Fabian Cancellara: “Mi objetivo para 2016 es hacer historia”

Cancellara_Alfas del Pi

Fabian Cancellara no oculta que su gran objetivo es hacer historia en las clásicas de primavera

Nicolas Van Looy / Ciclo21

En todos los deportes existen. Son ellos y, en realidad, nadie sabría explicar a ciencia cierta porqué tienen esa cualidad. O esa imagen. Casi siempre, claro, su figura viene precedida y avalada por su palmarés, pero hay algo más. Algo intangible. Cuando se acerca por el hall del hotel en el que está concentrado, junto al resto de su equipo, en la localidad alicantina de l’Alfàs del Pi, Fabian Cancellara rezuma ese ‘algo’. Tiene, a estas alturas del año, un aire cool y despreocupado que esconde a la perfección al animal competitivo y ciclista perfeccionista que se nos desvelará durante la próxima media hora de charla. Es, uno se da cuenta por la manera en que el resto de huéspedes del hotel lo miran, un componente destacado de esa tribu de elegidos. De, en resumen, iconos del deporte.

Espartaco, uno de los varios apodos con los que se le ha bautizado en el ciclismo –y el que más le gusta–, llega directo desde el masaje después de su sesión matutina de entrenamiento. Cuando se sienta para atender, en exclusiva, a Ciclo 21, lo hace con aire algo cansado. Afronta su año de despedida del ciclismo profesional y el periodista es consciente de que el suizo habrá contestado ya una y mil veces a las mismas preguntas. Formuladas igual o de manera distinta. En varios idiomas. Pero, al final del capítulo, el corredor no puede ocultar que la situación comienza a fatigarle. Pese a todo, se muestra interesado y sonriente. “Ya ni sé cuántos años llevamos viniendo aquí”, me dice cuando le pregunto si no tiene una sensación de deja vu en esta época del año después de 16 años en el pelotón profesional. Tampoco se muestra entusiasmado sobre el tiempo que lleva concentrado. “No lo sé. La verdad es que prefiero no contar los días”. Lo dice taciturno. Luego nos dirá que, físicamente, se siente capaz de seguir un par de años más, pero que es la cabeza la que le pide parar. Todo cobra sentido con ello. A veces, los pensamientos, las ausencias y la distancia de los seres queridos pueden pesar más que las propias piernas.

-Cuando anunció que dejaría la competición al finalizar la presente temporada, su decisión causó una gran conmoción. Era como si nadie la esperara todavía.

-Sí, efectivamente. Y es algo que me sorprendió. Pensé que era algo extraño porque creía que no era ningún secreto que iba a colgar la bicicleta al terminar 2016. Hace mucho tiempo que lo tenía decidido, pero al parecer nadie lo había entendido de esa forma.

-Tom Boonen se resiste a anunciar de manera definitiva su fecha para colgar la bicicleta. Dice el belga que, si supiese con certeza que este va a ser su último año, no podría concentrarse de la misma manera.

-Él vive en su mundo y yo en el mío. Yo digo, con absoluta seguridad, que este va a ser mi último año, pero eso no me resta nada a la hora de prepararme para mis grandes objetivos ni en la motivación con la que los enfrento. Físicamente, todavía podría seguir un par de años más, pero mentalmente empiezo a estar cansado. Ya lo he dicho en alguna ocasión: el ciclismo no lo es todo en mi vida.

-Dice que no le falta la motivación, ¿qué es lo que más le motiva de cara a 2016?

-He ganado todas las carreras para las que alguna vez me he preparado a conciencia. Eso aporta mucha tranquilidad mental. Pero, de la misma manera, quiero poder hacer historia. Si no lo consigo, tampoco me sentiré decepcionado. Seguramente, cuando haga el repaso completo a mi carrera deportiva una vez haya terminado, la falta de un mundial dolerá más que una última temporada sin victorias.

-Imagino que cuando habla de hacer historia, está pensando en Flandes y Roubaix.

-Hacer historia siempre es ganar. Efectivamente, tengo opciones de conseguir entrar en los libros de historia y tengo la fortuna de poder hacerlo peleando por conseguir mis objetivos normales. Quiero decir que no necesito ir a otras carreras o prepararme de una forma distinta a otras temporadas. Por ello, puedo conseguirlo, efectivamente, centrándome en mis propios objetivos.

-Su palmarés es realmente extenso y con victorias en algunas de las carreras más importantes del calendario. ¿Cuál ha sido su mejor día sobre la bicicleta?

-Sin duda, el mejor día que he tenido sobre la bicicleta fue en la Vuelta a Flandes de 2013. Ese día todo fue perfecto, pero he de decir que para mí es muy complicado decantarme por un día en concreto porque, cada uno por un motivo, han sido muchas las victorias importantes que he conseguido.

-Si nos ceñimos al año pasado, ¿le dolió más la caída en el E3 Harelbeke que le dejó sin clásicas o la de Amberes que le dejó sin el amarillo del Tour?

-No, no creo que fuesen los momentos más complicados de mi carrera. Las caídas de la Vuelta a Flandes y los Juegos Olímpicos, ambas en 2012, fueron las que más me dolieron. Al menos, fueron las peores a nivel mental. Sí que es verdad, sin embargo, que la caída del año pasado en el Tour de Francia, fue mucho más dolorosa a nivel físico porque, además, me mantuvo fuera de la carretera mucho más tiempo.

¿Influyó alguna de las dos de manera decisiva en su decisión de retirarse?

-¡No, en absoluto! No tuvieron nada que ver en la toma de la decisión. Como ya te he comentado antes, es algo que decidí hace ya tiempo y en ese momento ya lo tenía claro.

-Dicen que los triunfos son tan grandes como los rivales ante los que se consiguen. Su némesis en las clásicas ha sido, sin duda Tom Boonen y en las contrarreloj ha tenido varios grandes nombres frente a usted. ¿Quién es el rival que cree que ha marcado su época?

-¡Uf, esa es una pregunta difícil! Tony Martin y Tom han sido mis grandes rivales en las dos disciplinas en las que mejores prestaciones he podido tener. Pero, sobre todo, independientemente de mis rivales, mis grandes retos siempre fueron alcanzar mis propios objetivos. Para conseguirlo, claro que tuve que pelear con ellos y con otros muchos. Siempre hubo corredores que, en ciertos momentos o en ciertas carreras, se convirtieron en mis mayores rivales, pero ellos dos sí que pueden haber marcado una época en lo que se refiere a grandes duelos personales.

-Si consigue hacer historia y ganar Flandes y Roubaix, ¿se plantearía el dejar la bicicleta subido a lo más alto del podio del velódromo?

-[Se queda pensativo durante unos segundos] No lo sé. La verdad es que no es lo que tengo planeado porque tengo más planes después de esas carreras.

-Hablaba antes de que le dolerá la falta de un mundial en su palmarés y ahora me dice que tiene planes más allá de las clásicas de primavera. ¿Qué me dice de los Juegos Olímpicos? No parece que los de Río se adapten a un corredor de sus características.

-No tengo planes concretos para lo que suceda después de las clásicas. Mi prioridad ahora mismo es la primavera y, la verdad, es que no he mirado lo que hay después. Sinceramente, no es algo que ahora mismo esté entre mis prioridades porque tengo mucho trabajo y mucho en lo que concentrarme para tener una buena temporada de clásicas. Pensar ahora en los Juegos o en el Tour de Francia… ¡está demasiado lejos! Debo de trabajar por objetivos concretos. El primero, es seguir construyendo un buen estado de forma, que es en lo que estoy ahora. Después, llegará el momento de atacar esos retos. Luego, ya veremos qué pasa.

-¿Qué piensa que le ha aportado usted al ciclismo?

-[Por primera y única vez en la entrevista, se muestra dubitativo] ¡Uf! ¿Qué le he dado al ciclismo? Pues creo que he aportado grandes momentos. Grandes victorias. He intentado mostrar el ciclismo desde una perspectiva un poco distinta. Desde el lado más positivo. [Se ríe, algo ruborizado] ¡No lo sé, pregúntaselo a la gente, no a mí!

-¿Qué le ha enseñado el ciclismo a usted?

-He aprendido muchísimo. El ciclismo es una experiencia vital. Una escuela de vida. ¡He aprendido tantas cosas! Pero, creo que lo principal que me ha enseñado el ciclismo es a afrontar cierto tipo de situaciones. A saber asimilar mucho mejor los momentos buenos y malos de la vida. Eso es algo maravilloso. También tengo un pasado único. Algo estupendo y creo que eso, cuando piense en ello dentro de unos años, será precioso. Ahora, estoy ansioso por abrir el próximo capítulo de mi vida y poner todo eso que he aprendido en práctica desde otro punto de vista.

Fabian Cancellara_2016

Cancellara, durante su charla con Ciclo 21

-A usted lo han llamado ‘Espartaco’, ‘El Expreso de Berna’, ‘El Oso de Berna’, ¿hay alguno de esos apodos que le guste más que otro?

-Creo que el que más me gusta es ‘Espartaco’. Seguramente sea el que más se ha utilizado y el que, de alguna manera, mejor refleja el motivo por el que me lo pusieron.

-El Giro de Italia es la única carrera de tres semanas en la que no ha ganado una etapa y, sobre todo, no ha llevado el maillot de líder. Este año, comienza con un prólogo ¿No le motiva intentarlo en su último año?

-He corrido allí dos veces, pero el problema es que nunca ha terminado de encajar bien en mi calendario de carreras. Ese es el problema con esa carrera. Sí, claro que hemos pensado en ello, pero no nos hemos puesto a plantearnos escenarios alternativos a mi plan habitual. Dicho esto, te diré que, efectivamente, Luca Guercilena ya ha mencionado esa opción y, por lo tanto, es evidente que no lo hemos descartado. Pero nada más. No hay nada concreto.

-Cuando comenzó su carrera deportiva, ¿qué corredor era su modelo a seguir?

-Sin duda, Miguel Indurain. Él era el corredor que más me impresionaba y al que más me quería parecer, pero desde entonces las cosas han cambiado mucho, como se ha podido comprobar.

-¿Quiere eso decir que cuando comenzó su carrera, su objetivo era ser un buen corredor de grandes vueltas?

-Sí, efectivamente. Por supuesto que siempre veía las clásicas, pero el Giro y el Tour eran las carreras que más me gustaba ver y en las que quería destacar y tener un papel relevante. Pero muy pronto me di cuenta de que mi camino no me iba a llevar por la ruta de las grandes vueltas.

-“La París-Roubaix es una mierda”. Algo así habló Bernard Hinault después de ganar una vez el Infierno del Norte. Usted también dijo que, al principio, la odiaba…

-¡Sí, sí! Así era. La odiaba porque al principio la enfocaba con una mentalidad equivocada.

-Lo que quería preguntarle es ¿cómo se da ese paso del odio al amor?

-Porque se convirtió en un reto. Quería ser competitivo en ella. No quería fallar de nuevo y me dije a mí mismo que volvería y que ese reto no iba a poder conmigo. De esta manera conseguí entender la prueba y afrontarla con la mentalidad adecuada. ¡Y no me han salido mal las cosas!

-Llevamos ya varios años catalogándole como uno de los grandes clasicómanos de la historia, pero usted ha ganado cuatro mundiales contrarreloj. ¿Qué significan ahora sus cuatro mundiales contrarreloj?

-Sí, a veces yo mismo me olvido de eso y de lo que realmente conseguí en la especialidad de contrarreloj, pero luego te das cuenta de que, efectivamente, gané cuatro veces el mundial. Pero ya en aquel momento dije que, poco a poco, había acabado perdiendo la motivación por ello. Hay que estar muy concentrado y realmente centrarse en ello porque la contrarreloj es una especialidad muy específica que requiere de una enorme preparación. Al final, encontré el camino hacia las clásicas. ¡El buen camino! [ríe].

-Ha dicho que quiere hacer historia, pero con esos cuatro mundiales ya la hizo. ¿Es importante para usted que ningún otro corredor alcance ese récord?

-La historia es algo que yo no voy a poder cambiar. Cualquiera puede venir y reescribirla. ¡Claro que es bonito estar en los libros con ese récord!, pero si alguien viene y me lo quita… esto es deporte y todo debe de girar alrededor del deporte, no alrededor de mi persona.

-Sobre el intento sobre el récord de la hora…

-[Con gesto aburrido y voz de ruego] Por favor, ¡no me preguntéis más por eso!

-Le entiendo, pero me gustaría que me diga si lo tiene completa y absolutamente descartado.

-No está en mi planificación, ni en mi cabeza, ni en mi calendario.

-No vamos a verle, por lo tanto, retirarse como su ex compañero Jens Voigt.

-[Ríe a carcajadas] No, esa no será mi prueba de despedida. Seguro que no.

-¿Tiene pensado cómo será o cómo le gustaría que fuese esa última carrera?

-No. Estamos trabajando un poco en ello, eso es cierto, pero todavía no ha llegado el momento en el que eso sea una prioridad. Tenemos varios escenarios en mente, pero no es algo que me preocupe ahora lo más mínimo. Ahora, lo que quiero es centrarme en tener un buen año, pasármelo bien sobre la bici y conseguir mis objetivos más cercanos.

-Pensando en los próximos años, ¿qué corredores cree que podrán protagonizar los duelos que usted mantenía con Boonen?

-Eso lo van a tener que decidir los propios fans. ¡Ojo! Yo sigo aquí y estoy muy motivado por hacer cosas importantes este año. Pero, de cara a los próximos años, tenemos muchos nombres que pueden marcar una gran rivalidad como Kristoff, Vanmarcke, Sagan, Degenkolb… Ellos son la nueva generación y son ellos, además de los fans, los que deben de demostrar quiénes van a protagonizar las nuevas batallas.

-¿Ya tiene decidido su calendario para esta primera parte de la temporada?

-Sí, no puedo entrar al detalle en él porque no es oficial y durante estos días todavía podemos introducir algún cambio, pero va a ser muy similar al de temporadas anteriores porque los objetivos son los mismos, destacando, por supuesto, Flandes y Roubaix entre todos ellos.

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