Entrevista del diario Deia a Manolo Sáiz

Manolo Sáiz / Foto Deia

Manolo Sáiz / Foto Deia

Alan Laiseka, periodista del diario Deia, entrevista al director deportivo Manolo Sáiz, recientemente absuelto en el juicio de la Operación Puerto.

Al escuchar la sentencia que le absolvía de todos los cargos, lo primero que dijo Manolo Saiz fue que no volvería a hablar de ese asunto. Esa noche no durmió bien, seguramente como todas las de los últimos siete años, desde que en 2006 estallara la operación Puerto. Dice que esa fue la última madrugada en vela, que desde entonces, su sueño es dulce y, sobre todo, digno. Acepta recibir a Deia

en una visita a Bilbao durante esta misma semana. Insiste en que no quiere hablar del juicio ni de los últimos siete años, pero algo dice y otras muchas cosas se guarda.

Tras escuchar la sentencia dijo que no volvería a hablar de la ‘operación Puerto’, pero…

Y no vuelvo a hablar de ello porque hay muchas cosas que me tengo que guardar para mí mismo.

Entonces, se acabó, entierra el tema.

Quisiera, pero no es real. Me han quitado tanto que nunca podré decir que se acabó. Es más fácil hablar de que se olvidó.

¿Puede olvidar?

No soy rencoroso. Recuerdo que desde el primer día que llegué al ciclismo la gente hablaba de una libreta en la que se apuntaba todo para luego pasar la factura. Yo jamás tuve libreta y sigo sin tenerla. Así es más sencillo olvidar.

Antes de que olvide: la sentencia del juicio por la ‘operación Puerto’ no ha dejado contenta a mucha gente, pero a usted le a absuelto de los cargos que se le imputaban, todos ellos contra la salud pública.

Creo que la sentencia, al menos en mi caso, es más contundente. Dice claramente que de ningún modo, ni por las escuchas, ni por la información, ni por las cosas aprehendidas, ni por nada de nada se me puede relacionar con este caso. Por eso digo que es mejor olvidar. Si me pongo a darle vueltas a que no se me puede relacionar con nada de esto, y es lo que dice la sentencia, sería como para salir a la calle con una metralleta.

¿Es lo que desearía hacer ahora?

Solo lo digo en sentido figurado.

Si Manolo Saiz no tiene nada que ver con este asunto, ¿por qué se ha montado todo esto en torno a, entre otras, su figura?

Demasiadas cosas conseguidas para el bien común, ¿no te parece?

¿A qué se refiere?

A que en su momento existía un convenio colectivo con los ciclistas que, por suerte o por desgracia, no se ha modificado desde que yo salí del ciclismo. Cuando llegué a este mundo los equipos tenían que pagar por ir al Tour mientras que en la última negociación que hice no solo nos pagaban ellos a nosotros, sino que se les quitaron las bolsas de avituallamiento o los coches que eran una fuente de ingresos importante para ellos. Esto es algo que, por rencor, no ha podido soportar esta gente. Así que cuando alguien pasaba casualmente por un sitio vieron la oportunidad de clavarle el cuerno.

¿Vieron? ¿Quiénes?

La verdad es que no me molesta que aquellos que sentían rencor hacia mí aprovechasen esa oportunidad, lo digo en serio, lo que me duele es que encontrasen colaboradores en mi propio país.

¿De quiénes habla ahora?

De los innombrables.

La sentencia le absuelve, cierto, pero no lo es menos que refleja también su relación con Eufemiano Fuentes.

Y la tenía, como también la tenía con Ferrari, o con Checcini, o con Van Mol, o con el médico del CSC, o con el del Banesto y tantos otros porque mi mundo es la preparación física y no podemos olvidar que los médicos se estaban metiendo en la preparación física de los ciclistas. Al hacerlo, yo tenía conversaciones con ellos sobre ese tema. Sí, tuve relación con Eufemiano, pero también con muchos otros médicos en el ciclismo, que, a Dios gracias, los ha habido. La parte más castigada de este deporte ha sido la de los últimos tiempos, cuando ha habido médicos de verdad. Nadie se pone a pensar en todos esos años en los que no existían en el ciclismo y hubo cierto libertinaje.

Cuando le detuvieron hace casi siete años, en mayo de 2006, estaba reunido en Madrid con Fuentes.

Vuelvo a repetir, así lo he dicho en el juicio y quiero olvidarlo, que aquel día estaba con Eufemiano para un tema de su hija. Yo estaba en Madrid con mi socio Pablo Antón para ir a la notaría a sellar el acuerdo para construir un centro mundial del ciclismo. Acababa de negociar unas fincas en Cantabria y teníamos muy avanzado lo que iba a ser esa escuela. Yo reconozco que el mundo del ciclismo me ha dado mucho y por eso le devolvía lo que podía. Ese centro era una de esas cosas. Se iba a hacer cerca de Torrelavega, en Cartes, donde íbamos a dar becas a corredores de todos los países del mundo. Todo eso se cargaron.

Han salido muchas cosas sobre usted estos años y muchas de ellas no son buenas.

La gente se cree que una mentira mil veces repetida es una verdad.

¿Qué es mentira?

Todo el mundo cree que Astaná lo creó Vinokourov y no es verdad. Se formó en una reunión particular entre Manolo Piñera, Pablo Antón y Manolo Saiz con el primer ministro kazajo. Sé que ese ejemplo no tiene nada que ver con la operación Puerto, pero lo he puesto porque no quiero hablar de estos siete años. De verdad, para mí tiene que ser una historia olvidada porque si no fuera así tendría que pasar factura a mucha gente y no quiero hacerlo. Es mejor que lo olvide todo, por favor.

Pero todo eso de lo que se habla de aquellos años parece que es real, existió, está ahí.

Mira, es que no hay que hablar ni de que existió ni de que no existió. Nadie le pregunta a Hinault lo que hizo y nadie se lo pregunta a Merckx. Luego, porque hay que preguntárselo a Indurain o a Armstrong o a cualquier otro. Fueron y pasaron. Ya está. Se acabó. ¿Qué quieres revivir? No hay nada que revivir. Olvídalo.

¿Cree que la gente va a olvidar?

El ciclismo es un deporte de libreta y no sé si me dejarán empezar una nueva vida. Normalmente, los fracasados son rencorosos. No sé lo que va a pasar, pero yo sí tengo bien claro que para mí esto empieza de nuevo. La primera noche después de la sentencia no dormí, pero a partir de entonces lo he hecho dignamente.

¿Piensa en volver al ciclismo?

No lo sé. Si se me presenta una oportunidad, estudiaré si es buena o no.

¿Y realmente puede volver?

Cuando me apartaron injustamente yo era uno de los números uno del mundo. El último convenio colectivo lo firmé yo. También el convenio de ética que aún existe. Hay muchísimas cosas mías en el ciclismo de hoy. Que vuelva dependerá mucho de que alguien esté dispuesto a aceptar un proyecto conmigo y que yo entienda que es el adecuado.

¿Y si no vuelve?

Tampoco me como mucho la cabeza con eso.

¿Cree que le van a dejar?

Te vuelvo a decir que todos los fracasados son mediocres y rencorosos. Seguro que si fuese por ellos no volvería porque piensan que les taparía de nuevo.

Son muchos los que piensan que usted ni puede ni debe volver.

Lo que me extraña es que lo digan los que están. Yo no soy más culpable que Riis, Unzue, Madiot, Legay, Holzer o Martinelli (cita nombres al azar). Me sorprende que otros se sientan capacitados para seguir estando y que quieran frenar la entrada de alguien que ha sido igual o mejor que ellos.

¿Qué aportaría usted ahora?

Experiencia. En los siete años que he estado parado está claro que en muchísimas cosas el ciclismo se ha estancado. Por eso ellos saben que si vuelvo les taparé otra vez. Pero como fracasados y mediocres que son les costará más admitirlo.

¿Tiene proyecto para volver?

Lo que tengo son 53 años. Cuando llegué al ciclismo yo tenía una gran ventaja porque podía hablar de tú a tú con ciclistas con los que compartía los mismos gustos. Hace siete años ya me consideraba el padre de muchos de ellos que ahora ya me consideran el abuelo. Con esto quiero decir que si tengo un proyecto lo tengo que ver con los ojos de ese abuelo, no como en aquellos años del inicio. Ahora mi capacidad de lucha es inferior y la sabiduría, mayor, principalmente, porque dicen que de los buenos momentos se disfruta y de los malos se aprende.

¿Qué ha aprendido durante estos siete años?

Mucho. Por eso sé que ahora mi manera de actuar tiene que ser diferente.

¿Que siga hablando de la posibilidad de volver significa que no ha pensado en otra cosa durante todo este tiempo?

Los negocios que he tenido estos años los he cogido en una época de crisis y me han salido mal todos. Ahí he fracasado. Si hago un balance de mi vida, lo mejor que he sabido hacer ha sido lo que he hecho en el ciclismo y mis dos hijos, porque con mi mujer también he fracasado. En el fútbol -estuvo en el Racing de Santander el año pasado- lo pude haber hecho bien, lo mismo que en baloncesto o atletismo, porque el mundo del deporte es algo que puedo dominar a la perfección. Ahora mismo no me importaría volver al mundo del deporte en general y al del ciclismo en particular.

¿Porque cree que tiene algo que demostrar?

No, no supone ninguna obsesión. Manolo puede vivir con 100 euros en el bolsillo para pasar un día o con cinco. No tengo vicios. Por eso cada cosa puede llegar en su momento por sí misma, sin que yo la busque.

Imagínese que mañana se le abren las puertas del ciclismo y vuelve.

Intentaría que mi equipo fuese el número uno del mundo. Esa sería mi ambición. Aquí no estamos acostumbrados, pero en Estados Unidos hay gente que se arruina una vez y vuelve a ser millonaria, cae de nuevo y se levanta otra vez. Si algún día regreso, que nadie dude de que será para volver a crear el mejor equipo del mundo.

¿Dice la gente que este es otro ciclismo? 2.0 le llaman.

Eso son chorradas. Lo que ha cambiado es que antes había un macrociclismo donde se valoraba a los grandes campeones y ahora existe un microciclismo particular, de pequeñas capillas, donde cada uno valora el suyo y Twitter y esas cosas son sus herramientas. Será por eso que lo llaman ciclismo 2.0.

También por la excelencia en los métodos de preparación.

Vamos a ver. Nosotros éramos mejores que los de la época de Hinault; los de la época de Hinault eran mejores que los de la de Merckx; los de la de Merckx, mejores que los de la de Anquetil… Por lógica y ley natural este tiene que ser mejor ciclismo que el de hace 10 años. Si hace una década el mejor equipo del mundo se gastaba 10 millones de euros y el de ahora, el Sky, 30, está claro que esa diferencia se tiene que notar en algo.

Este ciclismo, entonces, es mejor que el de su época.

Pero no creo que sea algo de lo que presumir. Si el ciclismo fuese peor que el de antes sería para hacérselo mirar.

¿Usted podría ahora sacar un equipo mejor que el de la Once?

La Once siempre será especial y nunca podrá existir un equipo tan bueno como aquel. Entiendo que hubo una vivencia tan particular dentro de ese equipo que sería inimaginable repetirlo. Es más, si yo volviese al ciclismo para hacer lo que hice con la Once, me estaría equivocando totalmente. Si vuelvo, tengo que pensar en otra cosa diferente.

El Sky ocupa hoy el lugar de la Once.

El Sky es el mejor equipo del mundo porque es el que mejor hace las cosas. Han invertido dinero, han sabido modernizar el ciclismo y trasmitir imagen. Es el ejemplo a seguir.

¿Qué haría para convertir a Euskaltel-Euskadi en un equipo mejor?

«Euskaltel-Euskadi necesita tiempo para adaptarse a este cambio y que el proyecto crezca y coja de nuevo solera»

«Si volviese para hacer lo que hice con la Once, me estaría equivocando; tendría que pensar en otro equipo diferente

Yo sé que mantenéis en Euskadi una discusión muy gorda de lo que ha sido la filosofía de Euskaltel y lo que es ahora. Creo que el equipo tenía que evolucionar y tiene que seguir evolucionando sin olvidar sus raíces. No quiero que se me malinterprete porque lo digo con mucho cariño, pero aquí en Euskadi hay dos millones y medio de boinas. Hay que salir, hay que abrirse lo mismo que se abren las empresas a Europa y al mundo. Euskaltel necesita tiempo para adaptarse a ese cambio y que el proyecto crezca y coja de nuevo solera. Pero en todo este proceso hay que ser sensatos y serios.

¿Qué quiere decir?

Que Laiseka solo hay uno.

¿Cómo?

Que Laiseka ha sido un gran ejemplo. Como lo fueron David (Etxebarria), Galdeano (Igor) o Beloki. Luego, es muy difícil que salgan ese tipo de corredores y cuando salen hay que aprovecharlos.

El ciclismo vasco no vive su mejor momento.

Uno tiene que admitir el nivel que le da las posibilidades de su tierra, en este caso este país, el vasco. Por diferentes razones, los ciclistas buenos del Tour de Francia salen del centro de España, pero eso no quiere decir que no puedan salir ciclistas vascos extraordinarios para muchas otras cosas. Quizás los ciclistas vascos tienen que dejar de soñar tanto con el Tour y hacerlo más con el Giro por climatología, orografía o características de la carrera. De todas maneras, Euskadi se tiene que sentir orgullosa de sus ciclistas, sus carreras y su afición. Pocas zonas del mundo pueden decir eso.

Usted conoce bien el ciclismo vasco, ¿se ve trabajando aquí?

He trabajado toda mi vida aquí. Siempre he estado rodeado de ciclistas vascos. Desde Marino en 1990 hasta el año 2003, el último de la Once, en el que tenía a Beloki, Galdeano, David y más. Euskadi es mi casa o, al menos, lo siento así.

¿Tendría hueco en Euskaltel?

Te voy a ser directo. El sueño de Euskaltel fue el sueño del señor Pradera. Cuando se hizo el equipo se impuso la norma de que todos los ciclistas tenían que ser de Euskadi pero no así el cuerpo técnico porque el deseo de Pradera era que yo viniese a dirigir el Equipo Euskadi. Así me lo dijo él. De hecho, la Once tuvo mucho que ver con la creación del Euskadi.

¿Queda algo en el ciclismo de hoy que reconozca como suyo?

Por desgracia, el convenio colectivo de ciclista que nadie ha sabido mejorar.

¿Quiere decir eso que el ciclismo no ha evolucionado?

Sí lo ha hecho, todo evoluciona. Debe ser así.

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