Geraint Thomas, el triunfo de un modelo

Thomas con la bandera de Gales © ASO

“Durante años he estado trabajando duro esperando a que llegara el éxito. Todo ese esfuerzo se ha visto recompensado hoy”. Lo decía Geraint Thomas luciendo el maillot amarillo que le distinguía como ganador del Tour de Francia 2018. Era una tarde de domingo en los Campos Elíseos. “El mejor momento de mi vida”.



El triunfo de Thomas es el triunfo de un modelo, el implantado por la escuela ciclista británica hace ya tres lustros que dominó el ciclismo en pista durante dos ciclos olímpicos y se ha sublimado en la carretera con Sky, ganador de seis de los siete últimos Tours de Francia con tres ciclistas distintos. El galés estrenó en 2004 junto a Mark Cavendish y otros tres ciclistas de distinta suerte los míticos apartamentos de Manchester y la Toscana italiana en la cual los jóvenes talentos del pedal británicos aprenden a convivir y a ser ciclistas. Desde entonces ha evolucionado bajo la tutela de Rod Ellingworth, Dave Brailsford y compañía. Con la selección de pista de Gran Bretaña fue campeón europeo, mundial y olímpico de persecución por equipos. Con Sky ha alcanzado la victoria con la que sueña cualquier ciclista.

Geraint Thomas (1986, Cardiff, Gales, Reino Unido), sin embargo, no conoció el Tour de Francia dentro del núcleo de los técnicos británicos sino con el modesto equipo sudafricano Barloworld con el cual hizo sus primeros pinitos en el ciclismo profesional de carretera. En 2007 la Grande Boucle comenzó desde Londres y el conjunto dirigido por Claudio Corti quiso utilizar como atracción para el público inglés a quien entonces era un neo de 21 años recién cumplidos y carrillos mullidos. Fueron tres semanas muy exigentes para Thomas, que acabó el penúltimo de la general después de haber recorrido las etapas de montaña “solo, acompañado únicamente por una moto de policía”.

Thomas en el E3 2015 © Sky

Mucho ha sucedido en su vida deportiva desde entonces. Desde que se incorporó a Sky en 2010, su carrera ha estado marcada por tres denominadores. Uno: el motor y el talento aderezados con chispas de clase que le permitían destacar en cualquier tipo de carrera, desde las clásicas de pavé hasta las rondas de una semana como París-Niza o Critérium du Dauphiné que adornan su palmarés. Dos: su capacidad de trabajo, que le convirtieron en un valiosísimo y polivalente gregario capaz de terminar un Tour de Francia (2013) con la pelvis rota con tal de aportar al equipo. Tres: las caídas que impedían que expresara sus posibilidades cada vez que recibía la oportunidad de ser líder.

En este Tour de Francia, Thomas ha tenido la virtud de no sufrir un solo infortunio de importancia y de no ceder un solo segundo con sus rivales directos hasta las etapas conclusivas, cuando su triunfo estaba ya sellado. Parapetado tras un excelente Sky, que una vez más logró controlar la carrera con eficiencia, no perdió tiempo en ninguna etapa de la primera semana e incluso se preocupó de sumar bonificaciones. Confirmó la seriedad de su candidatura al triunfo final con dos victorias consecutivas en los finales en alto de La Rosière y Alpe d’Huez y la mantuvo sin apuros en los Pirineos. Pudo haberse impuesto, también, en la crono final de Ezpeleta: no lo hizo porque levantó el pie para regalarle el triunfo a su compañero Chris Froome, que sin embargo lo perdió ante Tom Dumoulin (Sunweb), meritorio segundo clasificado en la general final. No necesitaba el galés de una tercera victoria de etapa para acreditar la grandeza de su mes de julio y de su modelo de ciclismo.

Los tres mejores © Sky

En el podio de París, tan emocionado estaba Thomas como Chris Froome, que ocupó el tercer cajón. “Ha sido fantástico compartir podio con Geraint. Hemos sido compañeros de equipo y amigos durante 10 años. Tenemos tanta historia juntos…” No fue, pues, un papel secundario amargo para el ganador de cuatro Tours de Francia, que a sus 33 años puede haber perdido así su oportunidad de sumar un quinto éxito que le hubiera colocado entre los mejores de siempre en la Grande Boucle.

Tampoco Dumoulin parecía triste por haberse quedado a 1’51” del maillot amarillo. “No tengo nada que lamentar porque ha ganado el mejor”, aseveró con una sonrisa. “Geraint Thomas merece este Tour de Francia”, informa el Tour.

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