Giro de Italia: Landa, las oportunidades no son eternas

Mikel Landa atacando en la Lieja-Bastoña-Lieja 2022 © A.S.O. / Gautier Demouveaux

Hace tiempo escribí, y lo sigo pensando, que Mikel Landa nunca ganaría una gran vuelta, pero que uno tenga ese pensamiento, no significa que, cada vez que el vasco se postula a una gran vuelta, como en este Giro 2022, la curiosidad llama a nuestra puerta. Así estamos los días previos a que la carrera baje el telón en la capital húngara, con pocas certidumbres sobre el rendimiento de un corredor que, estadística en mano, justifica su caché.

Si miramos atrás, desde 2015, desde aquella explosión entre Aru y Contador, Mikel Landa se ha hecho acreedor de no pocas plazas de honor en las grandes que ha corrido, cimentando datos que deben sustentar lo bueno que tiene para aspirar al Giro 2022. Ya recordaréis que fue tercero en aquella edición, sigo pensando que si Astana hubiera sido más inteligente podría haber puesto en las más problemas a Contador.

Desde entonces ha estado cerca varias veces de entrar en el podio, la más escandalosa aquella ocasión en la que Bardet le dejó fuera por segundos, después incluso de trabajar para Froome. En otras la cosa fue diferente, desde la edición de Giro que le tocó plegarse a los movimientos y fortaleza de Carapaz al Tour que acabó fuera del podio, desplazado por Richie Porte y un corte en la primera semana

Esas dos cuartas plazas no quedan tan lejos: a tres y dos años, respectivamente

Con ello, quiero decir que Mikel Landa, estadísticamente hablando, no es un ciclista que esté tan lejos de los mejores o que no pueda optar a un premio gordo. La historia está llena de ejemplos de corredores que, tras varios años estando ahí, dan un día el salto. El problema de Mikel Landa para este Giro 2022 es más de percepción de un ciclista de esos a los que siempre le pasa algo.

Puedes leer el artículo completo en El Cuaderno de Joan Seguidor

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