Hasta siempre Hoogerheide, nos vemos en Tabor

Nys, Stybar y Pauwels

Nys, Stybar y Pauwels

Tardaremos mucho tiempo en olvidar el Mundial de ciclocross de Hoogerheide, con uno de los duelos más bonitos vividos nunca en un Campeonato, entre el sempiterno Sven Nys y el recuperado ‘carretero’ Zdenek Stybar -¿no podría hacer lo mismo Lars Boom?-. Y eso que a los dos, según se hartaron de decir, les daba lo mismo ganar y que salían sin ninguna presión. En todo caso, ya nos estamos frotando las manos con la revancha dentro de un año: porque no creemos que Stybar no defienda el título en casa y porque Nys aún tiene cuerda para rato a pesar de los 37 tacos y sigue siendo la baza más sólida de su país ante la desconcertante irregularidad de Niels Albert.

Un Mundial que parecía bastante prometedor para los anfitriones pero que se saldó con solo dos medallas: el séptimo oro de ‘SuperMarianne’ Vos –todo lo que se diga de esta mujer es poco- y el bronce de Mathieu Van der Poel que en un mal día tuvo la casta y el orgullo de luchar con uñas y dientes por una plaza en el podio que parecía perdida, algo que no pudo hacer Lars Van der Haar, demasiado nervioso, lo que le costaría un bronce que debió haber asegurado corriendo con más cabeza. Y un Mundial que ratificó el enésimo dominio belga: cuatro de los cinco primeros élites, aun sin el oro, idéntica presencia en el top cinco de los sub23 –aquí fue el bronce lo que se escapó- y triplete en juniors. La esporádica aparición de talentos de otras naciones no eclipsa el dominio belga, cuyo futuro rey asomó –y no precisamente con timidez- en Hoogerheide: Wout Van Aert.

Hasta que llegue ese momento de la revancha en Tabor, nos entretendremos con la Copa del Mundo, a partir de octubre, cuyas siete sedes se anunciaron este fin de semana… a la espera de confirmar si habrá o no una octava prueba, la esperada apuesta de Las Vegas y el pujante ciclocross norteamericano. Un paso trascendental, y necesario, que está costando demasiado dar. Entre las siete ya determinadas, predominio belga (tres carreras) y neerlandés (dos), con una curiosa inclusión británica y ausencias de distinto tipo: lógica la checa, al ser el Mundial en aquel país, inesperada la italiana –aunque Roma no guste hay otras sedes-, y triste la española, con Igorre definitivamente fuera no sólo de la Copa del Mundo, sino del calendario internacional… y por lo que se oye por ahí, incluso podría dejar de celebrarse. Demasiado doloroso para ser verdad. Volviendo a Tabor, éste será su tercer Mundial en lo que va de siglo, lo mismo que Hoogerheide acogió este fin de semana su segundo, y que Heusden-Zolder también repetirá en 2016. ¿No hay nuevas sedes o más vale lo viejo conocido que lo nuevo por conocer, tras la experiencia agridulce de Louisville.

Y en estos meses que faltan, una reflexión para ese próximo Mundial. ¿Por qué no se da el paso para incluir la categoría junior femenina en el programa de los Campeonatos? Se trata de la única modalidad ciclista –junto al trial, aunque en este caso es por escasez de practicantes- que no reconoce este título. Y la experiencia piloto del Europeo, con una clase ‘espoir’ que englobaba juveniles y sub23 fue bastante positiva.

Uluru, el blog de Luis Román-Mendoza

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