Erik Dekker, el último neerlandés en la Amstel

Ángel Olmedo Jiménez / Ciclo 21

La Amstel Gold Race, una de esas clásicas “menores” (si se permite), es una prueba que cuenta con una importante tradición desde que comenzó a disputarse en 1966, edición en la que el francés Jean Stablinski obtuvo la primera victoria.

No obstante, desde aquella fecha, el dominio de la cita ha sido predominantemente holandés y belga. No en vano, los neerlandeses son que pueden alardear de un mayor número de triunfos (17, de los cuales Jan Raas firma cinco, erigiéndose el dueño y señor histórico de la Amstel), seguidos por los belgas (con 12 entorchados).

Pero si bien la parroquia belga ha podido vibrar de la Amstel durante esta última década (con los triunfos de Gilbert en 2010, 2011 y 2014, además de los dos segundos puestos de Jelle Vanendert en 2012 y 2014), los tulipanes se tienen que remontar hasta 2001 para recuperar la imagen de un compatriota levantando los brazos (cierto es que han disparado, en lo que llevamos de milenio, en varias ocasiones al palo: cuatro veces Boogerd en 2000 y de 2003 a 2005 y una más Kroon en 2009. Y ello sin olvidar los dos terceros puestos de Boogerd, 2002 y 2006, y uno adicional de Gesink en 2009).

El trazado de la prueba, que se caracteriza por los diversos muros que jalonan su transitar, ha sufrido diversas modificaciones y su hito principal y las más de las veces decisorio, el ascenso del Cauberg, ha asumido un papel más preponderante desde que, en 2013, y con vista la experiencia acontecida en la disputa del Mundial (que acabaría venciendo Gilbert), la organización decidió que su coronara a menos de dos kilómetros de la línea de meta, ofreciendo una posibilidad más que clara al ciclista que se distanciase unos metros para alcanzar el premio de la primera posición al final.

Dekker y Armstrong

Dekker y Armstrong

La edición de 2001 es la trigésimo sexta de la Amstel y se disputó el 28 de abril de 2001, con el menú clásico de muros, cortos pero duros, y un total de 257 kilómetros. La consustancial dureza de la carrera se refleja en el hecho de que de los 190 hombres que tomaron la salida en Maastricht, tan solo 37 pudieron atravesar la línea de meta.

La historia del ganador, y protagonista de nuestro recuerdo de hoy, Erik Dekker (1970, Hoogeveen), se ve vinculada a la estructura del Rabobank (donde se desempeñó desde 1996 hasta 2006, habiendo pasado antes por Buckler, Wordperfect y Novell), siendo un hombre ya muy conocido en el pelotón internacional.

Dekker había cosechado un total de tres etapas en el Tour de Francia del año 2000, además de llevarse el Eneco, la Clásica de San Sebastián y el campeonato nacional contra el crono. Había sido el año de explosión del hombre que, en 1992, se llevó la plata olímpica, que, dos años más tarde, vencía en una etapa de la Vuelta al País Vasco y que, en 1997, se presentaba como un corredor importante, al imponerse en la, entonces, Vuelta a los Países Bajos.

El día amaneció bastante lluvioso y ventoso y ello, como es habitual, motivó que los ciclistas se mostraran conservadores, de cara a la larguísima y dura jornada que se les avecinaba. El primer aventurero fue Andrei Tchmil quien, cuando apenas se habían cubierto, unos 50 kilómetros, se lanzó en solitario en busca de la fuga buena. Pronto, una docena de hombres se unió al ciclista nacionalizado belga, conformando un grupo con nombres de talla y calidad como Paolini, Bettini, Fred Rodriguez, Hincapie, Petito o Kessler. Gracias al buen entendimiento del colectivo, su ventaja llegó a cifrarse en más de ocho minutos.

La esperanza de los hombres de la escapada se frustró cuando aún restaban más de 50 kilómetros para la línea de meta, gracias al fuerte trabajo de Rabobank, que confiaba en las oportunidades de Boogerd, el jefe de filas del equipo y al que la presencia de Kroon en el grupo cabecero no le permitía afianzar sus opciones.

El podio de 2001

El podio de 2001

La carrera, sin embargo, comenzó a moverse y fue, nada más y nada menos que el dos veces campeón del Tour de Francia, Lance Armstrong, el que, con sendos ataques, puso en jaque a todo el pelotón. Solo Mazzoleni consiguió aguantar su rueda cuando, restando unos 40 kilómetros, el texano imprimía un fortísimo ritmo en la cabeza.

Rabobank, nuevamente, se vio obligado a trabajar pero, en el muro de Loorberg, Dekker asumió la responsabilidad de la caza en primera persona, demarrando del grupo y acercándose al dúo fugado. No fue sencillo para el holandés tomar contacto con los hombres de US Postal y Vini Caldirola, pues hasta que faltan 28 kilómetros, el de Rabobank no conseguía unirse a ellos.

Aún quedaban varios muros por delante pero todo indicaba que la victoria estaba entre los tres hombres destacados. En el Keutenberg, Armstrong volvió a atacar y su vigoroso empuje hizo que el italiano se quedara en la estacada. Dekker, que se había mostrado remiso a colaborar con el estadounidense, supo leer la carrera y ver que ése era el momento definitivo (y ello a pesar de que su director, De Rooy, le imponía no colaborar con Armstrong, más confiado en las posibilidades de Boogerd, que venía por detrás, a poco más de un minuto).

En el Cauberg, Armstrong ofreció un nuevo ataque durísimo que tuvo a Dekker en las cuerdas, llegando a perder su rueda. No obstante, con constancia y tesón, el holandés pudo recuperarse y llegar a la altura del hombre del US Postal. Coronado Cauberg, solo restaba una dificultad, el Geulhemmberg, donde no hubo ningún movimiento. Por detrás, del grupo en el que no se organizaba la persecución, saltó el hombre del Lotto Serge Baguet, lo que le serviría para auparse en el inferior de los cajones del pódium.

Líder en Lombardía

Líder en Lombardía

Llegados al último kilómetro, los dos escapados se controlaban y vigilaban. A 500 metros de meta, Dekker trató de frenarse para que Armstrong se pusiera por delante, pero el norteamericano, consciente de su menor punta de velocidad, no picó.

A 250 metros, el holandés decidió lanzar el sprint y su fortaleza se demostró ya que Armstrong no pudo contestar a su avance. Satisfecho, Dekker alzaba sus brazos en Maastricht, haciendo buenas sus predicciones y demostrando a su director que tenía capacidad en sus piernas para cosechar este gran triunfo.

No era la primera vez que Armstrong se veía vencido en un sprint final a dos por un holandés. Ya en 1999, Boogerd le había arrebatado su día de gloria en la Amstel en idénticas circunstancias.

Fruto de su buen año, en 2001, Dekker consiguió hacerse, también, con el título de la Copa del Mundo, siendo el segundo el ranking de la UCI.

Tras el abandono de la práctica profesional competitiva, Dekker, que ha desarrollado tareas de director deportivo en el LottoNL Jumbo, se vio sacudido por la confesión de Boogerd relativa a que, en la estructura de Rabobank, funcionaba una cultura de dopaje sistematizada desde 1996 hasta 2012. Erik Dekker nunca manifestó su opinión al respecto.

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