Redacción / Ciclo 21

La iniciación deportiva es una etapa fascinante para los chicos y las chicas que empiezan a practicar ciclismo. Las competiciones se convierten en un escenario muy particular en las que se mezcla la diversión con la competitividad y los resultados. Un periodo en el que los padres y las madres tienen un especial protagonismo por la influencia que tienen sobre sus hijos.

Entrevistamos a Antonio Moreno *, psicólogo del deporte especializado en ciclismo y director deportivo, acerca del comportamiento de los padres y madres en el ciclismo y sobre cómo pueden ayudar a sus hijos a disfrutar más de este deporte, prestando especial atención a aquellas actitudes que son especialmente perjudiciales para sus hijos e hijas.

-¿Qué papel tienen los padres en la práctica deportiva de sus hijos?

-Los padres juegan un papel imprescindible, son una parte muy importante. Sin ellos, por las características propias de este deporte, sería realmente difícil que los chicos y chicas practicaran ciclismo. Permitirles rodar solos por la carretera, proporcionarles el material necesario, realizar los desplazamientos que requieren las carreras, adaptar determinadas comidas familiares a las necesidades nutricionales de sus hijos, aceptar como normales los sacrificios que exige este deporte o animar y reforzar cada logro, por pequeño que éste parezca… son sólo algunos de los muchos ejemplos de sus funciones y tareas.

-¿Algunos padres pueden llegar a convertirse en los peores rivales de sus hijos?

-Sí, desgraciadamente. En ocasiones, la línea que separa el apoyo y el ánimo de la presión por ganar y por los resultados, es muy fina. Los chicos y chicas cuando compiten, no están haciendo otra cosa más que practicar el deporte que les gusta.  La competición a veces nos hace olvidar (no solo a los padres y madres, también a los directores deportivos e incluso a los propios jóvenes) que no son más que niños montando en bici, y no ciclistas profesionales pequeñitos que se juegan su futuro en cada carrera.

-¿Cómo se llega hasta esa situación?

-Es un proceso de meses y años. Los menos afortunados pueden sufrirlo toda su carrera deportiva. La práctica del ciclismo se inicia porque se disfruta con lo que se hace, por encima de otras consideraciones. La satisfacción es intrínseca, el hecho de montar en bici es en sí mismo plenamente satisfactorio.  Sin embargo, la competición en ocasiones invierte los términos, y algunos padres y madres llegan a perder la perspectiva del verdadero significado del deporte en estas edades y terminan reduciendo todo al resultado obtenido, a ser el primero y a ganar. Y aquí es donde los aspectos extrínsecos comienzan a ganar importancia. Los chicos y chicas que ganan perciben que cuando logran el triunfo son valorados por todos y sus padres están contentos, y que sin embargo, cuando no lo consiguen, no obtienen ningún reconocimiento e incluso aparecen reproches y acusaciones por no haberse esforzado lo suficiente o no tomarse en serio los entrenamientos y carreras. Y aquí es cuando empiezan los verdaderos problemas.

-¿Qué efectos puede tener esto en los jóvenes ciclistas?

-Desde autoexigirse más todavía y culpabilizarse por sus fracasos, lo que va a hacer que su práctica deportiva sea una experiencia realmente estresante y desagradable, hasta abandonar el ciclismo para escapar de esta situación. La autoestima se ve afectada porque asocian su valía como ciclistas a la consecución de logros, y cuando éstos no se produzcan su valoración personal es desfavorable. El deporte es un medio extraordinario para que los jóvenes se desarrollen física, emocional y socialmente, que un crío se deje la bici pensando que no vale por culpa de los resultados es terrible. Sin duda una desafortunada gestión por parte de quienes le rodean.

-¿Qué opinión le merece los padres y madres que son ciclistas y que “entrenan” a sus hijos?

-En principio, está circunstancia en sí misma no es ni buena ni mala. La clave está en el uso que den a toda la experiencia que tienen y en como entiendan la práctica deportiva de sus hijos. Si los padres quieren ser protagonistas, sus hijos tendrán un problema. Las Escuelas de Ciclismo y los equipos ciclistas disponen de técnicos y directores deportivos titulados que son los responsables de la gestión del grupo de jóvenes y de su formación. Todas aquellas contradicciones entre éstos y los padres podrían convertirse en potenciales fuentes de estrés, generando ansiedad y dando lugar a situaciones en las que el chico o la chica, haga lo que haga, acabará inmerso en un conflicto de lealtades.

-¿Existen casos extremos?

-Por supuesto, como en todo. Hay padres que se convierten en los entrenadores, team mánagers, directores deportivos, representantes y psicólogos nutricionistas de sus hijos. Organizar la vida de éstos orientada al resultado y, con ese nivel de dedicación, hace que los fracasos sean vividos de forma muy negativa, atribuyéndolos al escaso interés de los jóvenes y recordándoles todos los sacrificios que están haciendo por ellos. En el ciclismo, algunos padres están muy flipados. Cuando el hijo mayor ya no puede aguantar más esa dinámica de presión y malos rollos y cuelga la bici, se centran en el mediano, y cuando queman al mediano, continúan con el pequeño. No aprenden. Puede vérseles gritar improperios y humillando en público a sus hijos en cunetas y gradas cuando éstos no ganan, para el asombro y vergüenza del resto de padres y madres, e hinchar el pecho, sin embargo, cuando consiguen el triunfo, como si hubieran ganado ellos.

-¿Frente a estos modelos paternos negativos, cuales habría que poner en valor?

-El de todas aquellas madres y padres que llevan a sus hijos a las carreras para que practiquen su deporte preferido, independientemente del resultado que obtengan, primando la diversión y el disfrute frente a cualquier otra consideración. El de quienes permiten a sus hijos fallar, dado que en el fallo radica la mejora. El de quienes saben cuál es su lugar durante los entrenamientos y competiciones, y confían en los técnicos que los dirigen y forman. El de todos aquellos exciclistas y aficionados a este deporte que respetan el espacio que pertenece exclusivamente a sus hijos, para que éstos disfruten de ese momento único que viven como niños y niñas gracias a la bici, aprendiendo cada uno a su ritmo, relacionándose con otros jóvenes y enfrentándose a obstáculos y dificultades. En definitiva, el de quienes preguntan a sus hijos e hijas al finalizar las carreras si se lo han pasado bien.

*Antonio Moreno @headoftherace es psicólogo de ciclistas y equipos ciclistas en cabezadecarrera.com.

Salida de una prueba de escuelas © Antonio Moreno

6 comentarios

  1. Juan Carlos Bernal

    Buen artículo.. que es eso de Chicas y chicos.. padres y madres..??

  2. Insufrible leer lo de padres y madres, hijos e hijas… Falta meter a los abuelos y abuelas, tíos y tías, pájaros y pájaras…

  3. No me fiaría mucho de alguien que no sabe hablar bien. Despropósito usar padres y madres y acto seguido de los niños. Si sigues la tontería deberías también poner y las niñas. Y así en todo el articuló con el género. Padres y niños, a parte de englobar a todas las niñas y madres, también incluye a los padres y niños, no hace falta seccionarles.

  4. No es ningún despropósito. Se llama lenguaje inclusivo y ojalá todos escriban como él siempre.

  5. toda la razon.. cuanta tontá…

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